Cuatro meses antes de aparecer en Cali como un inversionista dispuesto a pagarle al Consejo Mundial de Boxeo $2,5 millones de dólares para que el campeón mundial de peso Bridger, Óscar Rivas, hiciera su primera defensa en la ciudad, Juan Carlos Criollo andaba con los bolsillos vacíos por las calles del barrio El Tunal, en el sur de Bogotá.
Se había convertido en visitante constante de la Iglesia Centro Bíblico Internacional, Generación con Destino Profético, una casa de oración ubicada en ese sector de la capital del país y representada ante el Ministerio del Interior por el pastor cristiano William Gerardo Martínez Barragán.
Hasta allí llegaba Criollo cada día para asistir a terapia psicológica y emocional intentando superar el supuesto duelo por la pérdida de su esposa y de su hijo, quienes habrían fallecido en un accidente de lancha, recuerda el pastor Martínez Barragán, luego de que esta se volteara mientras atravesaban unos rápidos en un río ubicado en zona turística de Chile, país al que habían viajado de excursión.
Aunque no fue posible encontrar algún registro a través de internet del supuesto accidente, el pastor Martínez no cree que Criollo se haya inventado esa historia. “Yo creería que eso sí fue cierto porque no he visto a un hombre llorar de la manera que lo hacía cuando estaba con la psicóloga que dispusimos para atender su situación”.
“Lo que supimos es que la mujer y el hijo estaban en Chile, antes de cerrar fronteras por pandemia, y el accidente ocurrió durante un paseo cuando se les volteó la canoa y ella murió ahogada; el niño murió después de doce días hospitalizado esperando que reaccionara. Según eso, el niño fallece el 7 de diciembre y esa es la historia que conozco y que me comentó Juan Carlos Criollo”, relata el pastor.
El problema es que las víctimas de la estafa y del engaño orquestado por Criollo para quedarse con el dinero de quienes estaban invirtiendo verdaderamente en la realización de la velada boxística, para que el entonces campeón Óscar Rivas realizara en Cali su defensa del título ante el retador polaco Lukasz Rozanski, tampoco le creen al pastor.
Fue justamente William Gerardo Martínez la persona que presentó Criollo como su ‘gerente comercial’ cuando el 30 de abril del 2022 anunció mediante un comunicado que quedaba desvinculado del proyecto ‘Batalla en Cali’ el señor Harold González, la persona que increpó a Criollo cuando empezó a develarse lo que en realidad había detrás del falso millonario: una estafa, y cuando empezó a cobrarle los $40 millones que le prestó mientras le llegaba, según Criollo, un millón y medio de dólares de Aguas Calientes, México.
No obstante el pastor aseguró en diálogo con El País que él también fue víctima de Criollo. “Desafortunadamente terminé siendo parte de ese equipo y fue un experiencia muy desagradable porque a mi esposa la golpearon y a mí me amenazaron por algo en lo que no tengo nada qué ver. Yo jamás recibí dinero de nadie”.
“Mi única conexión con Juan Carlos Criollo fue espiritual porque conectamos a raíz de la pérdida de su esposa y de su hijo y luego me pidió que lo ayudara en ese negocio, que estaba a la espera de que le llegara el dinero de unos inversionistas de México, y resulta que yo siempre me he movido en la parte comercial y quise sumarle a su proyecto, pero no recibí dinero de nadie ni me pagó nada del salario que me había prometido”, dice el religioso.
Natalia González, quien perdió $116 millones que le prestó a Criollo, asegura que no es cierto lo que dice el pastor porque ella misma consignó en dos ocasiones ocho millones de pesos a nombre de William Martínez.
Su riesgo era la Fiscalía
En una de las entrevistas en Cali, cuando se anunció el estadio Pascual Guerrero como el escenario de la pelea Rivas-Rozanski, Criollo le pidió al pastor atender a los medios, argumentando que quería pasar desapercibido porque corría riesgos en la ciudad por una deuda que tenían con él unos empresarios de licores.
De acuerdo con sus antecedentes judiciales, el verdadero riesgo es que fuera capturado por la Fiscalía por los procesos que tiene por falsedad en documentos y por estafa, el primero de ellos del 2004 y los más recientes tienen como fecha mayo de 2018 y otra denuncia por estafa de enero de 2019.
Pero no existe estafador sin suerte, y durante una rueda de prensa en la plazoleta Jairo Varela se encontraba un empresario de la moda y manejo de medios, quien vino invitado a Colombia por la Gobernación del Cauca y le presentaron a Criollo.
Para entonces ya el falso millonario contaba con una acreditación oficial y real como ‘Promotor de boxeo profesional’ que le tramitaron de urgencia ante la Comisión Nacional de Boxeo Profesional para evitar que la WBC no aceptara el pago de los $2,5 millones de dólares ni que una persona ajena al deporte, como Juan Carlos Criollo, fuera el organizador.
“Ofreció pagarme $150.000 dólares y empecé a trabajar en relaciones con las federaciones de box de Puerto Rico, Florida y México porque conozco este negocio y en la búsqueda de patrocinios de las televisoras, que pagan por los derechos para transmitir, y la publicidad a través de los casinos; eso ya lo tenía comprometido y listo, pero nunca me pagó”, cuenta el empresario desde su casa en Los Ángeles, California.
El dinero quedó de llevárselo en unos días a Miami, en una reunión en la que también estaría Mauricio Sulaimán, el director ejecutivo del Consejo Mundial de Boxeo, de origen mexicano, pero todo fue mentira.
“Yo pregunto, cómo un empresario de la talla de Yvon Michel, apoderado de Óscar Rivas, y el Grupo GYM aceptaron un contrato de estos con Juan Carlos Criollo cuando había tanta irregularidad y tantos incumplimientos. ¿Cómo es que cita a Yvon Michel a una reunión a Miami cuando él no podía ir (no tenía visa). Eso es una cosa fuera de todo orden”, dice el pastor Martínez.
Criollo sigue por sus andanzas
Luego de que se destapó el escándalo de que todo era una estafa, porque Criollo huyó el día que debía pagar $400.000 por unas camisetas que mandó a hacer para promocionar la ‘Batalla en Cali’, se supo que había trabajado con otra empresa envuelta en varios escándalos a nivel internacional.
“Supimos luego que el señor trabajó en el entramado de moneda digital Generación ZOE, de propiedad del empresario argentino Leonardo Cositorto, capturado en República Dominicana”, cuenta Raúl Aponte, quien también tenía firmado un contrato de patrocinio con Juan Carlos Criollo.
Cositorto habría creado un entramado de empresas en el norte de Bogotá, incluida una dedicada a ‘coaching’ empresarial, y fue a través de ella que llegó al proyecto boxístico Juan Carlos Criollo, aunque el contrato de organización lo firmó a través de su supuesto ‘Grupo empresarial Jabes 77 SAS’, inscrita en Palmira, sin sede propia y que apenas contaba con un capital de cinco millones de pesos.
Curiosamente, Cositorto había prometido inversiones por millones de dólares en equipos de fútbol de Argentina como Chacaritas y estuvo supuestamente en negociaciones para invertir en el Real Madrid, de España.
La diferencia es que Cositorto está preso, pero Criollo sigue libre. Lo peor es que continúa con sus andanzas en la ciudad de Bogotá.
Según los registros de afiliación a seguridad social y riesgos laborales consultados por El País, Juan Carlos Criollo Moreno trabaja hoy en una empresa dedicada a ‘actividades de comisionistas y corredores de valores; hace referencia a empresas dedicadas a las transacciones bursátiles efectuadas a nombre de terceros”, según el registro oficial del Gobierno Nacional.
Pusieron al ratón a cuidar el queso. Y en este momento muchos inversionistas estarán creyendo que con Criollo su dinero está seguro, como lo creyeron los empresarios del boxeo y el mismo Óscar Rivas, la principal víctima de esta estafa porque el Consejo Mundial de Boxeo, por no haber hecho la defensa del título, lo despojó de su cinturón de campeón.
Un costo demasiado alto para una pelea en la que él único que salió victorioso fue Juan Carlos Criollo.