Para la experta en orden Marie Kondo, una casa rebosante de felicidad es como un museo de arte personal. Con ello no habla de lujos particulares, ni de gastos excéntricos. De hecho defiende la idea de tener solo lo que se necesita y usa; recomienda evitar los excesos y las acumulaciones. E invita a crear espacios vacíos, como paredes sin cuadros, esquinas libres, en fin, para poder darle a la mente espacios de sosiego, reflexión, visualizacion y meditación.
Cuando se refiere a la casa como un museo personal, habla de recrear la experiencia que se siente en los museos, esa emoción que se experimenta al ver un mueble con historia, una pintura con significado, un objeto precioso por la leyenda a la que nos remite. Así, nuestro espacio personal puede ser una selección de objetos con los que vibramos en alegría, así sean pocos, pero que al verlos despierten emociones de cariño, gratitud, seguridad, confianza o ejemplo virtuoso de los antepasados.
“Estoy convencida de que las cosas que han sido queridas o con las que nos encariñamos adquieren elegancia y carácter. Cuando nos rodeamos solamente de las cosas que nos producen felicidad y que nosotros amamos, podemos transformar nuestro hogar en un espacio lleno de objetos preciosos en nuestro museo de arte particular”, dice Kondo en su libro ‘La felicidad después del orden’. Manos a la obra con algunos de sus consejos:
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1. Añada color a su vida.
Si su hogar está muy limpio y ordenado pero no le transmite nada, puede deberse a que le falta color. Como en estos tiempos de quietud hacer cambios que impliquen redecorar no es una opción, Kondo recomienda volver la atención sobre esos objetos queridos que tienen color alegre y sacarlos de su escondite o su clóset de reserva y traerlos a lugares protagónicos del hogar: “colocarlos sobre alguna superficie (miniaturas, animales de peluche, etc), colgarlos (llaveros, cintas para el pelo, etc), clavarlos o pegarlos (tarjetas postales, papel de envolver, etc) y utilizarlos como envolturas o cibiertas (algo extensible o plegable como telas, toallas, etc)”, escribe.
2. Cree su propio refugio.
Es posible designar un espacio en su casa, por pequeño que sea, que se convierta en un refugio lleno de calma donde usted pueda recuperar energía, pensar, orar, meditar, o hacer aquello que le devuelva tranquilidad, como tomar café. “Un padre o una madre que se queden en casa y pasen mucho tiempo en la cocina pueden crear en ella un rincón personal agradable”, dice Kondo, y añade: “Los efectos de crearse un espacio personal son, independientemente de su ubicación o tamaño, fantásticos. Tener un sitio muy personal que nos alegre la vista es como tener en el bolsillo un calentamanos en un día de frío glacial”.
3. La ropa que le hace feliz
“Juntar todo lo perteneciente a una categoría es la parte más festiva de la fiesta del orden. Se empieza por la ropa”, dice la gurú y consultora. Lo primero es agrupar todas las prendas de vestir que haya en cada rincón de la casa y apilarlas en un único sitio. Luego viene la que llama ‘Prueba de la felicidad’: “Tomemos cada prenda en nuestras manos y elijamos las que nos producen felicidad (…). Si hay algo que no queremos volver a ver, le damos las gracias y le decimos adiós”, sugiere Kondo. En los tiempos que corren, siempre habrá alguien que necesite esas cosas en buen estado y pueda hacer mejor uso de ellas. Done, comparta y libere espacio para dejar entrar nueva energía.
4. Método de plegado KonMari
1. Doblar los extremos de la prenda hacia el centro para formar un rectángulo.
2. Doblar el rectángulo longitudinalmente por la mitad.
3. Doblar luego por la mitad en tercios.
4. “Esos rectángulos se guardarán en posición vertical dentro de los cajones, pero antes es preciso comprobar si se mantienen en esa posición colocando cada uno verticalmente sobre una superficie. Si no se caen cuando retiremos las manos, habrán pasado la prueba y no se desharán cuando se les coloque en el cajón, ni aun sacando algunos o introduciendo otros”.
5. Desapego versus acumulación
Algunos tips a la hora de volver a colgar su ropa seleccionada en el armario: “Las prendas de tejidos más gruesos, como chaquetas, trajes y abrigos, deben guardarse colgadas en perchas, al igual que las que son difíciles de doblar o se arrugan fácilmente, como las camisas de vestir masculinas y las prendas de tejido más suelto. Algunas de las prendas que cuelgan en el armario pueden haber sido muy caras, lo que podría hacer que fuésemos reacios a desprendernos de ellas. Pero este es precisamente el momento de realizar más seriamente la prueba de la felicidad. Quien no sienta felicidad cuando las tenga entre las manos pero le falte valor para desprenderse de ellas, puede preguntarse lo siguiente delante del espejo: ¿Voy a ir con esto a alguna parte?”, explica Kondo en ‘La felicidad después del orden’.
6. Para amantes de los libros
“Quien crea que los libros son las únicas cosas de las que no puede desprenderse y por este motivo haya evitado ordenarlos está en un tremendo error”, dice Kondo, en este punto que la ha enfrentado con los lectores y le ha valido grandes reproches a su método. Sin embargo, ella invita a mover la energía de esos libros acumulados y darles un verdadero espacio de dignidad dentro de la casa. Lo primero es bajarlos todos y apilarlos en un solo lugar, en el suelo. Examinar cada uno, uno por uno, y decidir cuáles de verdad queremos conservar, y cuáles pueden irse, ser regalados a otras personas, donados a instituciones o escuelas de lugares apartados una vez que termine esta época de aislamiento. Si son muchos los clasifica por categorías, y luego hace la ‘prueba de la felicidad’ en cada categoría. Le sorprenderá el resultado.
Algunos tips
- Acomodar los objetos de la misma categoría dentro de cajas, a la vista, permite encontrarlos luego con mayor facilidad.
- No acumule la ropa doblada una prenda sobre otra, pues siempre usará lo de arriba y lo de abajo ni lo verá. Haga rectángulos.