La famosa psicóloga chilena Pilar Sordo afirma que es feliz, pero no porque esté libre de problemas ya que, según dice, actualmente enfrenta dolores por distintos asuntos personales y familiares. Sino porque la conferencista, que se estará presentando el próximo sábado 2 de septiembre en el marco de Exposer 2017, aprendió hace mucho tiempo a convivir con los problemas y a decidir ser feliz. Eso hace que la gente la vea siempre alegre y de buen humor: “Todos los días doy la pelea por ser lo más feliz posible”.

En esta décima versión de Exposer, Sordo se encontrará con el público caleño para hablar de una divertida investigación a la que denominó ‘El desafío de ser feliz en el Siglo XXI’, en la que asegura que los colombianos nos sentiremos reconocidos.

En la conferencia tocará temas fuertes como la muerte, las emociones; qué nos pasa con la risa, con el llanto, con la donación de órganos y, sobre todo, cómo enfocar el concepto de felicidad como algo que nos permita ser vivido todos los días.

¿Para usted qué es la felicidad?

La felicidad es una decisión, tiene que ver con la voluntad. Uno puede ser feliz y estar triste. Tiene que ver con una actitud frente a la vida,
de estar siendo permanentemente agradecido, no quejumbroso, siempre en conducta de aprendizaje. Uno puede ser feliz todo el tiempo en la medida que tenga esa actitud, incluso con problemas.

¿Usted cree que las generaciones pasadas eran más felices que las de ahora?


No sé si la gente era más feliz antes, yo creo que necesitaban menos y eso sin duda influye. Como la gente anteriormente necesitaba menos cosas para poder vivir y era menos exigente con el sistema, entonces había menos presión y esa menor presión hacía que se disfrutaran con mayor libertad muchos espacios.

¿En qué se basa para decir que a las generaciones actuales no se les nota la felicidad?

Lo que pasa con las generaciones jóvenes o ni siquiera tan jóvenes -yo tengo 51 y en mi generación no se nota la felicidad- es que nos reímos poco, agradecemos poco, no hay consciencia de los privilegios, tener agua o acostarse en una cama con sabanas limpias no es algo que hoy se agradezca. Somos una generación insatisfecha que está permanentemente buscando las causas de esa satisfacción afuera y no adentro de sí mismo. Ahora, creo que en eso es importante diferenciar a Colombia. Es un país que es el mejor evaluado en el tema de la felicidad y una de las cosas clave de ustedes es que son un país que tiene consciencia de muerte y la gente de un país con consciencia de muerte disfruta más de la vida. América Latina tiene mucho que aprender de ustedes.

¿Por qué plantea que ser feliz en este siglo es un desafío?

Porque es un trabajo que se hace conscientemente cuando uno está mal y no conscientemente cuando uno está pasando un mal momento. La decisión de ser feliz tiene ciertos ingredientes: ser agradecido, aprender a centrarse en lo que uno tiene y no en lo que le falta, la fuerza de voluntad, el sentido del humor y la fe. Para la gente que la tiene, da lo mismo en qué, ayuda a darle sentido a esa decisión.

Usted hizo un estudio sobre la felicidad. ¿En qué consistió?


El estudio lo hice en América Latina y el resultado es que hay países que tienen más facilidad para tomar la decisión de ser felices, como Colombia, y otros países que son más alegres como Brasil, pero al cual le cuesta más tomar la decisión. En Chile salimos no bien evaluados en la decisión y en alegría, pero desde que empecé el estudio hace 10 años todos los países de América Latina han estado cada vez más conscientes de que la felicidad hay que trabajarla desde la voluntad y no solo desde el placer.

¿Qué le dice usted al maestro que castiga al alumno que tiene un ataque de risa en el salón de clases?

Me da mucha tristeza, porque pareciera que la fuente de la educación es la amargura. Cada vez es más frecuente encontrar una generación de niños que retan a sus padres cuando cantan o cuando bailan, porque se sienten haciendo el ridículo. Hay que hacer entender a los profesores y a la sociedad que la risa no abunda en la boca de los tontos, sino de la gente inteligente y que los ataques de risa son sanos y ojalá compartibles.

¿Qué consejo les da a los padres que presienten que su hijo no le encuentra sentido a la vida?

Es normal que en la adolescencia las personas no le encuentren a veces sentido a la vida. Ese es el gran problema de la actualidad. Los seres humanos necesitamos encontrarle sentido a lo que hacemos, un para qué, que las cosas no tengan solo un fin en sí mismas sino que tengan un para qué. Ese para qué requiere trabajo, silencio, la capacidad para poder buscarlo. Los papás deben ayudar a encontrar ese sentido, ayudar a sus hijos a que estén en silencio, a que busquen en su interior las respuestas, a que haya mucha conversación y poca tecnología, para que encuentren ese fuego interior que los va a hacer elegir lo que harán el resto de sus vidas, entendiendo que esto también puede modificarse muchas veces.

¿Cómo explicarle el concepto de felicidad a una persona obligada a tomar medicamentos psiquiátricos?

Hay gente que debe tomar medicamentos por distintos trastornos, pero también hay recursos personales que tienen que contribuir a eso. Los medicamentos no son la panacea, los medicamentos sin actitud, sin trabajo, sin voluntad, sin sentido de vida, no llegan donde tienen que llegar. Sin importar si los medicamentos son naturales o no, se necesita trabajar interiormente en las causas de los comportamientos.

¿Cree que las exigencias de la sociedad, en términos de ser exitoso, influyen en que las personas no puedan sentirse satisfechas con su vida?


Las exigencias por tener una vida con muchas cosas materiales, con cuerpos perfectos, con esta sensación de estar permanentemente en falta con el sistema social y con las exigencias, son un obstáculo. Es tentador estar volcado hacia afuera y poco hacía adentro. A la gente que no tiene espacios de silencio, que no se está mirando hacia adentro, le es mucho más fácil enganchar con todas las exigencias externas y, por lo tanto, sentirse todo el tiempo insatisfecha.

¿Alguien que padece un cáncer terminal o que vive en condiciones de miseria en el África puede ser feliz?


Soy absolutamente testigo. De hecho me ha tocado vivirlo personalmente, de personas con cánceres terminales o con situaciones de pobreza pero que tienen voluntad para decidir ser felices, por sobre otras que aparentemente no tendrían problemas concretos o “reales” y les cuesta conectarse con la decisión porque viven en un mundo de queja.

Colombia pasa por un momento crucial donde está en juego la paz. ¿Cómo aporta la felicidad en la construcción de la paz en la sociedad?


Colombia es un país que ha sabido transitar por situaciones límite inigualables, como las Farc, los paramilitares, Pablo Escobar, entre otras; y ha aprendido mucho de eso. Ustedes tienen muy internalizado que ser feliz es una decisión y este momento, en que están estableciendo conductas de armonía de paz y de diálogo, les va a permitir tomar aún más contacto con esa decisión y con la capacidad para disfrutar de la vida, siendo mejores personas y desarrollando al máximo esa consciencia de muerte que los hace tan característicos en sus lazos afectivos, en la consciencia de despedida y de tantas otras maravillas.

Ser feliz hoy

¿Cómo sé si soy feliz?

“Uno sabe cuándo es feliz, cuando con los problemas que uno tiene es capaz de llevar adelante el día con optimismo, alegría y con la sensación de estar aprendiendo de las experiencias”.

Estudios de la felicidad

“Hay investigaciones que dicen que el país más feliz del mundo es Noruega, otras que Finlandia o Bután. Hay estudios que dependen de cómo se conecta con la alegría y se asume como sinónimo, lo cual creo que es un error y es uno de los paradigmas que mi investigación rompió. Hay países que se manifiestan más felices porque son más alegres, en cambio hay otros estudios que identifican la felicidad con vínculos afectivos, con la decisión, con la voluntad. El resultado depende de dónde nos centremos para evaluar el concepto”.