En la zona rural del municipio de Páez-Belalcázar, departamento del Cauca, se intensifica la guerra entre las disidencias de las Farc y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, ELN, quedando atrapadas las comunidades indígenas.
En los últimos días, y según la información aportada por líderes nasa de la zona, un integrante del frente disidente Dagoberto Ramos murió y otro más fue retenido por los ‘elenos’ en medio de estas confrontaciones, las cuales se registran en las áreas pobladas de los resguardos. El alzado en armas fue llevado a una zona apartada.
“No queremos estar más en medio de las balas, las cuales pasan por nuestros lados, por encima de la cabeza, no queremos vivir más así”, denunciaron las autoridades ancestrales de la comunidad de Ricaurte, escenario de estos choques armados, los cuales ya van a cumplir seis meses después de que a la zona ingresara el frente Juan Carlos Chilhueso Pazú del ELN.
Y es que en la tarde del pasado miércoles 2 de octubre estos grupos armados ilegales protagonizaron feroces combates, al punto de que la guardia indígena, mayores y comunidades optaron por refugiarse en varios sitios humanitarios, a raíz de la intensidad de los ametrallamientos. También los niños y jóvenes del plantel educativo de la zona se vieron obligados a suspender las clases para después esconderse entre los pupitres, escritorios y hasta en los baños.
“Un disidente de la Dagoberto Ramos de las Farc murió y otros tres resultaron heridos en esos combates, de hecho, estas personas fueron llevadas por los mismos compañeros de armas al hospital de acá de Páez, y después de que recibieron la correspondiente atención médica, se los llevaron junto con el cadáver”, denunciaron los representantes indígenas, quienes después se reunieron para pronunciarse sobre esta situación.
Luego trascendió que otro integrante de las disidencias fue retenido por los guerrilleros del ELN luego de desarmarlo y reducirlo durante los combates, los cuales se extendieron durante la tarde de ese miércoles.
A raíz de esta situación, y para evitar afectaciones a las comunidades, las autoridades de este resguardo ordenaron no movilizarse por las vías de la zona, menos salir de sus viviendas en las horas de la noche. Las medidas aún son acatadas por los comuneros.
Posteriormente, y luego de llegar a este punto del oriente del departamento, integrantes del Ejército lograron desactivar un explosivo que terminó sobre un puente vehicular después de que cesaran los enfrentamientos.
“Este artefacto había sido abandonado durante las confrontaciones armadas que se presentaron en días pasados entre los grupos ilegales Dagoberto Ramos y el ELN. A esta hora las tropas han reforzado la seguridad, restableciendo el orden público en la zona en procura de la tranquilidad de la población”, informó el Ejército.
Por la intensidad de este conflicto hasta los periodistas de esta parte del Cauca se encuentran amenazados o silenciados, porque a pesar de que las autoridades anuncian medidas e intervenciones en este municipio, la realidad es que estos grupos armados al margen de la ley son los que imponen sus reglas en esta región del territorio nacional.
“Es mejor guardar silencio y hablar de otros temas porque uno sabe que a la Dagoberto Ramos no le gusta mucho que uno informe de este conflicto, por eso mejor callarse para poder vivir y trabajar acá”, confesó un periodista comunitario de Páez-Belalcázar.
Mientras tanto, y por el temor que causa esta situación, hasta el alcalde de esta población evita al máximo dar declaraciones a los medios, los cuales deben conformarse con los reportes parciales que entregan las autoridades desde la ciudad de Popayán.