Ha transcurrido un año del atentado del Ejército de Liberación Nacional, ELN, contra la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander de Bogotá, hecho que dejó 22 estudiantes muertos, y la ofensiva que ha emprendido el Gobierno Nacional contra el grupo armado parece no tener fin.

Y es que una vez rotos los diálogos de paz en La Habana por orden del presidente Iván Duque el 18 de enero del 2019, los hechos de violencia perpetrados por el ELN todavía ocurren de forma continua.

Por citar algunos casos, están los hostigamientos a las estaciones de Policía en el sur del Cauca, los enfrentamientos con el Clan de Golfo que han confinado comunidades enteras en Chocó y el ataque con cilindros bomba a una base militar en Tame, Arauca, el pasado viernes 10 de enero.

¿Pero qué tan preparada está la Fuerza Pública para responder a este tipo de eventos?

El general (r) Héctor Fabio Velasco, comandante de la Fuerza Aérea entre 1998 y 2003, afirma que “luego de que el Gobierno de Uribe entregó uno de los ejércitos más operacionales de todo el continente americano, se le confinó a los cuarteles, dizque para no ‘entorpecer’ el proceso de paz. Eso lo debilitó”.

Sin embargo, Velasco rescató que el actual Gobierno ha permitido fortalecer de nuevo la Fuerza Pública no solo para combatir al ELN, sino también otras estructuras al margen de la ley.

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De acuerdo con el general en retiro, dicha agrupación, “enriquecida por el narcotráfico, responde más a un actuar terrorista, al atacar a personas en condición de civil, con secuestros extorsivos y cogiendo de blanco a la Policía”.

De hecho, según un reciente informe de la Fiscalía General de la Nación, el ELN ha asesinado a 16 líderes sociales desde el 2016, en el marco de procesos esclarecidos por el ente acusador.

¿Qué parte ha ganado más terreno?

Entre los golpes más duros dados al ELN el año pasado, se encuentra la detención en marzo de Arturo Ordóñez, alias Elefante, cabecilla vinculado al atentado contra la Escuela de Cadetes, y la captura en agosto de Édgar Humberto Restrepo, ‘Mono Clinton’, autor intelectual del atentado a dos estaciones de la Policía en Barranquilla, que dejó seis muertos y 40 heridos a inicios del 2018.

Sin embargo, para Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, “en la lógica del Gobierno de querer acabarlos, de convertirlos en el gran enemigo tras el atentado en la capital, no ha habido grandes bajas ni grandes operativos. El ELN sigue poniendo bombas, sigue afectado el oleoducto Caño Limón-Coveñas, etcétera”.

Ávila anotó que el grupo armado ya no opera de forma tradicional, es decir, ya no se concentra en campamentos visibles desde aire o siquiera se moviliza en largas filas, sino en pequeñas células. A esto se suma la presencia del ELN en territorio venezolano, en donde cualquier actividad por parte de Colombia puede “generar un ruido internacional muy grave”.

Aun así, el Subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación advirtió que la agrupación, que cuenta con más de 3.000 miembros, no es siquiera el 30% de lo que eran las Farc tras la firma del Acuerdo de Paz en 2016, cuando tenía más de 13.000 integrantes.

“Los golpes urbanos cometidos por el ELN (como los de Bogotá hace un año y Barranquilla, hace dos) los puede hacer casi cualquier grupo, aparte que se requiere poca gente para actividades de inteligencia, pero aunque eso pasara de nuevo, el ELN está muy lejos de ser lo que alguna vez fueron las Farc. Una acción de esas no demuestra fortaleza”, aseguró.

Por su parte, un investigador experto en conflicto armado, que prefirió dejar en reserva su nombre, indicó que si tuviera que comparar qué actor ha ganado más ‘terreno’ entre el Ejército y el ELN, sería el primero.

Según el experto, “además de que la guerrilla está cada vez más desestimada ante la opinión pública, sus facciones están divididas, algo que también hace difícil negociar con ellos”.

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Incluso, líderes sociales del Chocó han coincidido en sus relatos que, a la hora de reclamarle más tranquilidad al ELN en el territorio, cabecillas de estos grupos se transfieren la responsabilidad de los hechos unos a otros sin estar de acuerdo.

Y es que en el mismo departamento, según información de fuentes de inteligencia, Ogli Ángel Padilla, alias Fabián, quien comanda el Frente Occidental, es autor de un manifiesto que se ha denominado ‘Derecho a disentir’ y que consiste en enseñar independencia ante las órdenes del Comando Central, Coce, del ELN.

“También hay que mirar el problema desde el tema de llevar políticas de Estado a los pobladores que están abocados a la presencia del ELN, que más que una guerrilla ya parece una organización criminal, en el que su naturaleza está motivada al crimen por razones económicas y que no tiene un proyecto político claro”, afirmó el académico.

Pero para Brigette Cortés, socióloga de la Universidad del Valle e investigadora del conflicto armado, ni el Ejército ni el ELN han ganado algo frente al otro. “Es como cuando jugamos ajedrez y todo queda en tablas. Eso se llama guerra de guerrillas, que consiste en atacar y replegarse, pero sin posibilidad de que haya un vencedor”, explicó.

Agregó que, a su juicio, el ELN es un grupo insurgente que, pese a estar permeado por el narcotráfico, todavía busca una forma de Estado diferente.

“Es más, uno se encuentra poblaciones rurales, sobre todo en Catatumbo (Norte de Santander) en donde el Estado es el ELN, lo que es terrible, porque aparte de una ausencia de Gobierno, hay un grupo que pone en riesgo la población al estar enfrentado con otras organizaciones enemigas”, anotó.

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¿Negociar o no negociar?

Aunque muchos analistas coinciden que la salida más deseable del conflicto armado con la guerrilla del ELN es un Acuerdo de Paz, situación que para algunos cada vez es más posible ante las liberaciones de secuestrados en diciembre del 2019, el presidente Iván Duque ha sido reiterativo en su posición.

“Cuando yo llegué a la Presidencia dije que en 30 días íbamos a analizar cómo fue el proceso con el Gobierno anterior, 17 meses estuvieron conversando y ¿qué ocurrió? más de 400 actos terroristas, más de 100 asesinatos y más de 10 secuestros. Si el ELN no demuestra voluntad, esta guerrilla será enfrentada por la institucionalidad de manera implacable”, aseveró el Jefe de Estado en entrevista reciente con El País.

Es por eso que, para Ariel Ávila, si ninguna de las partes está dispuesta a reanudar los diálogos de paz en La Habana, lo más factible, al menos por ahora, sería llevar a cabo acuerdos humanitarios temporales.

Imputación de cargos al ELN

Cuatro miembros del Comando Central y tres más de la Dirección Nacional del ELN se les imputará, el próximo 28 de febrero, cargos como responsables del atentado contra la Escuela de Cadetes General Santander.

Así lo anunció la Fiscalía esta semana a propósito de la audiencia de imputación que hace un llamado a Nicolás Rodríguez Bautista, Israel Ramírez Pineda, Eliécer Herlinton Chamorro Acosta y Gustavo Aníbal Giraldo Quinchía.

E, igualmente, a Luz Amanda Pallares, del Frente de Guerra Nororiental; Juan de Dios Lizarazo, del Frente de Guerra Oriental, y María Consuelo Tapias.

Los delitos a los cuales se los vincula son homicidio en persona protegida, tentativa de homicidio en persona protegida, actos de terrorismo y destrucción de institución educativa.

De acuerdo con la Fiscalía, ya fueron expedidas las órdenes de captura internacionales para la respectiva extradición de los responsables. Es por eso que el Gobierno colombiano está pendiente de la respuesta de Cuba, en donde se encuentran los citados a la audiencia.
Cabe recordar que el pasado 2 de septiembre, las autoridades aplicaron la medida de extinción de dominio a 20 bienes del ELN, algunos de los cuales servían para alimentar la actividad comercial del grupo insurgente en actividades criminales.

Menores en la guerra

Esta semana, la Defensoría regional de Risaralda advirtió el posible reclutamiento de menores por parte del ELN en la zona limítrofe entre este departamento y el del Chocó.

La situación no es nueva, pues el ente ya había emitido 94 alertas entre enero y agosto del 2019 para advertir de lo mismo en los departamentos más críticos, como Antioquia, Putumayo, Nariño, etc.

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