El auditor Hernán Roberto Franco fue asesinado en el parque de la 93, en el norte de Bogotá, cuando estaba a punto de entrar a su oficina, por un sicario que le disparó tres veces, hiriéndolo de muerte.

Sin embargo, Franco no murió inmediatamente. En video quedaron registrados los últimos momentos en los que el hombre termina la llamada que estaba realizando e incluso sigue revisando algunas cosas en su celular.

El plan para asesinar a Hernán Roberto Franco estaba diseñado con cuidado. Sabían sus movimientos y el momento exacto para cometer el crimen.

Momentos después, llega uno de sus empleados a auxiliarlo y con el poco aliento que le quedaba le repitió insistentemente un nombre. “Cuando cae al piso, él me dice en tres ocasiones: fue Jonathan Romero, fue Jonathan Romero, fue Jonathan Romero. Él solo me decía que no gritara y en esos momentos llega Hugo Romero y lo llevamos a la Clínica del Country, pero cuando nos subimos a la camioneta ya no hablaba bien, entramos a la clínica y como a los cinco minutos nos dijeron que había fallecido”, señaló el testigo a la Fiscalía, según una declaración que conoció la revista Semana.

Jonathan Romero, la misma persona denunciada por otros testigos cercanos a la víctima, debido a que a Hernán Franco contó en varias oportunidades que lo amenazó en su oficina, luego de un altercado por los hechos de corrupción que saltaron con una auditoría a la empresa familiar El Arrozal, de la que Jonathan era gerente.

Hernán Roberto Franco se mantuvo en pie varios segundos e, incluso, manipuló su celular después de recibir los disparos. | Foto: A.P.I.

“Habíamos tenido una charla el día anterior, él me dijo que había sido amenazado por Jonathan Romero, así me lo dijo siempre, y esta no fue la excepción. Un día antes, en su apartamento, me reuní con él, me dijo que tenía muchos temas de estrés y que tenían que ver con Jonathan Romero. Me dijo que la situación estaba bastante complicada, que iban a tener una reunión, que iban a tratar de conciliar la última vez”, dijo el testigo a los investigadores.

El testigo indicó que no sabe cómo se produjeron las amenazas de las que hablaba insistentemente su jefe, quien falleció en la Clínica del Country, pocos minutos después de ser ingresado con la ayuda del testigo y el escolta, quien a pesar de su reacción, no pudo detener al sicario.

Jonathan Romero era el gerente de la empresa El Arrozal y, de acuerdo con los testigos, informa Semana, sería el responsable de una serie de irregularidades consignadas en el informe de auditoría que justamente el día del crimen se entregaría al resto de socios de la compañía. Es el heredero de la empresa, junto con sus hermanos, pero fue Jonathan, de acuerdo con las declaraciones, quien quedó en la mitad de las irregularidades.

“Lo que pasaba era que ya habían visto diferencias en los manejos financieros de la empresa El Arrozal y Tiendas El Líder, en impuestos, facturas, pago de proveedores y malos manejos de Jonathan Romero. Le estaban pidiendo que dejara así, ya que era una empresa familiar, pero Jonathan siempre se negaba”, explicó el testigo a la Fiscalía.

Semana también publicó el testimonio de Romero en la Fiscalía, quien explicó cómo era su relación con el auditor, con quien trabajó por varios años y a quien consideraba su amigo. El gerente reveló algunas “rencillas”, pero nunca amenazas. Aseguró que la relación era fluida, aunque que el “temperamento” de Franco no ayudaba mucho. Negó cualquier relación con el crimen.

“Era asesor, pero iba todos los días a la empresa, ahí fue donde nos hicimos parceros. Trabajó hasta febrero de 2019, luego se volvió asesor personal mío, de mi hijo y mi hermano… Todo el mundo decía que parecíamos marido y mujer, porque peleábamos, pero nos contentábamos. La última pelea fue en septiembre del año pasado”, dijo Jonathan Romero en su declaración.