Escenas desgarradoras se vivieron en medio del último adiós al joven Taylor Yesid González Lucumí, joven asesinado por pandilleros cuando esperaba la ruta para desplazarse a su sitio de trabajo.
Sí, la joven y como otras en esta población solo tienen en la música la forma de expresar todo el dolor, la rabia e indignación que ahora produce la violencia en este poblado, como en este caso, donde un pandillero le disparó al joven “solo por maldad”, poniendo fin a la existencia de un un muchacho trabajador que buscaba honestamente sacar adelante a su mamá y hermanos.
“Esta es mi canción de despedida… Será lo mejor para los dos… Pues no soy el dueño de tu vida… Y lo más grave no sé por qué no lo entiende el corazón…”, canta la joven al lado del ataúd de Taylor Yesid González, quien falleció tras recibir un disparo en la cabeza en medio de un hecho que ahora indigna a toda una comunidad que siente que las autoridades no hacen lo suficiente para detener el accionar violentos de las más de 25 pandillas que ahora delinquen en este municipio.
Por eso, esa canción de Kaleth Morales se convirtió en el himno de la rabia y la frustración de esos otros jóvenes que ve cómo sus amigos, hermanos, padres van perdiendo la vida en esa guerra de los pandilleros, los mismos que en cualquier momento se atacan por el control de una calle, por un celular, por una discusión, quedando las comunidades atrapadas. O como en el caso de Taylor Yesid, quien quedó en medio de otros jóvenes que, por “mera maldad” le dispararon cuando pretendía llegar a su sitio de trabajo en la Central de Empaques, factoría en una de las zonas francas del norte del departamento.
“Es una tragedia inmensa porque el muchacho era el soporte de la familia, de sus demás hermanos porque su mamá, por cuestiones de la vida, terminó enfrentando el problema de las drogas, entonces Taylor Yesid González Lucumí, con tan solo 18 años de edad, se convirtió en ese hombre de la casa que debe trabajar para darle de comer a sus seres queridos y miren, lo matan de una forma tan miserable, entonces la mamá ahora está en un hospital psiquiátrico al no aceptar que su hijo ya no está entre nosotros”, relataron varios líderes sociales de este municipio, uno de los más violentos del suroccidente de Colombia.
Después, y como parte de un libreto que las comunidades ya no creen, llegaron las declaraciones de las autoridades locales, donde anuncia la puesta en marcha de más controles policiales pero la vez la puesta en marcha de más planes sociales para rescatar a los niños, niñas y adolescentes de ese mundo de las pandillas.
“Hago un llamado contundente a las autoridades de policía y las fuerzas militares para reforzar su presencia en el municipio, incrementando el pie de fuerza y las acciones de inteligencia con el fin de prevenir actos delictivos. Asimismo, solicito las investigaciones exhaustivas que permitan la pronta captura de los responsables de homicidios y hurtos que se han presentado en nuestro municipio”, expresó Luz Adiela Salazar, alcaldesa de esta población nortecaucana.