Cali todavía no sale del asombro luego de que el pasado domingo en la tarde, en el barrio Marroquín, fuera abandonado en plena vía pública un armario que en su interior tenía el cuerpo de un hombre que se dedicaba a realizar mudanzas.

Según la información entregada por la Policía, una persona fue contratada por desconocidos que cerca al mediodía le pidieron cuidar el armario, pero al ver que no regresaban a reclamarlo decidió alertar a los policías del cuadrante.

“A quien le pidieron cuidar el armario inició a sospechar y llamó a los uniformados. Luego de la comunicación, nuestro cuadrante inspeccionó el armario y observó que en el interior había un cuerpo sin vida”, aseguró el coronel José Daniel Gualdrón, comandante de la Policía de Cali.

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Al parecer, el cuerpo de la víctima, de 44 años, presentaba heridas con arma cortopunzante y desde el sábado en la tarde la familia no tenía información de su paradero.

Sobre los avances en la investigación, el Comandante detalló que el vehículo que conducía la víctima tenía GPS, lo que permitió hacer seguimiento al recorrido que habría realizado en sus últimas horas de vida.

Según las autoridades, el vehículo hizo un recorrido el sábado desde el barrio Marroquín hasta Santander de Quilichao y retornó hasta el barrio Ciudad Córdoba, donde fue ubicado.

¿Qué habría detrás del homicidio?

Según expertos en seguridad, el hecho de que el cadáver del hombre haya sido guardado en un armario y dejado en plena vía pública de un barrio popular de la Cali, tendría como objetivo enviarle un mensaje a alguien de esa comunidad.

“En las imágenes del domingo todos pudimos ver la gran cantidad de personas que había alrededor del armario para ver de quién se trataba. Creo que la persona fallecida vivía en el barrió donde ocurrieron los hechos o en un sector cercano. Cuando un criminal hace ese tipo de actos es para dejar claro que ellos no están jugando. El armario es un símbolo de fortaleza para las personas que cometieron el crimen”,
explicó Héctor Herrera, experto en seguridad ciudadana.


Carlos Javier Soler, exsecretario de seguridad de Cali y especialista en temas de seguridad y defensa, sostiene que actos como estos son “conocidos como la escala más amplia del nivel de crueldad y maldad”.

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“Con esto no solo se le envía un mensaje a la comunidad de que las bandas son capaces de asesinar, sino de que también pueden torturar. Dejar un cuerpo en la vía pública busca mandar un mensaje de intimidación, miedo y terror, y de que eso que le pasó a ese hombre que estaba dentro del armario le puede ocurrir a cualquier persona que se interponga en los objetivos de la organización criminal”, sostuvo el exsecretario de seguridad de Cali.

El exmilitar aseguró que este tipo de comportamientos tienen un poco de la crueldad que se dio en los años 80 y 90 dentro de la mafia narcotraficante italiana. “También tiene algo de las prácticas violentas que se han tomado a Centro América, en especial lo que son la Mara Salvatrucha, en El Salvador y Guatemala. Ellos dejaban en los cuerpos unas huellas bastante fuertes para mandar un mensaje de intimidación”.
Sin embargo, el experto en seguridad Pablo Uribe argumentó que este caso todavía tiene demasiadas incógnitas como para dar una teoría sobre qué fue lo que realmente ocurrió.

“Hay que esperar a que las autoridades investiguen un poco más y entreguen información frente al caso, pero considero que pudieron haber ocurrido dos cosas. La primera es que en medio de su trabajo de mudanzas la víctima pudo ser contratada por una persona que tenía malas intenciones o que pretendía transportar algo ilegal y salió mal el plan. También puede haber ocurrido que en su ruta intentaron robarlo, hacerle daño y él no lo permitió y fue asesinado. Todas estas hipótesis hay que estudiarlas”, advirtió Uribe.

“El objetivo de dejarlo en vía publica es porque probablemente lo mataron y esa fue la única manera como pudieron deshacerse del cuerpo”, dijo Uribe, quien también puso sobre la mesa la posibilidad de que este hombre estuviera siendo víctima de extorsión y su crimen sea una manera de intimidar a las demás personas que también estarían siendo afectadas por este delito.

Para Soler, este tipo de prácticas también pueden haber sido importadas de la lucha que ha traído la organización criminal venezolana denominada Tren de Aragua, quienes han pretendido ingresar a Colombia y sembrar el miedo en la comunidad para que no hablen, no vean, no escuchen y no informen nada de lo que ocurre en los barrios.
“Este caso es todavía un motivo de investigación criminal y judicial para llegar a entender qué pudo haber ocurrido y si en medio de todo puede haber algún tipo de problema o venganza”, finalizó Carlos Soler.

“El viaje que el hombre realizó en la tarde del sábado a Santander de Quilichao es lo que me tiene muy pensativo porque no sé qué tipo de mudanza iba a realizar por allá. Hay que revisar el recorrido con las cámaras de seguridad de la ciudad para saber si es una organización criminal la que está detrás de todo esto y poder generar, desde ya, una alerta temprana y evitar que casos como este se vuelvan a presentar en la ciudad”, dijo Héctor Herrera.

Para el experto es clave revisar cuáles fueron las últimas llamadas que la víctima realizó y cuáles eran sus clientes habituales. “Es uno de los primeros casos en el país donde dejan la persona en vía pública para que todo el mundo se entere de lo que le pasó y la forma en que murió”.