La noticia del asesinato de la joven Daniela Tabares, perpetrado el 23 de noviembre de 2019 en Estados Unidos, causó conmoción no solo entre sus familiares, sino en el resto de la población colombiana.
La joven caleña fue hallada sin vida al interior de un vehículo en Miami, pero antes de ello, fue vista por última vez en un bar del centro de la ciudad en compañía Yvonne Serrano, amiga suya y la culpable de su muerte.
El asesinato de Daniela fue reportado con una llamada a la línea de emergencias por Serrano y el informe médico indica que el deceso tuvo lugar al menos cuatro horas antes de que las autoridades fueran notificadas.
Al respecto, se conoció que la asesina llamó al 911 a las 5:55 a. m., cuatro horas después de ocurrido el homicidio. En ese momento aseguró que no conocía a la joven, cuyo cuerpo estaba en un vehículo parqueado afuera de su casa. “No la conozco, está llena de sangre”, dijo Serrano al cuerpo policial.
Cuando las autoridades llegaron al sitio a atender la situación, identificaron que la joven había recibido un impacto en la cabeza. Sobre los hechos, la Policía de Miami relató que Serrano “fue a su casa luego de disparar, borró los videos de las cámaras de seguridad, lavó su ropa y después nos llamó”.
La condena de Serrano
La panameña de 56 años -actualmente- fue condenada a cadena perpetua, por lo que deberá pasar el resto de su vida en prisión.
Las investigaciones de las autoridades permitieron establecer que el delito que debía enfrentar la mujer es asesinato en segundo grado, y no homicidio involuntario, como estaba planteado.
Según comentó la madre de Daniela, los investigadores “encontraron huellas de esa mujer en las dos puertas del carro, tanto la del pasajero como la del pasajero de la parte de atrás. O sea, lo que encontró este especialista es que aparentemente ella se bajó del carro y de la parte de atrás del carro le disparó a mi hija. O sea que eso lo hacía premeditado”.
Además, de acuerdo a lo informado por Noticias Caracol, también se le sumó el delito de manipulación de evidencias, pues se demostró que había borrado las imágenes de las cámaras de seguridad de su casa y había lavado la camisa que utilizó la noche del crimen.