La Policía de Bogotá capturó a un hombre de 31 años, conocido con el alias de Pinki, por los delitos de tráfico, fabricación y porte de armas de fuego, así como homicidio, en la localidad de Ciudad Bolívar. Las autoridades lo señalan como responsable de varios homicidios selectivos y hechos relacionados con sicariato.
Durante el operativo de captura, a alias Pinki se le encontró en posesión de un revólver y munición, lo que derivó en su arresto en flagrancia por porte ilegal de armas de fuego.
Según las investigaciones, las autoridades descubrieron que Pinki utilizaba el arma para cometer asaltos en establecimientos comerciales de mediana superficie, como panaderías y tiendas de barrio, en la localidad de Ciudad Bolívar. Los atracos se realizaban bajo la modalidad de robo a mano armada.
“A este hombre, se le atribuye la participación en al menos cinco hurtos a estos establecimientos, el más reciente fue el 10 de febrero de 2025, cuando ingresó en compañía de otras dos personas y haciendo uso de armas de fuego, hurtaron a los clientes y el producido de una panadería”, aseguró el teniente coronel Juan Camilo Montilla, oficial de guarnición Policía de Bogotá.
Según las autoridades, Pinki era un hombre que, por encargo de grupos delincuenciales, realizaba atentados contra la vida de comerciantes y tenderos del sector.
Por cada uno de estos crímenes, se le pagaba hasta seis millones de pesos, lo que refleja la magnitud de su involucramiento en actividades criminales y su peligrosidad.
La detención de Pinki no es un hecho aislado. Este individuo tiene una orden de captura vigente por el delito de homicidio agravado y tentativa de homicidio, relacionada con un incidente ocurrido el 25 de diciembre de 2024.
En ese evento, Pinki atacó a su expareja sentimental, lesionando gravemente al novio de ella y, en el mismo hecho, cometió el homicidio de otra persona. La brutalidad del crimen y la naturaleza personal de la motivación en este caso hacen que las autoridades consideren a ‘Pinki’ como un delincuente altamente peligroso.
Además, el capturado tiene un historial judicial que lo vincula con otros delitos. En el año 2019, fue condenado a nueve años de prisión por fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones.
A pesar de esta condena, Pinki se encontraba bajo medida domiciliaria, lo que le permitió seguir cometiendo delitos mientras estaba en libertad condicional. Su implicación en el tráfico y el uso ilegal de armas de fuego fue confirmada durante la captura, cuando se le incautó un revólver y munición, lo que le permitió ser detenido en flagrancia por el porte ilegal de armas.