Juan Larinson Castro Estupiñán, alias Matamba, era un delincuente difícil de cazar y con un poder corruptor demostrado, tanto que se fugó dos veces de la cárcel. En sus 25 años de trayectoria criminal, de acuerdo con información de inteligencia, siempre contó con el apoyo de una bruja que él consideraba que lo protegía, pero el delincuente no contaba con que ella sería la clave para dar con su paradero.
Según las autoridades, una de las primeras acciones para encontrar a alias Matamba fue buscar a la bruja de cabecera del criminal, que vivía en Nariño, pero que también había huido. Aunque no tenía deudas con la justicia, se refugió en Venezuela. Cuando la ubicaron, la Policía de la mano de la DEA, empezaron a hacerle seguimientos, y a intervenir sus comunicaciones para dar con el paradero del narco.
Castro Estupiñán estuvo escondido gracias al apoyo de integrantes del Clan del Golfo y algunos narcotraficantes de la zona de Santander y Magdalena Medio.
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Con el apoyo de la DEA y la traición de la pitonisa que se comunicaba con alias Matamba, a través de internet, se logró dar con su paradero en una casa ubicada en zona rural de Bolívar, Santander, según revelaron las autoridades colombianas.
De acuerdo con el general Ricardo Alarcón, director de Antinarcóticos, ‘Matamba’ se comunicaba casi a diario con la pitonisa venezolana, quien era una persona de confianza desde hace más de diez años.
“La bruja es una fuente que se trabajó con la DEA, que nos da unas informaciones puntuales y que nos permite hacer ese trabajo cartográfico tan importante para llegar a los tres puntos donde estuvo ‘Matamba’ luego de su escape de la cárcel”, reveló el general a los medios.
De hecho, el ministro de Defensa, Diego Molano, confirmó que alias Matamba tenía como costumbre buscar “protección” por parte de la bruja, para no ser detectado por la Fuerza Pública.
“Para buscar protecciones espirituales para no ser detectados o afectados por operaciones de la Fuerza Pública. En este caso, él tenía esa costumbre de llamarla para buscar ese tipo de resguardo, yo diría malévolo, y esto permitió obtener información para dar con la ubicación exacta de ‘Matamba’”, indicó Molano.
El Ministro de Defensa reveló además que la recompensa que se ofrecía por la ubicación del capo, por un monto de $2000 millones, se pagará a la pitonisa venezolana que le brindaba ‘asesoría’ diaria a través de internet.
“Ni con la protección de las brujas están por encima del Estado o la fuerza de la ley”, sostuvo Molano.
La relación de Matamba con esta mujer había dado buenas pistas para dar con el criminal, pero ya en territorio, era necesario encontrar exactamente en qué lugar de este municipio se encontraba. Hombres de inteligencia del G rupo Élite de la Policía fueron hasta el lugar para seguir las huellas y buscar información, pues Castro había utilizado otras artimañas para camuflarse.
Según el general Alarcón, el narcotraficante también había cambiado algunos aspectos de su apariencia física para evitar ser identificado por la población civil y por los uniformados.
Los equipos de alta tecnología, para rastrear comunicaciones, que se usaron con apoyo de la DEA, fueron claves para determinar que Matamba estaba en el municipio de Bolívar, departamento de Santander.
“Se dejó crecer la barba, se puso brackets y se colocó extensiones de pelo para distraernos. En un punto dudamos que fuera él”, enfatizó el General.
Otra de las pistas que fue fundamental para dar con ‘Matamba’ fue la reunión con José Gonzalo Sánchez, alias Gonzalito, en el Magdalena Medio y con miembros de las extintas autodefensas que hacen presencia en ese lugar.
Con su ubicación clara, miembros de la Policía se dirigieron a zona rural de Bolívar donde fue dado de baja en un intercambio de disparos.
Allí, ‘Matamba’ se habría enfrentado con la Policía, lanzando una granada a los Comandos Jungla.
De acuerdo con las autoridades, luego del enfrentamiento fueron incautados “un fusil, una pistola dos revólveres y varía munición”, detalló el general.
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Por último el director de la Policía informó que ‘Matamba’ no estaba solo, que tenía un escolta con él, quien quedó herido y lo están buscando.
El narcotraficante, de acuerdo con un informe de inteligencia de la Policía, era el cabecilla principal de la estructura denominada ‘Cordillera Sur’, aliada con el ‘Clan del Golfo’. Esta contaría con cerca de 100 hombres en armas y 50 integrantes del componente criminal focalizado, desplegados en áreas rurales de los municipios de Roberto Payán, Magüí Payán, Tumaco, en Nariño.
Otras prácticas de los criminales:
Los rezos no protegieron a ‘Matamba’ de una muerte atroz, como tampoco lo hicieron con otros miembros del Clan del Golfo como:
Francisco Morelo Peñata, alias Negro Sarley, miembro del estado mayor del Clan del Golfo era uno de los que se encomendaba al cuidado de los espíritus, según los investigadores, y contrataba santeras para que lo guiaran en sus misiones. Mismas personas que las autoridades se concentraron en identificar y sin saberlo llevaron a sus protegidos a su muerte el 24 de abril de 2013 en Turbo, Antioquia.
Otro caso de magia oscura alrededor de estos criminales sucedió con Uldar Cardona Rueda, alias Pablito, quien era custodiado por un escolta que cargaba siempre un muñeco hecho de ramas y pelos, con el que supuestamente se protegía a sí mismo y a su patrón. El 2 de mayo de 2017, en un operativo militar, un suboficial de la Policía afirmó que en medio de la balacera ningún proyectil los impactaba, por lo cual tuvo que rezar antes para dar de baja al escolta y a su jefe.
A las mismas prácticas recurría Roberto Vargas, alias Gavilán, quien llegó a ser líder del Clan del Golfo. El delincuente le cortó las garras a un gavilán y mandó a disecarlas para convertirlo en un talismán. Pero esto no le funcionó por mucho tiempo, pues el 31 de agosto de 2017 fue dado de baja en un operativo militar.