Pese a que las denuncias en Buenaventura estarían muy por debajo de lo que podrían ser las cifras reales de desaparición forzada, en lo corrido del año se han reportado ante la Personería Distrital 25 casos de familiares y amigos de las víctimas.
Así lo corroboró a El País, el personero distrital, Edwin Patiño, quien señaló que oficialmente son varios los casos denunciados, pero que hay otros de los que se dan cuenta, pues la gente parece que siente más confianza contando su situación a través de las redes sociales.
“Ha venido creciendo el tema de la desaparición forzada y hay un subregistro porque la gente no denuncia por miedo. Muchas personas llegan al Ministerio Público y dicen: ‘Se llevaron a mi hijo’, ‘Se llevaron a mi hermano’, ‘Ya lleva tres o cuatro días desaparecidos’, y uno les dice que denuncien para activar la ruta, pero la gente no lo hace. Lo que dice la gente es: ‘Yo le dejo la información a usted, pero no me atrevo a colocar una denuncia por obvias circunstancias’”, aseguró el personero de Buenaventura.
Un drama que, según expertos, acaba con las familias porque la desaparición es un delito constante; que se sigue cometiendo durante el tiempo que aparezca la persona o que aparezca el cuerpo.
Familias huyendo de barrio en barrio
El desplazamiento forzoso o forzado es el otro drama que campea en la ciudad portuaria sin que logre ser atendido de la mejor manera. De acuerdo con la Personería Distrital, durante el primer semestre de 2023 se han registrado en Buenaventura 1.261 casos de familias que salieron desplazadas de sus barrios e intentando salvaguardar sus vidas.
“Podríamos decir que aquí las familias se están jugando un ping-pong porque son gente que viven en un barrio, pero se desplazan hacia otro porque en Buenaventura no contamos con un centro albergue para atender el número de familias que huyen de los diferentes conflictos”, explica Edwin Patiño.
“Este barrio poco a poco se ha ido quedando solo”, explica José, habitante del Carlos Holmes, donde hoy la mayor presencia la hacen los integrantes del Grupo de Operaciones Especiales (Goes) de la Policía Valle. “Esto normalmente son los niños corriendo por las calles y la bulla de la gente, pero mire la cantidad de casas que están desocupadas”.
Para hacer más grave la situación, a la ciudad portuaria llegan decenas de familias de toda la costa Pacífica y que también huyen de los enfrentamientos entre grupos de delincuencia organizada como la guerrilla del ELN, las disidencias de las Farc y las Autodefensas Gaitanistas (AGC) o Clan del Golfo.
Solo en el coliseo El Cristal permanecen desde hace quince meses 128 familias que llegaron huyendo de los combates entre el ELN y el Clan de Golfo en la región del Bajo Calima, pero también desde el mismo sector han llegado víctimas del desplazamiento al Multimodal R9, el barrio Olímpico y el municipio de Dagua.
Al respecto, el alcalde de Buenaventura, Víctor Hugo Vidal, aseguró que han intentado con los recursos que tienen atender la problemática, pero es muy complejo. “Es una situación por la que hemos pedido mayor acompañamiento de parte del Gobierno nacional”.
También el Ministerio Público, a través de la Personería Distrital de Buenaventura, viene atendiendo a las víctimas de estos delitos y realizando las alertas correspondientes.
“También le hemos manifestado al Gobierno en sus tres estamentos: nacional, departamental y distrital, que se tomen acciones encaminadas a la prevención, porque si no se hace un trabajo hoy, esto que estamos viendo en Buenaventura va a ser mucho peor dentro de diez porque hay muchos niños que se están criando en un ambiente de guerra”, concluyó el personero de Buenaventura, Edwin Patiño.