“Yo le pido a Dios estas Navidades/ mil felicidades a mis familiares/ y le ruego a Dios por la humanidad/ gloria en las alturas y en la tierra paz”

Cuando Bobby Cruz y Richie Ray hicieron el lanzamiento de ‘Bella es la Navidad’, faltaban más de 50 años para que una pandemia encerrara el mundo y lo volviera un territorio hostil. Qué iban a pensar que hoy su disco se escucharía como una sonata de esperanza, un gemir de violines en medio de la desolación, un clamor que todos esperamos sea escuchado para el 2021.

“Y le ruego a Dios por la humanidad”, entona Bobby con esa voz limpia, sin trucos de sala de edición, interpretando una canción que junto al ‘Seis Chorreao’, ‘Bomba en Navidad’ y ‘Aguinaldo Navideño’ se convirtieron en la irrebatible banda sonora de cada fin de año en Cali y de Colombia misma. A tal punto que ‘Bella es la Navidad’ hace parte del álbum 100 cañonazos del siglo, que fue lanzado hace un tiempo por Discos Fuentes.

Pero como los caleños no somos conformistas, entonces ‘Bella es la Navidad’ había que acelerarlo porque su tono de bugalú arrastrado, armónico y lento no gustaba a los caleños arrebatados que querían algo más frenético para mover los pies. Fue en algún momento a comienzos de los años setenta cuando algún DJ errante o discómano (como se decía antes) de esos que podían traspasar sin rubor del ‘Honka Monka’ al ‘Séptimo Cielo’ le dio por iniciar un revolú y modificar el sonido original de 33 a 48 revoluciones por minuto, sacándole punta a la vieja aguja gastada del tornamesa. Esto originó un guateque sonoro que transformó un ‘suavecito’ tema navideño, en una trepidante ráfaga musical que aceleraba el corazón y las pasiones cada vez que tronaba.

“Y me voy a Bayamón a comer el chicharrón” se volvió un aforismo clásico en Cali gracias a ese experimento propio de esta ciudad, así no supiéramos dónde ‘carajos’ quedaba Bayamón.

Rafa Quintero, uno de esos respetados sabios de la tribu salsera en la ciudad, me recordó algo de lo que muy pocos hablan y es que la primera vez que Richie y Bobby pisaron suelo caleño, en 1968, más exactamente en la Caseta Panamericana, era tanta la fascinación que los asistentes no bailaban. Había tal especie de embrujo por estos dos artistas, acompañado de una liturgia que se enardecía con esos vientos abiertos del ‘Indio Cherokee’ y Chaparro en las trompetas, que los asistentes a este nuevo culto musical que se abría en la ciudad, prefirieron dedicarse por unos instantes a la contemplación. “Es que cuando llegaron a Cali no solo era una banda de gran innovación, con un bugalú que la gente estaba escuchando, sino que los caleños apreciaron el sonido de una banda perfecta. Todo lo que venía de ellos, los caleños lo recibieron con mucha atención”, rememora Rafa.

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‘Bomba en Navidad’ se convirtió
en un himno a la vida y una
suerte de reivindicación cultural bailada y cantada a gritos en diciembre.

Y es que en el año 1968 DR (es decir, Después de Richie), ya en la capital de la rumba sonaba el ‘long play’ de lo que se llamó ‘Fiesta Navideña’, un vinilo de nueve cortes, con una carátula en la que el sello Fonseca presentaba a Bobby Cruz, rodeado de sus tres hijos, destapando regalos. “Siempre quise hacer un álbum donde no tuviera restricciones tocantes a su comercialidad, o su tiempo bailable y desde que era bien joven cantaba en el coro de la Iglesia de la Sagrada Familia de Brooklyn. Me gustaba la música de la misa, y hoy con todo respeto puse algo en grabación que espero sea del agrado de todos y que les haga sus Navidades más placenteras”.

Puedes estar tranquilo ‘viejo’ Bobby porque lo conseguiste, esta esperanzada dedicatoria que me compartió un amigo melómano y que viene impresa en el disco original de Fonseca Record se volvió una certeza. Y es que cuántas veces no soñamos en diciembre ir ‘a casa de Ramón a comer arroz con dulce y el rabito del lechón y pasteles bien picantes, como los cocina Flor, mucho turrón de Alicante y un buen palito de ron’.

En eso se transformaron Richie y Bobby en Cali, como bien lo recuerda Wilmer Zambrano, otro amigo de esos que deja la búsqueda de la melodía. “Hay que enfatizar que se trata de letras muy sencillas y que a pesar de que el disco fue producido en Nueva York, recordemos que ambos eran inmigrantes en Estados Unidos, que heredaron costumbres de su natal Puerto Rico y que al final construyen un disco que refleja un sentir latinoamericano, por las costumbres, la unión familiar, la comida… ”.

Tanto Richie como Bobby terminan recibiendo una herencia cultural (desde lo rítmico y gastronómico) a la que deciden rendirle un homenaje que inicialmente sería hiperlocal con ritmos campesinos de Puerto Rico, como la bomba y la plena, el seis chorreao, el mapeyé, la música del jibarito, pero que termina trascendiendo fronteras y escuchándose Navidad tras Navidad en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Puerto Rico y Panamá.

Ehhh (bomba)Que yo le traigo (bomba)
Mi bomba rica (bomba)
Para que goce (bomba)
Ay na' ma'
Bomba de las navidades
Pa' que gocen
Bomba de las navidades
Ay na' ma'
Ay Dios mi bomba es buena (bomba)
Es navideña (bomba)
Puertorriqueña (bomba)
Ay na' ma'

Y qué ‘Bomba Navideña’, sí, de la buena, nos dejaron estos ‘durísimos de la salsa’. Toda una fiesta navideña de fe, esperanza y caridad, como diría Henry Fiol.

Dios mío, si yo pudieraBomba ahí na' ma'
Cantarle a un americano
Bomba ahí na' ma'
Y decirle como hermano
Bomba ahí na' ma'
Que el sabor que han escuchado es la bomba navideña
mi bomba puertorriqueña
Bomba ahí na' ma'
Díos mío si ellos tuvieran
Bomba ahí na' ma'
El poder de comprender
Bomba ahí na' ma'
La cultura de mi tierra
Bomba ahí na' ma'
Y el dolor que significa vivir lejos de mi Patria alejado de mi vida
Bomba ahí na' ma'

Toda la nostalgia de Bobby Cruz contenida en unos versos que le salen de su más profundo ser, mientras el ‘Indio cherokee’, ‘mister Trumpet Man’, hace que nuestra piel vibre mientras revienta esa trompeta en nuestro más profundo sentimiento. ‘Bomba en Navidad’ se convirtió en un himno a la vida y una suerte de reivindicación cultural bailada y cantada a gritos en diciembre.

Otro amigo de la rumba, respetado gurú de la tribu salsera, Umberto Valverde, testigo presencial del arribo del ‘sonido bestial’, me dice que el impacto musical del dúo fue tan brutal que la gente salía del concierto conmocionada. “Las primeras dos veces que ellos vinieron yo fui todos los días, con mi amigo Carlos Jiménez. Sus presentaciones marcaron un hito en la ciudad. Con Richie Ray la salsa pasó del barrio Obrero a ser de las clases medias, atravesó todos los sectores sociales”.

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Para Rafa Quintero, el hecho de que los temas navideños de Richie y Bobby Cruz perduren y sean eternos entre los caleños solo se puede explicar por dos razones: la devoción y fanatismo que siempre despertaron en la ciudad los ‘durísimos’ y el concepto fiestero de su música, algo que a los caleños nos gusta por naturaleza. “Sus letras invocan las navidades, recuerdan las tradiciones y toda esa unión y esas canciones nos dejan este legado musical que no se cansa de sonar en cada diciembre”, agrega Rafa.

La historia musical de Cali se partió en dos AR y DR (Antes y Después de Richie), 52 años han pasado desde que el sonido bestial se instauró en Cali para nunca marcharse. Ningún fin de año sería igual en esta ciudad sin el ‘Seis Chorreao’, ‘Bella es la Navidad’, ‘La Bomba Navideña’ o ‘El Aguinaldo Navideño’. Y por eso, para todos los sobrevivientes de este año bizarro, enemigo de lo mejor que hacemos, que es reunirnos, bailar y abrazarnos, lo mejor es recibir el consejo de los Durísimos, suéltate y…

“Cantemos, cantemos vamos a cantar en esta gran fiesta de la Navidad Y todos brindemos con felicidad
Por un año nuevo de prosperidad”.