Al momento de una pareja tomar la decisión de casarse, durante el curso prematrimonial se le suele aconsejar a los novios hacerse preguntas claves en torno a su relación.

Sin embargo, al momento de decidir separarse, pocas veces las personas se hacen cuestionamientos claves antes de tomar tan seria decisión.
Según los psicólogos y sexólogos ahí radica que muchos divorciados la hayan pasado mal o estén arrepentidos, ya sea porque no cerraron ciclos o porque no vivieron el proceso de una manera sana para ambos.

En un divorcio la autoestima de una o de ambas partes puede resultar afectada. Buscar culpables y darle vueltas al mismo asunto puede contribuir a cavar el hoyo donde caerá su amor propio. Es sano entender que hubo errores de ambas partes, pero separarse no es igual a ser un fracasado. Hay que aprender de las lecciones que deja toda relación y seguir adelante.

Aquí, diez preguntas que, según los expertos, debe hacerse antes de separarse.

1. ¿Le dejé claro lo que me molesta?

Las personas solo escuchan entre el 30 y el 35 por ciento de lo que les dicen por estar pensando en qué van a responder. Asegúrese de hablar honestamente con su pareja, si el problema es que no pasa suficiente tiempo con usted, él no cambiará a menos que esté consciente de ello porque se lo hizo saber.

2. ¿Cuál es mi papel en la relación?

¿Usted y su pareja dejaron claras sus expectativas acerca del papel que juega cada uno en la relación? El problema a veces puede ser tan simple como no entender de qué manera espera tu pareja que te portes. A veces uno de los dos espera que el otro se haga cargo de las finanzas, pero el otro no quiere.

3. ¿Cómo salvaría su matrimonio?

Haga una lista de lo que cree que necesita para salvar su matrimonio y en otro lado apunte lo que debe hacer su pareja. Y asegúrese de que este haga lo mismo. Muchas veces queremos que la otra persona se comporte o actúe de cierta manera y el otro ni se da por enterado. Puede que la solución esté en el diálogo.

4. ¿Será más feliz sin su pareja?

Considere con realismo si lo que está obteniendo de la relación compensa lo que está dejando. Quizás su pareja sexualmente no le interese como antes (eso puede mejorar), pero quizá sus habilidades como padre o madre, su disposición a ayudar con las tareas diarias pueden compensar una falla que tiene solución.

5. ¿Aún siente amor por el otro?

No quiere decir que si su respuesta a esta pregunta es afirmativa, el divorcio no sea la decisión adecuada. Pero según la escritora Wendy Paris, especializada en relaciones, “buena parte del enojo que vemos en los divorcios surge del hecho de que aún amamos a esa persona, pero nos sentimos faltos de amor recíproco”.

6. ¿Cuál es su miedo de separarse?

Para algunos puede ser el miedo a estar solteros de nuevo, a quedarse solos por el resto de su vida, o un miedo a perder la intimidad física el que lleva a muchas parejas a seguir juntos sin querer hacerlo. Aceptar esos miedos puede ayudar a decidir que el divorcio es la mejor opción. Si el temor radica en lo que vivirán los hijos, recuerde que ellos serán felices si sus padres lo son, así no estén juntos.

7. ¿Divorciarse arruina su autoestima?

¿Está dejando que la posibilidad de separarse de su pareja arruine la imagen que tiene de sí mismo? ¿Se siente fracasado? En vez de pensar en los errores que cometió, concéntrese en lo que hizo por salvar su relación, como intentar que funcionara mejor la intimidad o que buscó lo mejor para ambos.

8. ¿Cómo mermar el daño a los hijos?

Si se sienten infelices juntos, lo mejor que pueden hacer es divorciarse. Pero deben tener claro que siempre serán padres de sus hijos y que por ese motivo estarán siempre en la vida del otro. Eso sí hay que evitar usar a los hijos para manipular al otro, recuerde que su felicidad debe ser su prioridad como ‘ex’.

9. ¿Está preparado para la crisis?

Siempre se debe pensar en lo económico. Es ideal hablar con un consultor financiero y con abogados, y calcular cuánto va a costar el proceso de divorcio. Tener en cuenta que muchas cosas cambiarán, incluida la mentalidad de ambos. Dicen que en los divorcios se conoce verdaderamente a la pareja.

10. ¿Se hará cargo de lo que hacía su pareja?

Es posible que ahora tenga que pagar cuentas o ser el que va a las reuniones de padres de familia por primera vez en años. Si tienen hijos, deben acordar quién será el responsable de hacer que sigan con su calendario de actividades como papás responsables.

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Guía práctica para tener en cuenta

Las abogadas Sofía Harari y Leticia Kabusacki en el libro ‘Todo lo que necesitás saber sobre el divorcio. Guía para casarte bien y separarte mejor’ (Editorial Paidós, 2018), recorren, en seis capítulos, el proceso del divorcio, desde instancias legales y emocionales.

“Cada pareja tiene armado un mundo propio, y un sistema que es muy diferente en cada caso. El divorcio se trata de desarmar un sistema económico, además de emocional, entonces suele haber retrocesos, pero lo importante es que los pasos que se den dejen el menor número posible de lugares vulnerables o de rencores nuevos que después va a haber que remediar. Hasta el momento en que el juez dicte la sentencia uno puede arrepentirse; después de la resolución, ya no se puede ir para atrás”.

“El acuerdo prematrimonial sirve para transparentar el patrimonio que se lleva al momento de casarse, es decir, cuáles son los bienes que uno aporta al matrimonio porque ya los tenia antes de casarse. Para así evitar confusiones al momento del divorcio o está la opción de separación de bienes”.

¿Qué lección le deja?

Hay una última pregunta para hacerse: ¿Qué aprendizaje le trae el divorcio?

Tenga conciencia de que el problema puede ser usted y no su matrimonio. Si está aburrido en una relación, puede que le pase lo mismo en otra también, asegura Erika Doukas, psicóloga en Manhattan. Lo más importante es revisar en qué le fue bien y en qué no, para remediar sus fallas en una futura relación.

Doukas señala que los cónyuges capaces de darse cuenta de su contribución a los problemas maritales pueden cambiar el rumbo, salvar la relación o hacer que la próxima dure más tiempo.

Es importante que la vida económica de los integrantes de la pareja esté documentada lo más prolijamente posible. Si no queda bien registrado que la propiedad que se adquiere durante el matrimonio no integra el “bolsillo de los gananciales”, la posibilidad de probar que ese bien es de uno y no de ambos, dependerá de la buena fe del otro, o de la posibilidad de certificar el origen del dinero.

Cada progenitor deberá tener pautado tiempo con sus hijos.

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