El Juzgado Tercero de Conocimiento de Funza (Cundimanarca) rechazó la solicitud de precluir la investigación que la Fiscalía General de la Nación adelantaba por la muerte de Alejandro Pizano, hijo del exauditor de la Ruta del Sol II Jorge Enrique Pizano.

Pizano era uno de los principales testigos de la justicia colombiana en medio del complejo entramado de corrupción de Odebrecht, que permeó con coimas varias contrataciones, incluyendo las de la Ruta del Sol I y II, que involucran al grupo Aval.

Aval fue asesorado jurídicamente por Néstor Humberto Martínez antes de que fuese fiscal general entre el 2016 y 2019. Al llevar al ente acusador, Pizano puso de presente varias irregularidades en los tramos viales, pero no fue atendido, por lo que decidió acudir a la prensa nacional.

El 8 de noviembre de 2018, Jorge Enrique murió en Subachoque. Un día después, falleció su hijo Alejandro. La Fiscalía ha sostenido que murieron por una mezcla de agua con cianuro que el ingeniero preparó, dejó en su oficina y fue consumida accidentalmente por su hijo.

A partir de esa valoración, el fiscal Carlos Escobar solicitó precluir cualquier proceso penal que existiera por el presunto homicidio de ambos, principalmente, de Alejandro, cuyo deceso derivó en una batalla jurídica llevada por el abogado petrista Miguel Ángel del Río.

Sin embargo, el juez del proceso determinó en la mañana de este viernes que existen “inconsistencias que aún no han sido despejadas por la Fiscalía”, como la posible alteración del material probatorio y “serias falencias” en lo declarado por algunos testigos.

El 8 de noviembre de 2018, Jorge Enrique murió en Subachoque. Un día después, falleció su hijo Alejandro. La Fiscalía ha sostenido que murieron por una mezcla de agua con cianuro que el ingeniero preparó, dejó en su oficina y fue consumida accidentalmente por su hijo.

Por ejemplo, la botella de agua con cianuro, en la que se remarcó una “ausencia de datos dactiloscópicos” que tuvo una “nula comprobación científica”. Es decir, la Fiscalía no evaluó adecuadamente qué huellas de los Pizano había en el recipiente.

El juzgado destacó que, aunque la Fiscalía aseguró que Jorge Enrique “había exteriorizado tendencias suicidas y había contemplado el uso del cianuro”, no se presentó alguna prueba documental o testimonial que brindara certeza de esa afirmación.

Incluso, el jurista aseguró que en la escena en la que la familia encontró la botella envenenada “nunca se encontró ni el revólver ni las pastillas de cianuro”, aunque sí hubo muestras del material genético del controller en frasco.

Es decir, no se ha probado la teoría de un supuesto suicidio, que ha sido la posición del órgano penal desde que comenzó a indagar. “El ente acusador no ha agotado todas las posibilidades investigativas”, resaltó el juzgado.

”La Fiscalía entró totalmente al plano especulativo”, enfatizó el togado de la causa, que criticó la labor del ente acusador en la recaudación de pruebas y el llamado a testigos. El fiscal Escobar, inconforme, apeló la determinación.

El abogado barranquillero del Río, representante de la familia, escribió en su cuenta de X que se siente “agradecido” con su equipo jurídico por la no preclusión, a la que considera un “éxito”. “Jorge Enrique fue asesinado”, manifestó.

Por esto, se aseveró que no existe evidencia suficiente por ahora para concluir que la muerte de Jorge Enrique Pizano se diera por causas naturales y que la de su hijo Alejandro se diera como consecuencia de haber ingerido agua contaminada con cianuro.

“La proposición de la Fiscalía General no cumplió con demostrar fehacientemente la causal invocada”, aseveró el juez. “Se determinó que no hay lugar a precluir la actuación por el deceso del indiciado. La Fiscalía únicamente demostró que Alejandro Ponce de León murió por haber ingerido líquido de una botella que contenía cianuro de potasio que se encontraba en el escritorio de la habitación de su progenitor”, afirmó el juez.

*Con información de Colprensa