Es tu culpa’, ‘no te soporto’, ‘te estás pareciendo a tu mamá’, ‘si estuvieras con tu ‘ex’, seguro no le dirías eso’, ‘ya estoy cansada de lo mismo’... ¿Se siente identificado? Estas son algunas de las frases más comunes en las discusiones de pareja que, mal manejadas, pueden llegar a desembocar en serios disgustos, que en algún momento de la vida empiezan a volverse insostenibles y desencadenan en rupturas.
Es un hecho que por naturaleza los seres humanos tengamos diferencias en temas superficiales y trascendentales, desde elegir el tipo de cena o helado, hasta si se quiere tener o no hijos. Son decisiones que se pueden convertir en puntos de vista que generan controversia con quienes nos rodean, y las parejas no son la excepción.
Normalmente después del periodo de idilio y enamoramiento llega un momento de transición que psicológicamente se denomina ‘del sistema ideal al real’, un proceso que hace que las personas se enfrenten a situaciones desconocidas, a momentos de miedo e incertidumbre, donde no se entienden conductas, reacciones, tomas de decisiones o incluso, algo tan sencillo como las emociones del otro.
No entenderlo puede convertirse en punto de quiebre y nos puede generar tanto desconcierto y zozobra que la única manera de canalizarlo la encontramos en la discusión, el reproche y la réplica sin sentido. Por eso, Gloria Cecilia Ramírez, psicóloga humanista y directora de la Escuela de Vida Cali, Carlos Alberto Segura, psicólogo clínico y psicoterapeuta de la Universidad del Valle, y Patricia Gallo, psicóloga clínica, de la Universidad San Buenaventura de Medellín, nos dan los siguientes tips para saber cómo sobrellevar este tipo de situaciones.
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1) Honestidad emocional:
Es muy importante que cada uno se conozca a sí mismo para determinar qué quiere, qué le gusta, qué no, pues esto le permite tener la posibilidad de expresar de manera clara y abierta sus sentimientos reales.
De esta manera evita las evasivas como “no, no me pasa nada”, “no estoy enojado”, cuando en realidad está que explota por algún motivo.
Cuando se tiene consciencia de lo que se siente se evita acumular sentimientos.
2) Expresar con responsabilidad:
Es necesario asumir que lo que está expresando son sus sentimientos, sus percepciones, sus necesidades y que si lo hace es para poder llegar a un acuerdo. Evite caer en el error de decir cosas como: “es que tú me haces sentir mal”, “es que tú eres el de la culpa”, “es que tú me lastimas” y cambiarlas por: “yo me siento lastimado”, “yo estoy dolido”, “yo tengo miedo”.
3) Evitar la necesidad de quedar bien:
Esto agudiza los pleitos y la contraposición, cada uno defiende su posición creyendo que es la correcta y la defiende de manera imperativa, pues quiere ser el que siempre tiene la razón y que el otro es el equivocado. Cada uno debe aceptar que tiene parte de la culpa frente a lo que sucede.
4) Siempre preguntar:
¿Lo que voy a decir contribuye a mejorar o empeora la situación? Es importante entender que las crisis son inevitables, pero definitivamente crecer con ellas es opcional. Entonces hay que buscar que las discusiones sean para crecer, para llegar a acuerdos o para expresar lo que uno siente, siempre aportando al conocimiento mutuo y a la relación.
5) Buscar más puntos de unión y tolerancia:
A pesar de que existan diferencias es recomendable analizar con cabeza fría las razones de la discusión y buscar los puntos o sentimientos de unión que permiten que la pareja sea compatible. Ponerse en el lugar del otro, tratar de entender su conducta evitará que se escalen los sentimientos.
6) Regla de 5 a 1:
Es importante hacer caer en cuenta a la pareja de los errores y dificultades, sin embargo, esto no debe ser reiterativo, ya que se cae en el extremo de siempre recalcar lo malo, por eso, al momento de discutir se deben hacer cinco comentarios positivos para que el sexto pueda ser sobre algo a mejorar sin ser hiriente.
7) Reconocer si existe un motivo real para discutir:
Eventualmente los conflictos son originados por situaciones que no representan una verdadera causa de discusión, por eso es primordial que ambas partes hagan un alto y analicen si el motivo de verdad amerita una confrontación.
8) Evitar tener ‘razoneros’:
A los hijos hay que aislarlos de los pleitos de los padres, no es conveniente que estén presenciando momentos de ira o alegatos, mucho menos ,hacerlos parte activa de la discusión enviándolos como emisarios: ‘Vaya dígale a su papá…’ o ‘dígale a su mamá que necesito aquello’.
9) Alienación parental:
Utilizar los niños como arma de guerra es una práctica totalmente nociva para el ambiente familiar, después de una discusión no hay que intoxicarlos con información negativa de otro padre de familia, pues esto puede afectar la percepción de su entorno.
10) Evitar los momentos inoportunos:
Probablemente las ganas de discutir surjan en reuniones con amigos, cenas donde se excedieron con el licor o un momento de estrés, por lo cual, la presión de estos momentos hace que se digan cosas hirientes o sin intención, por eso es fundamental reconocer los espacios en los cuales se puede llevar la discusión. Se recomienda buscar recintos privados y tranquilos.
11) ‘Eso guardado se pudre’:
Es pertinente que siempre que haya una discusión o pleito esto se finalice. Muchas veces las parejas creen que ‘resuelven’ sus diferencias en la cama, pero realmente lo que sucede es que están acumulando y cuando haya otro conflicto, resolverlo va a ser más difícil; por esto es pertinente que se discuta y se lleguen a acuerdos sobre el disgusto.
12) Pacto satisfactorio:
Si la discusión ha sido ocasionada por una acción como lavar platos, hacer el aseo o una situación tangible y repetitiva, es indispensable que se llegue a un acuerdo de cambio para corregir la acción detonadora, de lo contrario, en caso de repetirse esta se convertirá en una excusa para volver a discutir.
13) ‘Tiempo fuera’:
Tal como en un partido de fútbol, después de sentir que la discusión se está acalorando demasiado, es necesario hacer un receso y saber parar. Es importante entender que se está dialogando con el otro y no contra el otro, pues de alguna forma se quiere llegar a un acuerdo para que ninguna de las partes se vean afectadas. Esta estrategia es muy importante, pues de esta manera se evitará el uso de groserías y ofensas.
14) Retomar para liquidar:
Si en la discusión actual se quiere retomar un tema anterior, este únicamente debe salir a flote para ser solucionado y finalizado, no debe ser pensado como arma para reprochar o herir al otro, pues esto solo va a incrementar los ánimos y agudizar el conflicto.
Tampoco, con tal de salir victorioso (a) de la discusión retome pleitos o evoque heridas del pasado. Si están discutiendo, por ejemplo, porque a él se le olvidó o no quiso ir a la reunión de padres de familia del colegio del niño, no tiene por qué terminar enrostrándole una pasada infidelidad. Nada tiene que ver una cosa con la otra. Si usted ya perdonó ese ‘affaire’, no tiene por qué traerlo a colación.
15) Lo que es en pareja es en pareja:
Es importante no salir a contar los problemas a terceras personas como método de desahogo o a manera de chisme. Mucho menos a personas que no aportan. La madurez implica tener capacidad de afrontamiento de una manera calmada y civilizada, entendiendo que el pleito solo compete a las dos partes.