En todo el país, 18 personas fueron condenadas por el delito de pornografía infantil entre el 1 de enero y el 10 de julio de este año, según cifras recientes de la Fiscalía General de la Nación.

A esto se suma que durante ese mismo periodo se realizaron 656 investigaciones por parte del ente acusador y se recibieron 550 denuncias en Colombia.

Aun así, estas son cifras que no alcanzan a abarcar todo el espectro de la pornografía infantil, una titánica red virtual que reúne miles de personas en todo el mundo.

“Se trata de un delito bastante complejo, porque tiene la posibilidad de ser muy transfronterizo en la medida en que se pueden enviar contenidos a Japón o a donde el delincuente quiera sin ningún problema”, aseguró Mario Gómez, fiscal para la Infancia y Adolescencia a nivel nacional.

Para entender qué tanto ha crecido esta red, hay que fijarse en el panorama mundial. De acuerdo con una investigación publicada en septiembre por The New York Times, mientras en 1998 había un poco más de 3000 fotografías y videos con abusos a menores en Internet, en 2018 incrementaron a 45 millones.

Y es que según Gómez, se requiere de una gran precisión tecnológica para dar con el paradero de estos delincuentes, dado que ellos camuflan su dirección IP (número que revela su verdadera localización). Es por eso que, por ejemplo, un delincuente puede encontrarse supuestamente en Rusia, pero en realidad está en otro lugar del mundo.

“Colombia tiene un muy buen laboratorio contra la pornografía infantil en Bogotá, pero no es suficiente, porque todavía nos apoyamos bastante en agencias policiales, como la Interpol o la Europol”, señaló.

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Gómez agregó: “También está el inconveniente de que es un delito sobre el que hay mucha desinformación y esa es la razón por la que algunos ciudadanos piensan que una foto, digamos, desnuda de una niña de seis años en la playa constituye el delito de pornografía infantil. Esto no es cierto, porque la normativa penal señala que debe haber evocación a actos de sexualidad explícita, o se algún tipo de relacionamiento sexual”, agregó el fiscal.

Si los ciudadanos llegan a tener más claridad en este asunto, anotó, las denuncias serían más efectivas en el sentido de que sí se ajusten a las características del delito en sí.

Gómez explicó que estos casos tampoco deben confundirse con otros, como el uso de una fotografía muy íntima de un menor para chantajearlo, lo que sería considerado como extorsión, o que un mayor contacte mediante un perfil falso a un niño para tener relaciones sexuales, lo que comúnmente es entendido como ‘grooming’.

“Más que modalidades, son la cantidad de delitos que pueden tener lugar en la red y que estén relacionados con el abuso de menores”, explicó el jefe de Infancia y Adolescencia de la Fiscalía General de la Nación.

Por estos hechos, una de las detenciones más recientes se registró en septiembre, cuando las autoridades aprehendieron a un hombre que compartía videos y fotografías a una red de pornografía infantil con más de un millón de usuarios, algunos incluso de Alemania, Rusia, así como países de Europa del Este.

Otra captura que fue muy sonada este año tuvo lugar en abril, cuando las autoridades capturaron en Jamundí a una mujer que sería modelo webcam y que, al parecer, vendía videos de niños, cada uno entre $200.000 y $500.000.

Las investigaciones del CTI y la Policía Metropolitana determinaron que ella se aprovechaba de varios de sus familiares menores de edad para grabarlos y enviar sus metrajes a Argentina y varios países europeos.

“La idea es que la captura de un pornógrafo dé con la ubicación de otros pares suyos, pero aquí viene un debate muy interesante. Dado que los beneficios para abusadores de menores están prohibidos por la Ley de Infancia y Adolescencia, hay quienes defienden esta restricción, pero también está la otra contraparte que dice que sería muy bueno que sí hubiesen beneficios si esa persona ayuda a desmantelar a más redes de pornografía infantil”, aseveró.

Gómez reconoció que si se cruza el número de condenas versus el espectro general del crimen, “por supuesto que puede haber un vacío enorme que se define como impunidad. De ahí la importancia de lo certera que debe ser la denuncia ciudadana y la colaboración de las víctimas de este flagelo”.

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A su vez, Nazly Borrero Vásquez, especialista en seguridad en delitos informáticos, explicó que hay dos formas principales con la que los pornógrafos se sirven para captar menores de edad en Internet.

La primera, es la creación de perfiles falsos en redes sociales, haciéndose pasar por niños o adolescentes, para establecer noviazgos virtuales y de ahí, hacer solicitudes de fotos y videos de carácter sexual.

“La segunda es que, ya establecida una relación virtual, acuden a diferentes herramientas y conocimientos en tecnología para obtener la dirección IP de la víctima. Con esto, ya no solo saben la ubicación exacta del menor de edad, sino que pueden activar la webcam de sus dispositivos (computador, tablet, celular) para grabar lo que ocurre en frente y así obtener imágenes comprometedoras. Con la dirección IP pueden escudriñar toda la vida digital de sus víctimas”, afirmó Borrero.

De todos modos, agregó, no todos los pornógrafos son tan sofisticados a la hora de pasar desapercibidos en la red o son muy evidentes cuando reciben transferencias bancarias del exterior luego de vender el material de abuso sexual, lo que facilita su captura por parte de las autoridades.

“Aunque Colombia tiene un buen laboratorio en Bogotá, todavía falta fortalecer más el tema de prevención, con campañas en donde haya una concientización constante a los niños”, comentó.

Red Papaz

Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Red Papaz, anotó que hay tres grandes riesgos a los que están expuestos los niños en el tema de abuso sexual en Internet.

“El primero son los contenidos sexuales a los que pueden ingresar abiertamente -aseguró-.Esto debe prevenirse desde el hogar, porque incluso si es material entre adultos, deja vulnerable al niño”.

”El segundo son los contactos por redes sociales, que los padres deben enseñar a sus hijos a diferenciar de lo que realmente es un amigo, porque muchos se disfrazan de lo que no son y engañan con facilitad a nuestros hijos”.

”Y el tercero es estar pendiente de la conducta de los niños, para que, por ejemplo, no guarden ni distribuyan fotos íntimas de sus compañeros, algo incorrecto incluso en menores”.

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Caso en Bucaramanga

En mayo de este año fueron capturados en Bucaramanaga dos hombres, de 33 y 34 años, por comercializar videos y fotografías de menores de edad.

Cuando las autoridades allanaron su lugar de operaciones, cuya fachada era un local de mantenimiento de celulares, se encontraron más de 10.000 videos pornográficos, cuyos protagonistas eran niños cuyas edades oscilaban entre los 2 y 17 años.

Según las investigaciones, los hombres vendían cada video entre $300.000 y $350.000. También se determinó que coordinaban la entrega de estos contenidos por redes sociales y mensajería instantánea.