El joven patiano Fernando Muñoz murió en medio de una operación militar adelantada en la zona rural del municipio de López de Micay, en la costa pacífica caucana, en contra de las disidencias de las Farc.
“Era muy nuevo en eso de ese grupo armado al margen de la ley, estaba recientemente nombrado como comandante de escuadra y lo mandaron con once muchachos más a ese municipio para recuperar varias actividades de minería, y si ganaban eso, les daban un porcentaje, pero lastimosamente las cosas no salieron bien y mataron a ocho de ellos, entre ellos a Fernando”, relataron amigos, quienes pidieron mantenerse en el anonimato.
Por eso, y al ver que no volvieron a tener noticias de este, los seres queridos empezaron la búsqueda de información sobre este joven, hasta qué personas que están al interior de esta organización armada al margen de la ley les confirmaron el trágico desenlace.
“Fernando era un joven campesino, oriundo de El Pedregal, El Patía, y como terminó su bachillerato y no encontró en que emplearse legalmente o continuar estudiando, pues empezó a trabajar en los cultivos de hoja de coca, y estando en eso, pues tomó la decisión de ingresar a esta organización armada, y como él era juicioso, responsable, lo ascendieron a comandante de escuadra”, agregaron los amigos.
Por eso, ahora, los familiares buscan la forma de recuperar su cadáver para brindarle cristiana sepultura, de ahí que continúan con las indagaciones de este caso con ese propósito, porque consideran que, a pesar de él tomar esa decisión, es un ciudadano colombiano que tiene el derecho a ser despedido por sus seres queridos porque sostienen que “lo querían mucho porque era un muchacho noble, trabajador, que tomó esa decisión, pero nadie es perfecto, de ahí que tanto amigos y familiares queremos decirle adiós”.
“Sabemos que como Fernando hay en el Cauca muchos jóvenes que no tienen otra opción que la guerra y los grupos armados, por eso somos partidarios que se busque la forma de detener este fenómeno para que todos puedan ser médicos, ingenieros, locutores, lo que quieran ser y no terminen acabando con sus vidas, que puedan ser ciudadanos colombianos como los que viven en las ciudades”, agregaron las personas que conocieron este joven de 22 años.