En Colombia, 99.235 hogares anhelan hallar con vida a un familiar del cual nunca volvieron a saber, pero han pasado tantos años, que se conformarían con tener sus restos, sepultarlos, poner su nombre en la lápida y hacer por fin el duelo.

“Quiero que lo busquen para tener aunque sea un huesito”, suelen suplicar estas familias a la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, (Ubpd), en el contexto del conflicto armado colombiano.
Desde 2018, cuando se creó la institución, tras la firma del Acuerdo de Paz con las Farc, se han recuperado 667 cuerpos de desaparecidos. Y también han encontrado con vida a personas como Belén ( nombre cambiado), quien fue reclutada por un grupo armado en Argelia, Cauca, a los 13 años.

El reencuentro con su familia se convirtió en el mejor regalo de Navidad para todos. “Pensaban que estaba muerta, esta es una experiencia genial, doy gracias a Dios por todo”, expresó la mujer, hoy de 39 años.
De acuerdo con la abogada Luz Marina Monzón Cifuentes, directora de la Ubpd, “la búsqueda se realiza sin distinción alguna: no importa si la persona era un líder social, de una comunidad, un excombatiente de la fuerza pública o integrante de grupos armados irregulares”.

La exjueza de instrucción penal militar también aclaró que “no solo se atienden las solicitudes de familias, organizaciones o de la comunidad, “sino también a aquellos que puedan estar asociados a desapariciones. Hay personas que nos cuentan que su hijo fue reclutado por un determinado actor en cierto lugar y fecha; entonces, a partir de esas características, empezamos a ver qué otras personas han sido reportadas bajo el mismo patrón, grupo armado o zona geográfica”.

Este trabajo, en el que se convive con el dolor y la impotencia, lo realiza un equipo de 522 personas (70 % mujeres), en el que hay abogados, trabajadores sociales, psicólogos, sociólogos, antropólogos, geofísicos, odontólogos y genetistas, entre otros experimentados profesionales.

Antes de entregar el cargo en febrero, para el que fue nombrada por cinco años, la especialista en Derechos Humanos y Ciencias Forenses y Criminológicas, habló de la desaparición en Colombia, y recordó que “es un drama que ha acompañado la vida de miles de familias a lo largo de más de cinco décadas”.

¿Qué metodología usan para buscar a tantas personas en el país?
Es un gran desafío abordar territorios donde han sido ocultadas, y eso implica buscar de manera sistemática, organizada y planificada.
Para ello creamos el Plan Nacional de Búsqueda, que es una estrategia para organizar metas a corto y mediano plazo, y que a su vez, da lugar a los Planes Regionales de Búsqueda, que permiten ir tras un número específico de personas en menor tiempo.

A la fecha tenemos 23 Planes Regionales que abarcan un total de 31.000 personas desaparecidas. Estos planes no tienen precedentes en el país, por eso hay que acompañarlos y fortalecerlos.

¿Cuánto tiempo dura la búsqueda?
La búsqueda se extiende hasta determinar qué fue lo que pasó con la persona, si está viva o muerta, quién la desapareció, a dónde fue llevada, qué circunstancias rodearon los hechos. Puede que no la encontremos, porque los actores armados acudieron a mecanismos atroces para desaparecerla, pero eso no significa que no pueda determinarse lo que ocurrió, para que las familias sientan que se pusieron todos los recursos a disposición de la búsqueda, pues esa es una necesidad para ellas.

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¿De qué modo aportan las familias al trabajo de la Ubpd?
Las familias tienen luchas y fortalezas muy grandes con las que construyen conocimientos que han sido de mucha utilidad para la Ubpd, porque es información que solo ellas tienen y nos ayudan a agilizar la búsqueda. Es realmente valeroso, hacen cosas impresionantes para buscar a sus seres queridos; se arriesgan, se meten solas a la boca del lobo para encontrar información.

Aunque la obligación de investigar es del Estado, que debe proteger, prevenir y, si ya fue desaparecida la persona, activar la investigación.
Pero eso no lo puede hacer la Ubpd sola; la Fiscalía tiene que sumar, el Instituto de Medicina Legal y otras instituciones que tienen que ponerse al servicio de la búsqueda.

Tanto la Fiscalía como la Ubpd buscan a los desaparecidos. ¿Cuál es la diferencia entre ambas funciones?
Para la Ubpd, la víctima es el centro de las acciones, y la prioridad es saber qué pasó para darle alivio al familiar. Mientras que la Fiscalía se enfoca en el delito y en el que lo cometió.

Otra diferencia radica en que la Fiscalía no puede actuar si no tiene pruebas o una fuente que bajo la gravedad de juramento dé información. Nosotros, en cambio, nos movemos bajo información, y eso nos ayuda a consolidar con mayor amplitud la hipótesis y desarrollar acciones para determinar lo que sucedió con la persona. Por eso es tan valiosa la Ubpd, para resolver tanto abandono y dolor de las familias.

¿Cuáles son los sitios con mayor disposición de cuerpos en el país?
Los cementerios, pues muchos cuerpos fueron llevados luego de que Medicina Legal los analizara, o simplemente un actor armado fue y los dejó y el sepulturero los inhumó y nadie más supo de ellos. En el registro nacional de fosas, cementerios y sepulturas Ilegales, llevamos 5.089 sitios, es casi todo el mapa de Colombia, y si bien hay zonas donde todavía no aparecen demasiados lugares, como San Andrés, Amazonas, Vaupés y Guainía, es por la dificultad para acceder. Pero a medida que avancemos recogiendo información, va a ser impresionante. No creo que existan sitios donde las familias no hayan enfrentado el horror de la desaparición; en cinco años más nos vamos a aterrar de la cifra de desaparecidos.

En el Estero San Antonio (Buenaventura), hay un proyecto de dragado, pero está suspendido mientras se buscan cuerpos...

Estamos desarrollando metodológicamente el abordaje con grandes retos en términos de disciplinas, así como de conocimientos comunitarios con enfoque territorial. Hay víctimas que dicen: “Sí me importa que draguen el manglar para poder navegar, pero eso no puede sacrificar el derecho de quienes sabemos que los actores armados arrojaron cuerpos allí, queremos saber si es posible que los recuperemos o que nos digan definitivamente si no se puede”.

Entonces estamos trabajando con la comunidad, que es principalmente de pescadores, y con organizaciones, recolectando información para generar la caracterización de los sitios donde fueron arrojados los cuerpos.

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¿Cuál es el panorama de la desaparición en el suroccidente del país?
Esta zona hay que leerla a la luz de lo que es todo el Pacífico, donde el conflicto armado ha ejercido poder y violencia contra las poblaciones, especialmente en Chocó, Cauca, Nariño y Buenaventura (Valle): amenazas, confinamientos y asesinatos de líderes, por lo que las posibilidades de hacer presencia permanente se reducen.

Hay otro desafío, y es que muchas personas, buscando trabajo, han migrado a la frontera y sus familias no han vuelto a saber de ellas. Afortunadamente, en este Gobierno contamos con apoyo de la Cancillería para establecer, con autoridades fronterizas, información para encontrarlas. De ahí que el Pacífico sea una prioridad para la búsqueda, donde tenemos un equipo de trabajo amplio en Cali, Buenaventura, Chocó, Tumaco y Pasto, así como en Popayán, donde se inauguró un grupo adicional para focalizar la atención.

Junto a su equipo, usted inició un trabajo pionero en Colombia ¿Qué se lleva de esta experiencia?
Como defensora de Derechos Humanos, lo más grato fue demostrar que con determinación y compromiso, se puede crear una institución que es garante de esos Derechos, que comprenda qué es lo que las víctimas necesitan y que disponga toda la voluntad y estructura a su servicio.

En Colombia no existía una entidad de esta índole, que pusiera en marcha un mandato inédito en la experiencia del Estado colombiano.
Es muy satisfactorio, por el servicio y la esperanza que una institución como esta le brinda a la sociedad. Y lo más desafiante ha sido desarrollar a plenitud este rol de dirección y coordinación, y que todas las instituciones sientan que tienen una gran oportunidad de contar con una entidad dedicada exclusivamente a la búsqueda, lo cual les favorece para avanzar en esta tarea dentro de sus competencias.

Confío en que en la medida en que encontremos la verdad sobre los desaparecidos, podremos señalar una política pública que enfrente el problema, pero que también lo prevenga. En cuanto a las víctimas, deben saber que la Ubpd les apoya, que tiene todo el compromiso de construir con ellas la búsqueda de la verdad sobre sus seres queridos.