Ana, (nombre ficticio para proteger la identidad de la víctima) fue violentada por un hombre mayor en febrero del año pasado. Tenía 19 años.
Mientras hacía el trabajo, el hombre ya mayor, empezó a decirle cosas como, “eres muy bonita”. Esto la incomodó, así que permaneció en la sala esperando a que terminara. Tiempo después, la llamó a la cocina para que verificara si todo estaba solucionado.
“Cuando entré a la cocina me tomó con fuerza por la cara, me arrinconó contra el mesón y luego me besó a la fuerza. Yo quedé en shock y le dije que se fuera. Llamé a mi novio y me fui a su casa, desde donde llamamos a la Policía, pero nos dijeron que había que llamar a otra parte”, cuenta Ana.
A la mañana siguiente fue con una tía a la Estación de Policía más cercana donde le recomendaron “exagerar un poco” la situación porque de lo contrario no le pasaría nada al agresor. “Tienen que estar realmente violentadas, violadas, golpeadas para que la Fiscalía actúe”, les dijo un uniformado.
Además, les recomendó ir primero a la EPS para que le hicieran un reporte médico y recibiera atención psicológica. Una vez en la Fiscalía, se toparon con el primer obstáculo: el guarda de seguridad que les dijo que ya estaban cerrando, que madrugaran al otro día.
Después de un fuerte altercado, un funcionario salió, las escuchó y luego las condujo donde una juez que durante casi media hora solo, asegura la tía de la joven, hizo sentir culpable a su sobrina y además prácticamente le advirtió que si ponía la denuncia no iba a pasar nada. Y eso fue lo que sucedió: nada.
A finales del año pasado le enviaron una carta en la que le decían que debía adjuntar pruebas del ataque, de lo contrario cerrarían el caso. Ana no pudo aportar ninguna prueba.
“En conclusión la justicia para la mujer es tremendamente mala, aquí con la mujer pueden hacer lo que quieran porque si no se presenta con golpes, o ha sido agredida sexualmente no pasa nada. Si alguien te besa por la fuerza, te toca, eso no vale nada”, afirma la tía.
Ángela María Caicedo, abogada conciliadora, sostiene que los temas de violencia basada en género son terribles, si bien reconoció que se ha avanzado, pues hay una conexión con las entidades de salud que están obligadas a activar la ruta cuando una mujer llega violentada. “Lo cierto es que hay algunos funcionarios que no manejan la violencia de género con el enfoque correcto. Es un tema de capacitación de la justicia frente a sus operadores”, reitera.
En Cali, en el 2023 se registraron 10 feminicidios y con corte del 19 de noviembre, la violencia intrafamiliar contra la mujer también aumentó a 1976 casos, un 25 % más en comparación con el mismo periodo de 2022 cuando se contabilizaron 1576, según Cali Cómo Vamos.
William Idrobo, abogado penalista, dice que hay unas líneas de la Comisaría de Familia, la Fiscalía, el Icbf y la Patrulla Púrpura, que no funcionan.
“La ruta no está funcionando como corresponde. En muchas ocasiones estas mujeres que sufren de violencias de género además son revictimizada porque deben hacer una fila enorme para denunciar su caso, luego deben ir a hacerse valorar, volver a entrevistarse y después, en el juicio, su victimario les puede incluso preguntar y a través de su abogado las puede volver a revictimizar”, subraya.
Entre tanto, Lina Buchelly, coordinadora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, OEM, indicó que “hemos venido denunciando desde múltiples lugares, las dificultades que tienen de acceso a la justicia, las mujeres que sufren de violencia de género. Una de cada diez mujeres en Cali ha sido víctima de violencia de género en algún momento de su vida, pero no denuncian porque tienen un temor muy alto a la revictimización”, aseguró.
Por su parte, María Fernanda Penilla, exsecretaria de Bienestar Social y quien también fue víctima de este delito, afirmó que los procesos en la Fiscalía son paquidérmicos, tardan años y además falta mayor sensibilización por parte de los funcionarios que hacen parte de la ruta. “Incluso le dicen: ¿usted ha pensado con qué mantener a sus hijos si llegan a meter a su marido a la cárcel?”, expresa Penilla.
Explicó que Casa Matria nació hace 9 años como un lugar de juntanza de mujeres, pero solo con la creación de la Subsecretaria de Equidad de Género, se ha venido trabajando en el tema de violencia de género.
Casa Matria en el Oriente de Cali
Frente a algunas críticas respecto al hecho de que Casa Matria opere en el Oeste y no en el Oriente de Cali, lugar donde se presenta el mayor número de denuncias por violencia de género, la Subsecretaría de Equidad de Género, anunció la Casa Matria Oriente.
Cuenta con estudios y diseños hechos por la Universidad del Valle y hay una carta de intención del Fondo Colombia en Paz para la adecuación del predio.