“Cuatro hombres se subieron a la parte trasera del articulado con cuchillos, atracaron a todas las personas, les robaron todas sus pertenencias. Uno manejando no se da cuenta, la Policía no se ve por ninguna parte y guardias no hay. Hace días un hombre se coló por la puerta trasera del bus, lo intenté bajar y me amenazó con un arma blanca, no pude hacer nada, luego los usuarios me empezaron a gritar: “Déjalo que esto no es tuyo”, “no te metas”, “vení bájalo”. Impotente, no volví a hacer nada”, relató uno de los conductores del MÍO que esperaba iniciar su turno en la estación Capri.

Este es solo uno de los testimonios recogidos por El País, que visitó 58 de las 61 instalaciones del MÍO. La mayoría presentan condiciones de abandono y falta de personal para la atención de la ciudadanía. En el recorrido se evidenció que solo en unas pocas estructuras del sistema se presenta personal permanente dedicado a la vigilancia, las cuales corresponden a las terminales de: Paso del Comercio, la cual contaba con un guardia de seguridad; Andrés Sanín, con tres guardias; Menga con dos y Calipso con dos.

Respecto a la estaciones se pudo observar que solo en seis permanece personal de seguridad de manera permanente las cuales son: Centro, con un guardia; Tequendama, con un vigilante; Unidad Deportiva, con una persona de seguridad privada y cuatro auxiliares de Policía; Universidades, cuenta con un guardia y dos con miembros de la Policía, mientras que en Sucre solo permanecía un vigilante y San Pedro contaba con dos auxiliares de las autoridades. Además, se evidenció que el trabajo de los patrulleros de la Policía está dividido en cuadrantes, es decir, una sola patrulla motorizada es la encargada de cuidar un número de estaciones, como es el caso de una del sur, que vigila desde Manzana del Saber, hasta Pampalinda.

“Ante la inseguridad yo tomo mis medidas, en mi maletín llevo todas mis pertenencias y siempre al frente, no me siento seguro. Aquí en Unidad Deportiva hace días dos personas estaban peleando con cuchillo y nos tocó correr, es inseguro ya que mucha gente que viene de la ladera ingresa al sistema sin pagar. Las chicas de la Policía apoyan bastante, el día del incidente una de ellas sometió a uno de los hombres armados y la seguridad privada se ve más que todo en las entradas”, aseveró Daniel Londoño, estudiante y usuario del MÍO.

Por su parte los conductores aseguran que sus condiciones de trabajo en materia de seguridad no son dignas, pues diariamente están expuestos a situaciones que pueden atentar contra su integridad y que “en prácticamente ninguna de las estaciones hay Policía ni guardias. Donde hay alguien cuidando la portería suele ser una señora del servicio al cliente que no se mete en nada ni con nadie. La gente entra como quiere, transportamos a personas en condiciones de calle, quienes no pagan los pasajes y que para nosotros representan inseguridad porque pueden atentar en cualquier momento contra nuestras vidas y la de los usuarios”, afirmó uno de los operadores que se encontraba en la Terminal de Paso del Comercio.

Ante el gran número de estructuras en las que no se evidenció presencia de miembros de seguridad privada ni de la Policía Nacional, se preguntó a uno de los guardias sobre la situación y afirmó que solo se prioriza la vigilancia de las terminales y algunas de las estaciones del centro de la ciudad, mientras que otras son monitoreadas por cámaras y visitadas de manera rotativa, es decir, uno de los funcionarios visita la estación durante unos minutos y luego se dirige a otra cercana.
“Personal de seguridad como tal no se va a encontrar en cada estación”, afirmó el hombre que pidió reservar su identidad.

Añadió que el problema de la falta de personal dentro del sistema también les afecta, pues solo una o dos personas para cuidar una estructura, mantener el orden, atender a las personas y velar por la seguridad de estas, no solo es insuficiente, sino que representa un peligro para ellos.

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Un claro ejemplo de esta problemática se vive en la Terminal Andrés Sanín, la cual está ubicada entre la calle 73 y la Avenida Ciudad de Cali (calle 75), que atiende a las comunas 7, 14 y 21 del distrito de Aguablanca y donde paran 24 rutas del sistema. Aquí solo se encuentran tres personas de seguridad privada. Dos ubicados en la entrada y uno encargado de la plataforma alta donde los usuarios abordan las rutas troncales y petroncales, a este punto, llegan distintos grupos de personas a colarse en masa.

“Aquí la situación es muy compleja, todos los días hay que 'luchar' con las personas, no hacen caso y a veces hasta lo agreden a uno. Grupos de los barrios aledaños vienen a colarse en masa y hace días me iban a apuñalar por evitar que lo hicieran. La Policía solo hace presencia cuando los llamamos, el cuadrante viene, hace una ronda y se va. Pero no hay presencia permanente”, afirmó Luis Heider Hitaz, guardia de la terminal de Andrés Sanín.

Testimonios de personas las cuales han sido víctimas o testigos de delitos se repiten a lo largo y ancho de la ciudad.
“La inseguridad en las instalaciones del masivo es horrible, hay muchos robos, en lo que va del mes tres personas allegadas mías han sido atracadas y a mí me robaron hace dos meses. No hay nadie que controle esto y en las estaciones no hay Policía ni guardas que puedan ayudarlo a uno. Me he sentido vulnerada, indefensa, acosada, da miedo montarse en el MÍO”, declaró Elizabeth Granados, estudiante de Medicina, mientras esperaba su ruta en el vagón dos de la estación de Tequendama.

Respecto al acoso, son varios los testimonios de mujeres y hombres, víctimas de acosadores que ante la ausencia de las autoridades y aprovechando las aglomeraciones dentro y fuera de los buses, atentan contra la intimidad de las personas.

“No me siento segura, hay poca seguridad, pero me siento más protegida en una estación que en el bus, ya que siempre hay personas. Hace días fui víctima de acoso sexual, eran las 8:00 p.m., iba en la ruta T31 y llegué a Universidades, cuando me iba a bajar, me percaté que el hombre que estaba a mi lado se estaba masturbando, quedé traumada”, afirmó Diana Gómez, quién toma el MÍO desde Universidades hasta Unidad Deportiva de lunes a viernes.

“Dentro del bus, un señor estuvo tocando mis partes íntimas, ante la incomodidad empecé a moverme, él se percató, le dio miedo y se bajó en una estación”, dijo un estudiante de bachillerato quien solicitó total reserva.

¿Qué dicen las autoridades respecto a la seguridad en el MÍO?

Según la Secretaría de Seguridad de Cali, el 35 % de los hurtos que se presentan en la ciudad se dan dentro de las instalaciones y buses del MÍO. Ante esto y debido a situaciones como la presentada el pasado mes de septiembre donde bandas criminales se citaron para una pelea campal en la Terminal de Cañaveralejo y la del joven que fue herido con arma blanca dentro de la estación de Torre de Cali, el Secretario de Seguridad Jimmy Dranguet, anunció un convenio con la Policía por un valor 5300 millones de pesos, el cual la Alcaldía financiaría el 70 % del dinero y Metrocali el 30 % restante, con el fin de que 300 uniformados apoyen la seguridad dentro del sistema.

Se planeaba que este acuerdo entrara en vigencia en el mes de noviembre de cara a la temporada navideña, a pesar de esto, la firma aún no se ha ejecutado. El País consultó al gerente de Metrocali, Óscar Ortiz, el cual declaró: “La responsabilidad es de la Secretaría de Seguridad y Justicia y de la Policía, el convenio es algo que no está en mis manos”.