Luego de la trágica muerte de 51 reclusos en el centro penitenciario de Tuluá, para algunas familias la incertidumbre continúa. En unos casos, los seres queridos llegan desde otras ciudades pidiendo información y aseguran que aún no encuentran respuesta.

Elizabeth Zambrano, por ejemplo, viajó desde Bogotá hasta Tuluá con su hermana y su hija después de enterarse del fallecimiento de su esposo, Luis Javier Cardona.

“Me dijeron solamente que había fallecido en un incendio, nadie más me da razón de absolutamente nada porque el cuerpo lo tienen en Cali. No sé cómo llevar el cuerpo a Bogotá, estoy con una mano adelante y otra atrás”, narró.


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También contó que el pasado sábado lo visitó y, según ella, “hay un hacinamiento terrible, una sola habitación y habitan 200 personas, él me decía que no había ventilación, que no había prácticamente nada. Que el Inpec era muy rudo con ellos, que entraban a las 3 de la mañana a ‘raquetear’, los sacaban, los golpeaban, él estaba muy aburrido”.

Entretanto, en la mañana de este miércoles, el director del Inpec, el general Tito Castellanos, dio a conocer que los cadáveres de los reclusos ya se encuentran en el Instituto Nacional de Medicina Legal. Aunque este entregará el dictamen oficial, el Director del Inpec anticipó que la muerte de los reclusos “posiblemente fue a causa de asfixia y a causa del fuego”.

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Además, explicó que “se está haciendo la coordinación logística con la Gobernación del Valle para hacer la entrega de los cuerpos”.

Sin embargo, las familias de algunos internos que sobrevivieron al incendio también manifiestan su incertidumbre. “¿Quién me asegura que está vivo? No nos han dado pruebas de supervivencia. Eso es lo que solicitamos, por favor una llamadita, que nos lo muestren de lejos”, dijo la madre de un recluso.