Cuando se piensa en los desarrollos más significativos que han tenido lugar en las últimas dos décadas en el mundo financiero y tecnológico, es inevitable no traer a colación el auge de las criptomonedas.

Muchas personas no lo recordarán, pero Bitcoin fue creada en 2009.

¡SÍ! Hace 15 años. Y desde entonces, las criptomonedas han pasado de ser solo una innovación más, a convertirse en un fenómeno global sin precedentes, y con el potencial de transformar todo tipo de economías y mercados. Ahora, con la posibilidad de comprar criptomonedas, también han surgido ciertas preocupaciones sobre cómo impactan estas tecnologías al medioambiente, particularmente debido al alto consumo de energía asociado con el proceso de minería.

Al mismo tiempo, la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad urgente a nivel mundial. Los gobiernos, las empresas y las personas están cada vez más conscientes de la necesidad de reducir las emisiones de carbono y mitigar el cambio climático.

En este contexto, surge la siguiente pregunta: ¿pueden las criptomonedas ser sostenibles? se intentará responder a esta pregunta, ahondando tanto en los desafíos como en las innovaciones que están emergiendo para hacer que los criptoactivos sean más ecológicos.

La sostenibilidad y su importancia

Antes que nada, ¿qué es la sostenibilidad? en términos simples, podría decirse que la sostenibilidad se refiere a la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas.

En el contexto ambiental, esto implica el uso responsable de los recursos naturales y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para combatir el cambio climático. La sostenibilidad abarca tres pilares fundamentales: económico, social y ambiental. La intersección de estos tres pilares es esencial para garantizar un desarrollo equilibrado y equitativo.

En los últimos años, la urgencia de abordar el cambio climático ha llevado a un enfoque más intenso en la sostenibilidad ambiental. Las energías renovables, la eficiencia energética y las tecnologías verdes son ahora prioridades para muchas naciones y corporaciones. Sin embargo, la adopción masiva de tecnologías emergentes como las criptomonedas plantea nuevos desafíos para la sostenibilidad que deben ser abordados con soluciones innovadoras.

El impacto ambiental de las criptomonedas

El principal problema ambiental asociado con las criptomonedas es el alto consumo de energía requerido para la minería, especialmente en el caso de Bitcoin. El proceso de minería implica la resolución de complejos problemas matemáticos que requieren una cantidad significativa de poder computacional. A medida que más mineros se unen a la red, la dificultad de estos problemas aumenta, lo que a su vez incrementa el consumo de energía.

Un informe de la Universidad de Cambridge estimó que la red de Bitcoin consume aproximadamente 121 teravatios-hora (TWh) de electricidad al año, comparable al consumo de energía de países enteros como Argentina. Este consumo masivo de energía tiene un impacto directo en el medio ambiente, especialmente si la electricidad utilizada proviene de fuentes no renovables como el carbón.

Innovaciones en la minería ecológica

A pesar de los desafíos, existen varias iniciativas y tecnologías emergentes diseñadas para reducir el impacto ambiental de las criptomonedas. Una de las estrategias más prometedoras es la transición de los algoritmos de prueba de trabajo (PoW) a los algoritmos de prueba de participación (PoS).

Mientras que PoW requiere que los mineros compitan para resolver problemas matemáticos, PoS selecciona validadores en función de la cantidad de criptomonedas que poseen y están dispuestos a “apostar” como garantía. Este cambio puede reducir drásticamente el consumo de energía, ya que elimina la necesidad de poder computacional intensivo.

Ethereum, la segunda criptomoneda más grande por capitalización de mercado, y una de las más utilizadas en el day trading, ha estado en proceso de transición a PoS a través de una actualización conocida como Ethereum 2.0. Esta transición se espera que reduzca el consumo de energía de Ethereum en más del 99%, marcando un hito importante hacia la sostenibilidad en el espacio cripto.

Proyectos de criptomonedas sostenibles

A pesar de las mejoras que han tenido lugar en la minería, hay que reconocer que ciertas criptomonedas fueron diseñadas específicamente con la sostenibilidad en mente. Una de ellas es Chia, una criptomoneda que utiliza un algoritmo de consenso llamado “prueba de espacio y tiempo”. En lugar de depender de poder computacional intensivo, Chia aprovecha el espacio de almacenamiento en disco duro, lo que reduce significativamente el consumo de energía.

Otra iniciativa interesante es la blockchain de Algorand, que ha sido diseñada para ser energéticamente eficiente desde su inicio. Algorand utiliza un mecanismo de consenso llamado “prueba de participación pura”, que es altamente eficiente en términos de energía. Además, Algorand se ha comprometido a ser una blockchain con huella de carbono negativa mediante la compra de créditos de carbono para compensar sus emisiones.

Desafíos para el futuro

Pese a los avances, todavía hay ciertos desafíos que deben superarse para lograr una adopción masiva de criptomonedas sostenibles. En cuanto a regulación, los gobiernos y las organizaciones internacionales están comenzando a desarrollar políticas para abordar el impacto ambiental de las criptomonedas, teniendo en cuenta el uso de energía renovable en la minería o la imposición de límites en el consumo de energía.

En cuando a educación y concienciación, es importante que los usuarios y los inversores tomen conciencia de cuan relevante es la sostenibilidad en el mundo cripto y, por tanto, apoyen proyectos que prioricen prácticas ecológicas.