Evelyn Lourido y Juan Carlos Buesaquillo ‘Guasa’ se conocieron hace 16 años a través del baile y desde entonces, han triunfado con la salsa caleña y han logrado un reconocimiento a nivel local, nacional e internacional, conquistado diferentes países alrededor del mundo, pero además construyendo una historia única, pues a través de esta pasión se fortalecieron como pareja de baile, se enamoraron, tuvieron una hija y crearon una escuela de baile que recientemente se llevó varios de los títulos en el Festival Mundial de Salsa de Cali 2023.
Ambos fueron criados en el Distrito de Aguablanca, ella del barrio el Vallado y él de Los Naranjos, pero fue en la Escuela de Baile Constelación Latina, en el norte de Cali, donde iniciaron su historia en la danza. Allí, su coreógrafa Cecilia Montezuma los unió como pareja gracias al potencial que vio en ellos y de inmediato, hicieron ‘clic’ y comenzaron a hablar de competencia.
“Queríamos destacarnos como pareja, independientemente de que trabajáramos como grupo; queríamos una carrera juntos, así que, nos enfocamos en eso y nos fue súper bien. Tuvimos una conexión muy fuerte desde el primer show”, cuenta ‘Guasa’.
Así, esta pareja de baile, que inició una relación amorosa el mismo año en el que se conocieron, comenzó a competir en ciudades de Colombia como Armenia y Pereira, quedando en los primeros lugares. Esto los llevó a querer mostrar su talento a nivel internacional, sin embargo, no fue fácil.
“Estuvimos 10 años castigados por la Embajada Americana, porque fuimos 7 veces a sacar la visa y nos decían que no. Era un sueño conocer y dar a conocer nuestro trabajo porque muchos promotores nos llamaban, pero no podíamos hacer nada. Así que decidimos ir a estudiar a Italia y justamente cuando regresamos nos dieron la Visa, nos fuimos para Puerto Rico, ocupamos el tercer lugar en una de las competencias y empezamos a tener títulos mundiales, porque las competencias fuertes eran en Estados Unidos”, recuerda Guasa.
Fue de esa manera, como en 2018 ganaron el World Latin Dance Cup en Orlando, Florida; quedaron en segundo lugar en la misma competencia en Miami; lograron podio en México; ganaron tres veces en Medellín y estuvieron entre las parejas destacadas del Festival Mundial de Salsa de Cali en sus diferentes versiones.
“Estudiar es nuestra primera regla”
Evelyn y ‘Guasa’ son muy disciplinados con lo que hacen, por eso decidieron ir a estudiar por seis meses a Italia en 2017, tiempo que les sirvió para aprender nuevos estilos: salsa on1, on2, afro cubano, rumba cubana, entre otros. “Sentimos que a raíz de eso nuestra carrera evolucionó, nos fue súper bien y nos empezamos a ir por la fusión. Las coreografías que hacíamos eran de salsa caleña, combinada con salsa en línea y el resultado fue muy positivo”, explica Evelyn.
Esta pareja de bailarines reconoce que el nombre que han forjado los ha convertido en maestros de vida y por esa razón, además de trabajar en sus coreografías, están compartiendo lo aprendido con sus alumnos de Step Dance, la escuela que crearon en conjunto con dos socios más. Una idea que surgió luego de dar clases particulares, y que los impulsó a hacer historia en la ciudad.
“Comenzamos a trabajar de la misma forma como nuestra carrera. Todos los días, de 6:00 a.m. a 12:00 p.m., durante dos meses, para sacar nuestra primera coreografía, ganándonos una competencia virtual. Eso nos motivó más; buscamos un local, hablamos con nuestros socios, adecuamos la escuela, trabajamos porque Step Dance se posicionara como una de las mejores escuelas de Cali y lo hemos logrado. Eso es hermoso porque nos da una nueva experiencia, ya no solo como pareja, sino como directores y coreógrafos”, explica ‘Guasa’.
Desde hace más de dos años, Step Dance, “su hijo artístico” existe en Cali, bajo la dirección de Evelyn y ‘Guasa’. A esta escuela ubicada en el barrio El Jardín, asisten niños, niñas y jóvenes de la ciudad para formarse como sus grandes referentes del baile. Una tarea que, en definitiva, no ha sido fácil para estos campeones, pues comparten su trabajo con su rol de padres, adecuando la escuela para que su hija Shelommit tenga espacios de juego, mientras ellos dictan clases. Y aunque es un reto, ellos están convencidos de que esto es lo que les apasiona.
“Qué orgullo que nos digan maestros y que los bailarines encuentren en nosotros la oportunidad de ir a estudiar y de compartirles nuestro conocimiento. Estamos convencidos de que el mundo nos enseña cosas, pero Cali y su gente son únicos, por eso estamos aquí”, concluyen.