La biografía autorizada de la leyenda de la salsa Willie Rosario, uno de los artistas más queridos en la ciudad de Cali, lleva por título ‘El rey del ritmo’.
Esta obra literaria documental que ilustra los distintos aspectos de la vida musical y personal del experimentado timbalero y director de orquesta conocido como Míster Afinque, es escrita por el periodista e investigador musical colombiano, Robert Téllez, el director del programa Conversando La Salsa de la Radio Nacional de Colombia.
El comunicador reunió en su reciente publicación una treintena de testimonios de músicos y cantantes como: Bobby Valentín, Gilberto Santa Rosa, Tony Vega, Miguel Ángel Barcasnegras ‘Meñique’, Chamaco Rivera, Frankie Figueroa, Rico Walker, Pupy Cantor, Primi Cruz, Bobby Concepción, Guillo Rivera, Humberto Ramírez, Jimmie Morales, José M. Lugo, José Madera, Ray Santos, Javier Fernández, Charlie Donato, Julito Alvarado, y Juan José Hernández, entre otros.
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Willie Rosario, ‘El Rey del ritmo’, cuenta con una nota de introducción, a manera de prefacio, firmada por Bobby Valentín, un recorrido cronológico por la extensa obra discográfica de Míster Afinque, como también un anexo en el que se expone la faceta de compositor de Willie Rosario.
Capítulo "El bravo de siempre"
'Este es un negocio de nombre. Si no tienes nombre, puedes poseer la mejor agrupación del mundo, pero se te hace un poco difícil. Para hacer un nombre hay que luchar mucho, ser constante y tener voluntad'.
Con esta declaración, Willie Rosario pone en evidencia las distintas dificultades que tuvo que sortear para lograr establecerse como el líder de una de las instituciones salseras de mayor relevancia y respeto
internacional.
Fue precisamente antes de concluir 1968, un año muy productivo para el timbalero en materia discográfica, que realizó la grabación del álbum ‘Two Too Much’, donde reapareció la participación del cantante Frankie Figueroa junto a la de los vocalistas Pete Bonet y Willie Torres.
‘Two Too Much’ marcó un antes y un después en el sonido de la orquesta de Rosario. A partir de esta producción, su banda comenzó a establecer un sello sonoro que se ha mantenido vigente.
‘En un principio, no sabía exactamente lo que estaba buscando. Comencé a explorar posibilidades, pensé en agregar un trombón, pero rápidamente me di cuenta que casi todas las orquestas empezaron a usar trombones, luego pensé usar una flauta o un violín, incluso llegué a considerar el uso de un clarinete combinado con el sonido de cuatro trompetas de la orquesta’.
Una noche, en medio de esas inquietudes, Willie Rosario y su compañero Bobby Valentín visitaron el mítico club Blue Note, cuando se presentaba el saxofonista, compositor y arreglista estadounidense Gerry Mulligan, considerado uno de los músicos de jazz más importantes y respetados de la última mitad del siglo XX.
En esa velada, mientras disfrutaban de la música, Willie Rosario intuitivamente comprendió que el saxo barítono era el instrumento que podría darle ese elemento diferenciador al sonido de su orquesta.
‘Mulligan tocó unos números de bossa nova y se me ocurrió que los mismos pasajes que hacían el piano y el bajo podrían hacerse en el barítono y así sonaría más enérgico, con mayor fuerza. Le consulté la idea a Bobby Valentín y, aunque inicialmente me expresó que ese planteamiento sonaba un poco raro, luego pudo llevarse a cabo porque Bobby lo acomodó muy bien’.
Consta de 233 páginas divididas en 13 capítulos y recoge el testimonio de figuras de la música como Bobby Valentín, Gilberto Santa Rosa, Juan José Hernández, entre otros.
Esa sugerencia de armonizar el barítono con las trompetas para fortalecer los riffs de piano y bajo con el saxo barítono durante los mambos de los temas, resultó ser una fórmula muy efectiva.
Si bien el saxofón barítono, instrumento tan propio del jazz con su particular sonido grave que ya se utilizaba en la estructura de las bandas grandes, nunca había tenido un papel predominante dentro de las formaciones de salsa.
‘Fui el primero que sacó el barítono de una sección de big band. Fue una decisión muy acertada, y ocurrió porque estaba buscando darle un sonido diferente a la orquesta’, manifiesta Míster Afínque.
Desde ese momento, la agrupación se distinguió por el uso del saxo barítono en combinación con cuatro trompetas en la sección de vientos, contrastado de manera magnífica con el carácter rítmico comandado por Rosario, provocando así un concepto sonoro, hasta ese momento no explorado, pero claramente distinguible.
‘Los primeros arreglos cuando Willie cambió esa instrumentación, se los realicé yo. Después se incorporaron varios arreglistas como Louie Ramírez, Luis Cruz, José Febles, José Madera y otros más, que apoyaron ese estilo. Lo que sucede es que Willie siempre ha tenido un gusto increíble para escoger los temas y para forjar el sonido de su grupo. A él le gusta que las cosas salgan lo más perfecto posible y eso me gusta mucho, eso nos ha servido de ejemplo a muchos’, relata Bobby Valentín, para aquel momento, trompetista de la orquesta de Willie Rosario, hasta su acople con la orquesta de Tito Rodríguez, ejecutando el trombón de pistones, en la grabación Tito Rodríguez and his Orchestra en Puerto Azul Venezuela.
‘Surgió la oportunidad de trabajar con la orquesta de Tito Rodríguez, entonces me senté a conversar con Willie, le consulté que opinaba él de lo conveniente que pudiera resultar esa oportunidad. Inmediatamente Willie me dijo ‘Agárrala, porque no a todo el mundo se le ofrece. Tómala’. Willie siempre ha sido una persona con la que se puede dialogar’, expresa Valentín.
Se considera un texto inédito sobre la vida y la discografía de uno de los íconos de la música afrocaribeña, que también ayuda con la construcción de la memoria de la salsa.
El trabajo musical de Willie Rosario prosiguió con la producción ‘El bravo de siempre’, publicada en 1969, luego de perfeccionar un contrato con Inca Records, compañía discográfica fundada en Puerto Rico por el empresario cubano Jorge Valdés, y que con el tiempo también se convirtió en subsidiaria del sello Fania.
Es por esta época que se vincula a la orquesta de Rosario el sonero panameño Miguel Ángel Barcasnegras, artísticamente conocido con el mote de Meñique, que apenas en el mes de abril de 1968 había arribado a la ciudad de Nueva York como miembro del Combo de ‘Kako’ Bastar.
Unos meses antes de unirse a la orquesta de Willie Rosario, Meñique había grabado con Kako ‘Sock it to me latino’, un disco producido por Al Santiago, y también había participado en el que fue el álbum póstumo del legendario tresero cubano Arsenio Rodríguez, la placa ‘Arsenio dice’.
‘Yo llevaba varios meses como cantante de la orquesta de Tito Puente, esa orquesta tocaba los siete días a la semana en distintos clubes, los fines de semana, incluso, hasta se hacían dos o tres bailes en una sola noche, pero como yo apenas estaba empezando en Nueva York, no tenía vehículo y tampoco conocía la ciudad, eso hacía que se me presentaran muchos obstáculos para hacer el trabajo. Le dije a Puente que me iba y él me dijo que las puertas quedaban abiertas’.
Adicionalmente, a Meñique, estaba por cumplírsele el tiempo para la renovación de su visa, de manera que, si deseaba permanecer en los Estados Unidos, era necesario que viajara a su natal Panamá para normalizar su situación migratoria.
‘A las semanas, cuando regresé a Nueva York, Willie Rosario consiguió mi número telefónico, y entonces nos reunimos a cenar en un sitio y allí me hizo la propuesta de cantar en su orquesta. Rápidamente nos pusimos de acuerdo. Me llamó la atención su oferta, porque Willie trabajaba en los clubes apenas los fines de semana. En esa misma conversación me mencionó que iba a comenzar una grabación y que le gustaría que yo grabara un par de temas. Aproveché entonces para decirle que yo no me consideraba un compositor, pero que tenía escritos algunos números muy discretos, luego de que los escuchó, Willie se los llevó en un casete’.
Uno de esos temas, cuyo coro declaraba: ‘¡Si subes a la cuesta de la fama, cuídate de un resbalón!’, se convertiría en un clásico del repertorio de Willie Rosario, por su carácter social.
Inspirado en el éxito y el fracaso, el tema es una aproximación de la vivencia de algunos artistas famosos, que luego de ser exitosos vieron caer sus carreras.
‘Reflexionando en torno a esos artistas que dieron el mal paso y se desviaron del camino fue que me basé para ponerle la letra a La Cuesta de la Fama’, relata Meñique.
El repertorio del álbum, cantado casi en su totalidad por el sonero panameño, fue complementado por las piezas ‘Campanero’ y ‘La esencia del guaguancó’, ambos de la pluma de Tite Curet Alonso.
Los temas interpretados en idioma inglés que se incluyeron en la producción, ‘By the time I get to Phoenix’ (Jimm Webb) y ‘Black magic’ (Mercer-Atlen), corrieron a cargo del vocalista afroamericano Troylang. Sin duda, la punta de lanza fue La Cuesta de la Fama.
El tema se mantuvo por once semanas en el número uno del hit parade de Puerto Rico.
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