El tráfico de estupefacientes es uno de los delitos que mantiene a las autoridades del Valle en alerta, pues delincuentes cambian constantemente las modalidades de fabricación y venta de las mismas. La Policía de Transporte del departamento idéntico que una de las formas en que las drogas llegan a varios municipios es a través de carros particulares, los cuales son adecuados para esconder las sustancias.
Uno de los casos más recientes sucedió en Guacarí, cuando en medio de un procedimiento de registro y control en el kilómetro 48 de la vía Cali - Andalucía, la Policía de Tránsito requirió a un hombre que conducía una camioneta blanca en la que notaron irregularidades en el techo.
“El vehículo tenía una caleta de doble techo, la cual transportaba 50 kilos de clorhidrato de cocaína. Al revisar el automotor también tenía unas carteras con otros paquetes de esta sustancia y fue así como las autoridades de tránsito lograron verificar que tenía una caleta eléctrica con sistema de apertura y se logró incautar este estupefaciente”, afirmó el teniente coronel Germán Gómez, jefe de la seccional de Tránsito y Transporte de la de Policía Valle.
Por estos hechos, el conductor fue capturado y la camioneta y dos teléfonos celulares fueron decomisados. De acuerdo con los uniformados, el valor del producto incautado es de $210 millones, el cual estaría siendo transportado desde Popayán, Cauca y su destino final sería Buga, Valle.
Según expertos en seguridad, no es de extrañar que las zonas afectadas por la violencia en la región sean las mismas rutas del tráfico de todo tipo de drogas. Y es que los datos de la Policía del Valle revelan que en lo corrido de septiembre, se han incautado más de 4522 gramos de marihuana solo en Tuluá y Palmira bajo esta modalidad.
El coronel (r), abogado y exsecretario de seguridad de Cali, Carlos Soler, explicó que en el Valle, Cauca y Nariño, en conexión con el centro del país por el eje cafetero, se ha presentado un aumento de incautaciones de sustancias ilícitas en caletas muy bien diseñadas y con capacidad de entre 400 kilos a una tonelada de estupefacientes.
Asimismo, Héctor Herrera, exuniformado de la Policía y experto en seguridad, expresó que aunque hay aumento en la confiscación, esta modalidad de tráfico ha existido por años. “Esto lo hacen en todo tipo de vehículos, en carros de alta gama, en motos, en camiones, buses urbanos, en caballos, de todas las maneras posibles”, dijo.
Con el aumento de los operativos de inteligencia y verificación vehicular que dan con el decomiso de drogas y la captura de personas, la violencia en la región también incrementa. “Cuando cae un cargamento, inmediatamente todos los que sabían del mismo son sospechosos, por ello empiezan asesinatos selectivos, desapariciones y desplazamiento forzado”, afirmó Soler.
Para Herrera, si bien hay grupos criminales que generan violencia en Nariño, el Valle y el Cauca por el control de los monopolios de economías ilícitas, son cada vez más los campesinos que tienen cultivos y comienzan a producir sustancias estupefacientes en sus propios laboratorios, las cuales son transportadas en sus vehículos particulares para venderlas.
“Cuando los grupos armados que controlan el tráfico en una zona se enteran de que hay competencia por parte de estos campesinos, inician a ejercer violencia hacia ellos y estas guerras afectan a todos los civiles de territorios, generalmente rurales o a donde no llega el Estado”.
Por ello, con el objetivo de atacar estas economías ilegales, las autoridades han incrementado sus acciones de inteligencia para reconocer los vehículos alterados. “Para las caletas, los carros muchas veces tienen doble techo, doble suelo, o colocan los paquetes de drogas entre las puertas o el motor, soldando las piezas para pasar desapercibidas”, comentó Herrera.
Sin embargo, el tema se ha modernizado con el paso del tiempo. El exsecretario de Seguridad indicó que en la actualidad realizan instalaciones hidráulicas para esconder los estupefacientes, los colocan dentro de repuestos de llantas, en los depósitos de combustible y en otras autopartes, por lo que es complicado para la Policía, por más experticia que tenga en el tema, hallar las sustancias.
“En estos casos es muy importante la cooperación de la comunidad, casi siempre las incautaciones se dan por el pago de recompensa, pero cuando se captura el vehículo se dispara la violencia, pues las estructuras quieren saber quién los delató”, añadió.