Tras un año de pandemia, de cuarentenas intermitentes, de conflictos políticos y sociales como los que se han suscitado por estos días en la ciudad, provocando desabastecimiento de alimentos y altos precios en la canasta, muchas personas han ido aumentando su interés por las huertas caseras.
Y es que estos sistemas productivos tradicionales, que durante mucho tiempo han ayudado a mantener la seguridad alimentaria de las poblaciones, se han convertido hoy en una excelente alternativa para suplir, en gran medida, la necesidad de alimento nutritivo, seguro y económico dentro del hogar.
De hecho, más allá de sus beneficios económicos y de garantizar parte de los alimentos para una familia, se ha comprobado que tener una huerta en casa también ayuda a tomar conciencia sobre la importancia de disminuir el impacto ambiental que generamos con el consumo, pues muchos de los residuos orgánicos que se producen a diario sirven de abono o compostaje para producir otros alimentos.
Le puede interesar: ¿De dónde llegan los alimentos que se consumen en el Valle?
Múltiples investigaciones han arrojado también resultados sobre sus beneficios, como por ejemplo mejorar la calidad del aire o contribuir con el bienestar psicológico de las personas que trabajan en pro de la huerta. Y claro, ser un excelente laboratorio vivo para interactuar con niños.
“No es únicamente producir por producir, es enseñarle a cada uno de los integrantes del hogar qué es lo que se está llevando a la boca, que las personas conozcan cuál es el proceso que hay detrás, es también concientizarlas de que no necesitan grandes extensiones de tierra para cultivar comida, se necesitan ganas de comenzar a cultivar, motivación y un poco de tierra y semillas”, comenta Jennifer Montoya, ingeniera y apicultora.
Entre tanto, para Laura Triana, coordinadora de Posgrados y Proyección Social de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Occidente, cultivar nuestro propio alimento representa no solo la oportunidad de comenzar a comer mejor, sino una forma eficiente de autoabastecernos, al menos con lo esencial, por ello, entrega algunas pautas.
“Para iniciar nuestro huerto en casa podemos utilizar recipientes provenientes de material reciclado como botellas y baldes de plástico o cajas de madera, también podemos cultivar en materas o en el suelo si tenemos una casa con una zona verde. Mi sugerencia para seleccionar el recipiente adecuado es consultar en primera instancia el espacio requerido por cada producto para que el desarrollo radicular (raíces) sea óptimo. Así que antes de iniciar un cultivo en casa debemos revisar las condiciones óptimas (temperatura, humedad, sustrato, nivel de exposición solar) para la producción de cada producto”.
También puede leer: ¿Cómo negociar el levantamiento del paro?, crónica de un episodio inédito en Colombia
Lo cierto es que, cada vez son más las comunidades y personas interesadas en la alimentación saludable que, con producción desde casa, buscan, desde terrazas y balcones, proporcionar alimento saludable a sus familias. Aquí, algunos consejos.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de sembrar en casa?
Guissela Rebolledo, directora del programa Ingeniería Ambiental de la UAO, resalta que se deben tener en cuenta los recursos disponibles en casa para utilizar al máximo todos los residuos de tipo aprovechables y para no incurrir en muchos gastos adicionales. Posteriormente se deben analizar cuatro componentes fundamentales para realizar una huerta doméstica: “El primer componente es evaluar el acceso a suelo y semillas, recuerda que las semillas las puedes obtener de muchos de los vegetales que generalmente consumimos en casa, el segundo, qué recipientes de plástico se pueden reciclar para emplear como semilleros o materas; tercero, algunas condiciones ambientales básicas como el acceso a luz, aireación del lugar, por último, disponibilidad de agua y de tiempo para su cuidado y mantenimiento”.
¿Cómo preparar la tierra?
La agricultura urbana se caracteriza por desarrollarse en espacios pequeños de suelo, por eso Rebolledo explica que, el suelo o la tierra usada para el cultivo en casa debe tener un buen porcentaje de materia orgánica y debe estar libre de algunos organismos como las hormigas. “En caso de no tener disponible un suelo ya preparado, puedo prepararlo usando enmiendas orgánicas como el humus resultante del compostaje de residuos orgánicos, la cascarilla de arroz funciona muy bien para airear y así evitar que se compacte el suelo”. Otras alternativas eficientes para proveer nutrientes a la tierra y que el proceso de cultivo sea más rico, es aplicar a la tierra cáscaras de banano, de huevo, o bagazo de café y melaza “estos componentes, luego de su proceso de fermentación se agregan a la tierra y sirven para fortalecer el sistema radicular de la planta”, dice Montoya, ingeniera industrial y apicultora.
Cultivando con conciencia
Para el docente Enrique Ordóñez, administrador público y quien ha trabajado con procesos turísticos e investigación con comunidades rurales del Sena, cultivar en casa rompe una serie de paradigmas frente a la producción de alimentos, “primero porque el hombre en la urbe ha entendido el costo-beneficio de cultivar su propio alimento y segundo porque hoy se está generando un impacto en la alimentación”. Por eso, desde colectivos y proyectos como ‘De la huerta a la mesa’, junto a la Escuela Gastronómica y, ‘Menú diferencial’ junto al ICBF, busca el anclaje de las personas con la producción de sus alimentos como una manera de promover la economía circular y “por qué no, la solidaridad circular, en la que el intercambio de alimentos sea algo cotidiano, aportando así, a la seguridad alimentaria y nutricional”.
¿Cómo germinar plántulas y semillas?
Luisa Chaparro quien es ingeniera industrial de profesión, pero por vocación amante a la naturaleza y emprendedora de Rincón Verde, empresa caleña que lleva huertas urbanas a cada rincón de la ciudad, menciona que algo muy importante antes de comenzar una huerta en casa, es tener claro qué alimentos queremos sembrar, “pues de nada sirve plantar alimentos que no nos gustan o no utilizamos”.
Esta emprendedora verde sugiere comenzar nuestro propio huerto con plántulas fáciles de cultivar y de pronta germinación como las de hoja: acelgas, albaca, cebollín, perejil, cilantro, lechuga; plantas de flor y fruto como lo son los tomates, pimentón, ají, berenjena; y plantas aromáticas como romero, curri, menta y hierva buena. “Tener esta variedad de alimentos va a depender mucho del espacio que se tenga y de cómo organice su huerto”. Pero, ¿cómo hacerlo? Aquí algunas ideas.
-Ajo: tan sencillo como meter los dientes de ajo dentro de un macetero con tierra, enterrarlos unos 2 o 3 cm y ponerlos al sol, regarlos con agua cada 3 o 4 días, hasta que la plántula germine, luego trasplantar.
-Pimentón: extraer las semillas del pimiento, sembrarlas a una profundidad tres veces su tamaño. Bajo el sol y regándolas asiduamente, en unas semanas empezarán a salir los primeros brotes.
-Tomate: deposite las semillas sobre la tierra, tres por semillero, dejando distancia entre ellas, riegue con abundante agua y déjela en un lugar donde reciba la luz del sol. Cuando los brotes hayan alcanzado entre 6 y 8 cm., trasplante a una matera con mayor espacio para su crecimiento.