Cuando Sheldon Cooper, de la serie The Big Bang Theory, le pidió a Amy que firmara un contrato para poder convertirse en su pareja, todos pensaron que no podía haber nada menos romántico y alocado que eso.
Sin embargo, cuando se habla con los especialistas sobre lo que deberían hacer las parejas para conseguir tener una relación longeva que los mantenga juntos hasta la vejez, la mayoría recomienda que se lleguen acuerdos, que estos se cumplan y se dialoguen si necesitan ser modificados.
No tiene que ser necesariamente un tratado de más de 100 páginas, con firma, huella dactilar y todas las minucias que pedía el neurótico Sheldon, pero entre más claras sean las reglas de juego y la comunicación, más fuerte será la relación.
“Lo recomendable es que la relación, como proyecto de pareja, tenga sesiones cada seis mese, con sus respectivas actas, para que a futuro se puedan reconsiderar los acuerdos o decisiones que se vayan tomando en función de cada ciclo de la relación”, comenta Edinson Pasmiño, experto en parejas y terapeuta sexual.
Según él, estas reuniones permiten ver a tiempo los problemas, hacerle seguimiento a las situaciones. Pero es usual que las personas no lo hagan y se confíen, “porque creen que se casaron y ya, ‘vamos para adelante’. Y la verdad es que, como proyecto de pareja, es esencial establecer estas reuniones para lograr que los conflictos, que siempre aparecerán, tengan el menor impacto”.
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Metas en pareja claras y estrategias comunicativas prudentes y respetuosas, esenciales para tener éxito.
Acuerdos negociables e innegociables
Según la psicóloga clínica, Paula Dávila, hay pilares innegociables (que no pueden faltar) en la relación, como el respeto, la confianza, el amor y por supuesto la sexualidad. Cada cualdebe hacer una lista mental y seria de sus innegociables, para luego no cargar con el resentimiento de lo no dicho y lo no confesado. Por ejemplo, las parejas que traen hijos de uniones previas, tendrán que pactar que límites no traspasar de lado y lado. “Las parejas que logran tener conversaciones francas donde se pueden decir estoy o no de acuerdo, me gusta o no, son las que al final podrán encontrar por dónde conectarse en cada ciclo de la relación”, dice ella.
“Siempre hay que estar observando al otro y permitirle ser. El amor sano tiene que dejarnos ser y hacer; no debe ‘tolerar’, sino aceptar, y en esa aceptación por el otro se debe reconocer que hay cambios y permitir buscar en pareja lo qué nos va a conectar, porque las afinidades y gustos cambian a través del tiempo”, aconseja.
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Ciclos emocionales de la relación
Frauky Jiménez, especialista en terapia sexual y de pareja, recuerda que cada relación es única, y que aunque “la mayoría atraviesan varias crisis a lo largo de su relación, (sin que estas sean necesariamente negativas, solo periodos de bastante incertidumbre y ansiedad)”, estas situaciones pueden aparecer en cualquier momento, incluso al mes de conocerse, todo es diferente en cada pareja.
No obstante, hay puntos en común en todas, que en cada pareja se maneja distinto, pero que sin duda pueden traer crisis. Estos son: 1. el inicio de la convivencia; 2. el nacimientos de los hijos; 3. la adolescencia de los hijos; 4. la fase del nido vacío, cuando los hijos se van de casa y 5. cuando ambos son pensionados.
“Las crisis llegan por los momentos que esté atravesando la pareja, no por algo matemático como cada siete años o 15”, opina la especialista. Por su lado, Pasmiño comentó que, además de estas fases, él sí cree que cada década se puede presenta una crisis por un cambio a nivel individual o de pareja.
¿Modelos de vida en la relación?
Según Frauky Jiménez, las parejas desde el inicio ya tienen un referente y es aquello que aprendieron al ver la relación de sus padres. “Podría decirse que algunos actúan de cierta manera en relación al cómo su padre o madre resolvieron asuntos maritales. Si son hijos de padres ansiosos o depresivos probablemente unos tendrán estas características en su vida”, aclara.
No obstante, la especialista recuerda que cada relación es particular por las personalidades, antecedentes históricos, valores y preferencias de cada individuo, por lo que entrar a comparar la relación con otras relaciones, no siempre dará buenos resultados. Cada una tiene su propio ritmo.
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Calmar las aguas antes de la tormenta
“No esperes llegar al fracaso o al conflicto para intentar encontrar solución por medio de especialistas”, comenta Pasmiño. Las terapias de pareja no solo existen para las relaciones que se encuentran en las últimas, los psicólogos de pareja también pueden entrar a mediar en relaciones estables, que buscan una tercera opinión para solucionar diferencias o también existen noviazgos que van a terapia desde el principio.
Pasmiño recalca que uno de los principios para lograr una relación longeva sana, recae en la elección de una pareja que cumpla con lo que se busca individualmente, con quien se pueda crear un proyecto en pareja y se tenga una comunicación asertiva.
No caer en la trampa del cuento de hadas
Aunque el ‘felices para siempre’ es un hermoso sueño, la psicóloga Dávila recomienda no forzar, y conocer los límites, “hay relaciones que pueden salvarse, pero hay otras que cruzan líneas innegociables”. En el caso de relaciones longevas que tengan hijos, Dávila recomienda no quedarse por la “estabilidad de los niños”, ya que para ella “una cosa es ser pareja y otra cosa es ser familia”.
Según ha visto, puede llegar a ser “mucho más dañina la permanencia en pareja y regala más inestabilidad a los hijos cuando se permanece siendo infeliz y no estando a gusto en la relación. Es mejor terminar, pero mantener ese núcleo de pareja, que para los hijos es necesario para tener un sano desarrollo”.
Para Jiménez una relación longeva sería aquella que lleva 15 años conviviendo. Para Pasmiño en el pasado una relación longeva sería de 50 años; ahora, con tanto divorcio en parejas jóvenes, no está seguro.