Las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial están muy avanzadas y muchos países ya están utilizando con éxito la nueva tecnología. Colombia también tiene la oportunidad de catapultarse muy por delante con el uso de la inteligencia artificial (IA): procesos más eficientes, ideas innovadoras, progreso económico. Parece un sueño.
Pero, ¿qué ocurre si esta misma tecnología destruye puestos de trabajo y amplía aún más la brecha entre ricos y pobres? Es una pregunta que no resulta tan fácil de responder. Por eso este artículo pretende responder a las preguntas más importantes en torno a este tema.
¿Cómo funciona exactamente la IA?
Cuando la mayoría de la gente piensa en inteligencia artificial, inmediatamente piensa en ChatGPT, pero la nueva tecnología se utiliza para mucho más que asistentes de voz. También es importante en las apuestas online deportivas, por ejemplo, para calcular las cuotas y probabilidades correctas. Esto se debe a que éstas se calculan no sólo sobre la base de opiniones de expertos, sino también teniendo en cuenta muchos datos, que la IA analiza a continuación. La IA alberga enormes oportunidades para la economía que podrían ayudar enormemente a Colombia. En lugar de ciencia ficción o tecnología misteriosa, la IA es en realidad matemáticas tangibles y procesamiento inteligente de datos. Lo emocionante es que esta tecnología permite a las máquinas aprender de forma independiente y a partir de la experiencia.
El principio es sencillo pero ingenioso: se alimenta a un algoritmo con enormes cantidades de datos para que reconozca patrones. Ejemplo: el reconocimiento facial. A la IA se le muestran miles de fotos de caras, una y otra vez, hasta que es capaz de reconocer con fiabilidad rasgos típicos como los ojos, la nariz y la boca. Al principio, suele equivocarse, pero aprende con cada nueva imagen. Es como un niño que practica a montar en bicicleta: primero se tambalea, luego va sobre seguro.
Esto se llama aprendizaje automático y demuestra por qué la IA es tan poderosa. A diferencia de los programas tradicionales, que sólo hacen lo que se les dice, la IA mejora con el tiempo. El aprendizaje profundo es aún más impresionante. Aquí se utilizan las llamadas redes neuronales, que se parecen mucho al cerebro humano. Con muchas capas de neuronas, la IA puede resolver tareas cada vez más complejas, desde el procesamiento del lenguaje hasta el control de coches autoconducidos.
Una velocidad nunca antes alcanzada
Lo que hace que la IA sea tan impresionante es la velocidad a la que trabaja. Puede analizar enormes cantidades de datos en fracciones de segundo y encontrar patrones que a los humanos les llevaría semanas o meses. Un buen ejemplo es la medicina: la IA puede analizar imágenes de rayos X a la velocidad del rayo e incluso detectar pequeñas anomalías que el ojo humano podría pasar por alto.
En esencia, todo se reduce a esto: la IA trabaja procesando enormes cantidades de datos y aprendiendo de ellos para tomar decisiones cada vez mejores. Puede asumir tareas tradicionalmente reservadas a los humanos, y a menudo lo hace con mayor rapidez y precisión. Pero la IA no es omnisciente: se limita a patrones y siempre necesita la información adecuada para funcionar bien.
¿Cómo quiere enfrentarse Colombia a la IA?
Hasta febrero de este año, el Ministerio de Investigación de Colombia no presentó la llamada hoja de ruta de la inteligencia artificial, con la que se pretende que el país se inicie en esta nueva tecnología. El objetivo es permitir el uso ético y a largo plazo de la IA. El resultado de esta hoja de ruta son cinco puntos que deberían ocupar un lugar central en el futuro a la hora de abordar la IA.
El primer punto se refiere a la transparencia de los algoritmos que corren detrás de la IA y que deberían estar sujetos a un cierto estándar ético. Para ello, todos los residentes colombianos deberían poder ayudar y co-decidir cómo se deben tratar los problemas y asuntos futuros.
Además, la propia Colombia debe formar y promover un número suficiente de especialistas que trabajen en el campo de la IA. De este modo, se espera que el país no tenga que depender de especialistas extranjeros, sino que pueda formarlos y moldearlos él mismo.
Integración de la IA en la economía colombiana
A partir de ahora, ciertas tecnologías que funcionan sobre la base de la IA se introducirán en las empresas existentes y las universidades y los desarrolladores colaborarán aún más estrechamente con la economía para garantizar una integración fluida. Para ello, se promoverá el talento y se pondrán en marcha programas para entender y utilizar las próximas tendencias y tecnologías.
Todos los datos recopilados sobre la IA en Colombia se compartirán entre diferentes organizaciones, profesionales, empresas, universidades y escuelas. De este modo, todos los participantes podrán beneficiarse de ellos y los datos se utilizarán de forma segura y selectiva.
Otro punto importante es la seguridad de los datos utilizados para alimentar la IA en Colombia. En particular, las áreas en las que la seguridad de los datos desempeña un papel importante deberían estar mejor protegidas en el futuro. Se trata de ámbitos como el aeroespacial, la gestión del territorio y la detección precoz de posibles amenazas. El objetivo de este punto es el uso seguro de la IA y la protección de la población colombiana frente al peligro.
Más oportunidades a través de la IA
También hay grandes oportunidades en las ciudades. Bogotá, famosa por su caótico tráfico, podría por fin respirar aliviada. La gestión inteligente del tráfico podría aliviar la congestión, hacer que el tráfico fluya más suavemente y hacer que los desplazamientos diarios sean menos estresantes. ¿Y en el sector sanitario? La IA podría realizar diagnósticos más rápidos y precisos, lo que significaría que los pacientes podrían recibir la ayuda que necesitan con mayor rapidez. Pero entonces surge la pregunta: ¿qué ocurrirá con las personas que siguen realizando estas tareas? ¿Qué pasará con los conductores, el personal de oficina, las enfermeras? ¿Se quedarán en el camino?
Precisamente ahí radica el riesgo. La IA y la automatización podrían hacer que muchos puestos de trabajo fueran redundantes, especialmente en el sector de los salarios bajos. En Colombia ya existen las llamadas granjas de clics, donde la gente trabaja por muy poco dinero y entrena modelos de IA haciendo clic sobre ellos. Por otra parte, esta injusticia garantiza que la IA mejore, pero los trabajadores que allí trabajan no ganan nada con ello.
Minimizar riesgos, maximizar oportunidades
Las bonitas promesas de eficiencia a menudo significan una cosa: las personas están siendo sustituidas por máquinas. ¿Coches que se conducen solos? Sí, suena bien, pero ¿qué pasa con los taxistas? Y eso es sólo un ejemplo de muchos.
Sin embargo, Colombia tiene la oportunidad de utilizar la IA adecuadamente. Invertir en educación y promover la tecnología es clave, al igual que proteger a aquellos que podrían perder su trabajo debido a la automatización. El equilibrio entre progreso y justicia social será crucial. No se trata sólo de utilizar la tecnología, sino de utilizarla de forma que beneficie a todo el país, no sólo a unos pocos.
Al final, Colombia tiene que elegir. La IA podría allanar el camino hacia un futuro brillante, pero sin una estrategia y una visión claras, los riesgos podrían ser mayores que los beneficios. El rumbo debe fijarse ahora, y eso marcará la diferencia entre que la IA se convierta en una oportunidad o en un riesgo.