Palmira está en el número 8 de la lista, con una tasa de 70,88 homicidios por cada cien mil habitantes y Cali en el número 10 con una tasa de 64, 27.

El ‘ranking’ de las 50 ciudades más violentas del mundo, publicado por la ONG mexicana Seguridad, Justicia y Paz, generó una serie de críticas de organizaciones dedicadas al análisis de la criminalidad en América, que aseguraron que las cifras dadas en ese listado  no son confiables debido a su metodología de recolección.

Palmira y Cali aparecen, según el ‘ranking’, entre las diez ciudades con la mayor tasa de homicidios en 2015. El puesto número uno es para Caracas,  Venezuela, luego están San Pedro de Sula, Honduras; San Salvador, El Salvador,  y Acapulco, México. 

La Villa de las Palmas está en el número 8 de la lista, con una tasa de 70,88 homicidios por cada cien mil habitantes y Cali  en el número 10 con una tasa de  64, 27.

Tras conocerse esta lista,  diferentes organizaciones cuestionaron las cifras. María Isabel Gutiérrez, directora del Instituto Cisalva de la Universidad del Valle, dedicado a investigar acerca de la violencia y los observatorios sociales, explicó que muchos de los datos están errados. “Ese ‘ranking’ no tiene una fuente primaria o verificada de dónde sale la información”,  indicó y dio como ejemplo Cali.

En la metodología del informe de Seguridad, Justicia y Paz, Gutiérrez indica que en cuanto a Cali “la fuente de la información sobre homicidios es la nota ‘Cali reduce homicidios, pero su tasa sigue alta’”,  publicada el 4 de enero en un medio de comunicación nacional.  Y la fuente “de la información demográfica fue el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (usada para sacar la tasa)”.

Sin embargo, en la nota periodística existen varias confusiones, pues se habla de que  la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes cerró en 56, con  1523 asesinatos en el 2015.

En realidad, si la capital vallecaucana hubiera tenido ese número de homicidios, la tasa sería de 64 (como la que aparece en el informe de Seguridad, Justicia y Paz ), pero el número de 1523 es el de los asesinatos ocurridos en toda el área metropolitana de Cali, que incluye a otras cuatro poblaciones . 

En la ciudad, según el último informe del Observatorio Social, fueron asesinadas 1371 personas, cifra  que da una tasa de 57,8 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Para el director del  Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, Cerac, Jorge Restrepo,  la confusión sobre las áreas metropolitanas es otro de los errores que comete el informe.

“Pasa tanto con Cali como con San Salvador, que hablan de un número de habitantes ( 1.767.102) y ese es el de todo el área metropolitana a la que pertenecen varios municipios”, dice.

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San Salvador y Caracas

El Instituto brasilero Igarapé -creador de un monitor de homicidios en el mundo-  cuestionó el ranking. “Hay una creciente controversia sobre los números. Según Seguridad, Justicia y Paz, San Salvador tendría una tasa de homicidios de 108,54 por cada 100.000. Esta predicción estuvo basada en una agregación de 14 municipios, en vez de considerar solamente a San Salvador, reduciendo así la tasa general estimada. Más problemático aún, la estimación se hizo utilizando datos de enero a agosto de 2015. El grupo estima entonces los cuatro meses restantes en base a proyecciones nacionales anuales para redondear la cifra. Al hacer esto, no se considera el hecho de que los últimos meses de 2015 fueron especialmente mortíferos”, dijo Robert Muggah, director de Investigación del Instituto Igarapé.

Y agregó que “la ONG mexicana listó a Caracas (con una tasa de homicidios de 119,87 por 100.000) en el top, pero su metodología es cuestionable. No es sorprendente que haya sido rechazada por las autoridades venezolanas. Su estimación se hizo sobre la base de una muestra extraída de una morgue de la capital y los suburbios. Al parecer, estos datos incluyen muertes tanto intencionales como homicidios no intencionales, incluyendo accidentes automovilísticos”, añadió Muggah.

El portal salvadoreño El Faro asegura en un artículo que “el  listado lo elabora una ONG mexicana llamada Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, que desde hace años ha ganado notoriedad internacional por confeccionar este ‘ranking’. (...) El listado de esta ONG mexicana, que agencias internacionales de prensa y prestigiosos medios de referencia elevan a categoría de verdad absoluta, lo descartamos como fuente confiable hace dos o tres años, y lo hicimos por una sencilla razón: los errores y las ligerezas detectados son demasiado graves”.

Según el análisis del Faro, entre los problemas de la estadística de San Salvador se encuentra el hecho de que  “nuestra ciudad capital salta este año del decimotercer al tercer lugar, y le atribuyen una tasa de 108,54 homicidios por cada 100.000 habitantes, con  1918 homicidios cometidos en San Salvador (el dato oficial  desde la primera semana de enero es 1932) (...)   Lo que ellos llaman San Salvador es en realidad el área metropolitana de San Salvador, una entidad que aglutina a 14 municipios (...) Nuestra realidad es más cruel: en el municipio de San Salvador, donde según la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC) en 2015 residían 257.754 personas, se cometieron 514 asesinatos. La tasa de la ciudad capital es de 199,3 homicidios por cada 100.000 habitantes”.

Por su parte, la investigadora del Igarapé, Katherine Aguirre, sostiene que aunque este informe coincide con algunas de las dinámicas de la violencia en América, pues las ciudades que allí aparecen sí tienen graves problemas de homicidios, no se puede establecer un ‘ranking’ mundial sin una metodología confiable. Además, sin tener en cuenta que ciudades de países de  África no llevan conteos de homicidios.

“La medición de la violencia letal –ya sea homicidios o muertes en conflicto- es una ciencia imperfecta. Sin embargo, la medición cuidadosa es esencial para producir un conteo real de la carga de la violencia en todo el mundo”, dijo la investigadora. 

“Países federales como Argentina, México y Brasil tienen un gran problema con las cifras. También hay que desconfiar de un informe de homicidios que aparece en las primeras semanas de enero y en el que en algunos de los casos son estimaciones”, agregó.