“Estamos destrozados y mi esposa no para de llorar por la pérdida de nuestro hijo. Me toca a mí ser un poco fuerte pero estamos devastados porque nos quitaron nuestra ilusión y nuestro motor, pues era por él que salíamos a trabajar todos los días”, contó en medio de las lágrimas Jhon Falla, padre del joven Miller Stiven Falla, quien fue asesinado por delincuentes en medio de un atraco en Bogotá el pasado sábado.
Con un disparo en el abdomen, tres delincuentes asesinaron a esta promesa del fútbol de solo 15 años, en la localidad de Patio Bonito, Suroccidente de la capital del país.
“Lo que me cuentan es que mi hijo venía del centro comercial. Él estaba comiéndose una ensalada de frutas con unas amigas, pero en la mitad de la cuadra los abordaron tres venezolanos y les pidieron los celulares, mi hijo se lo entregó y apenas se levantó la camisa para darle el teléfono un sujeto de esos me le pegó un tiro en el abdomen y me lo mató”, señaló el padre del menor, y añadió que lo que más le duele es que su hijo “nunca se opuso al atraco, pero aún así lo asesinaron” y cuando llegó a la Clínica de Occidente ya tenía signos vitales bajos y “nada se pudo hacer”.
“Estoy muy afectado porque es algo que no se puede superar de la noche a la mañana. Todavía no asimilo las cosas y pareciera que todo esto fuera mentira y que estuviera viviendo una pesadilla”, le contó a El País el padre del joven.
La familia Falla es oriunda del municipio de Páez, en el departamento del Cauca. En busca de un mejor futuro Jhon y su esposa decidieron migrar hacia Bogotá en 2009, cuando en aquel entonces el pequeño Miller tenía dos años. Allí él trabaja como taxista y ella es docente.
Las condiciones habían mejorado y Miller Stiven, quien actualmente cursaba grado décimo de forma virtual, soñaba con ser jugador del equipo de sus amores, el América de Cali.
Para lograrlo entrenaba en el grupo nacional sub-15 del Club Andino del América en Bogotá. Iba sin falta todos los días desde las 3:00 p.m. hasta las 6:00 de la tarde a entrenar, además, los sábados desde las primeras horas del día ya estaba listo en la cancha para jugar los partidos del fin de semana.
En su cuenta de Twitter el América de Cali lamentó el asesinato del joven en Bogotá, quien pertenecía a Andino FC, franquicia del equipo escarlata en la capital de la República.
“Era una persona muy disciplinada y tenía muy claro que quería ser futbolista profesional colombiano. Se identificaba mucho con Cristiano Ronaldo, pues era su máximo ídolo y en la habitación tenía afiches de él”, dice su papá mientras esperaba unos documentos para poder traer el cuerpo de su hijo hasta Páez, Cauca, lugar que será su última morada, al lado de sus familiares.
“Mi hijo estaba enfocado en su deporte porque quería ir a fin de año a presentar pruebas al América, en Cali. Decía que iba a dar el 200% en esas evaluaciones. Yo le veía mucho futuro porque nunca se lesionaba, medía 1.75, tenía piernas perfectas y se había metido al gimnasio para ganar masa muscular”, recordó Jhon sobre quien su único hijo, quien en medio del diálogo con este periódico reiteró más de una vez que “con la muerte de mi hijo se nos derrumbó la vida a mi esposa y a mí”.
El ministro de Defensa, Diego Molano, afirmó que “la muerte del joven deportista a manos de bandidos por robarle su celular en Bogotá no quedará impune. Di instrucciones a la Policía Nacional para capturar a responsables, que se aplique pena severa de la Ley de Seguridad Ciudadana”, expresó.
La estadística de víctimas de todas las modalidades de robo en la capital del país en los primeros tres meses del año es preocupante, pues son 29.000 atracos los que se han reportado en tan solo tres meses del 2022 y muchos de los afectados fueron menores de edad como Miller Stiven.
El último mensaje que Miller le escribió a su padre fue recordándole que el domingo tenía partido y le preguntó sobre si lo podía llevar, a lo que Jhon respondió que sí, sin embargo, esa respuesta nunca fue leída por culpa de unos criminales.