Cantantes, deportistas, gobernadores, representantes a la Cámara, senadores, ministros, procuradores, asesores... uno a uno fueron quedando enredados en el escándalo del Proceso 8000, como se le llamó a la incursión de dineros producto del narcotráfico en la política colombiana en la década de los 90.

Ernesto Samper Pizano, cuya campaña fue directamente beneficiada con el dinero que le "donó" el extinto Cartel de Cali para ganar la segunda vuelta presidencial disputada con Andrés Pastrana en 1994, salió ileso de las investigaciones, haciendo gala del argumento por el que será recordado: “Si a mi campaña entraron dineros ilícitos fue a mis espaldas”.

El país aún recuerda la reacción del cardenal Pedro Rubiano a esa afirmación. El alto prelado sostuvo que lo que ocurrió fue como “si un elefante entrara en la casa y el dueño no se diera cuenta”.

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La primera prueba de la infiltración de los dineros ‘calientes’ la entregó el rival político de Samper en la campaña presidencial, Andrés Pastrana, con unas grabaciones de casetes en las que el periodista Alberto Giraldo conversaba con los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela –capos del Cartel de Cali-, y en las que se hacía referencia a la ayuda a la campaña del entonces candidato liberal.

Sin embargo, no fue sino casi un año después cuando las primeras pesquisas de Alfonso Valdivieso, fiscal General, empezaron a dar luces sobre los implicados en el escándalo. Y pese a que Samper quiso acallar la situación arremetiendo contra los capos, la bola de nieve siguió creciendo y su tesorero en la campaña presidencial, Santiago Medina Serna, salió salpicado y fue encarcelado.

También vincularon a Fernando Botero Zea, director de la campaña y ministro de Defensa, quien posteriormente fue condenado.

Fue asesinada una mujer que se vislumbraba como una testigo imprescindible y quien era mencionada en los ‘narcocasetes’ Elizabeth sarria, conocida como ‘La monita Retrechera’.

Meses después, comenzando 1996 fueron vinculados al Proceso 8000 los ministros Rodrigo Pardo, de Exterior; Juan Manuel Turbay, de Comunicaciones, y Horacio Serpa, del Interior, este último el escudero de Samper en el Congreso y de quien se dice fue clave para que la Cámara absolviera al Presidente. Pero pese a que se dijo que tenían conocimiento de la ayuda del cartel en el impulso de la campaña de su jefe y amigo, fueron absueltos.

El entonces presidente de la Comisión de Acusación, el representante a la Cámara, Heyne Mogollón, abrió investigación formal contra el Presidente, con base en las pruebas aportadas por la Fiscalía, en un hecho sin precedentes en el país. Pero meses después el mismo congresista presentó el proyecto con el que se logró la absolución del Jefe de Estado.

El 12 de junio de 1996 la Cámara de Representantes votó 111 a favor y 43 en contra del proyecto de preclusión. Y aunque se dijo que Mogollón recibió jugosas prebendas para favorecer al Mandatario, esto nunca se pudo comprobar.

Samper sufrió la vergüenza internacional cuando el Gobierno de Estados Unidos le canceló la visa para ingresar a ese país. Años después, varios protagonistas del escándalo han fallecido, otros tuvieron muerte política y unos más siguen activos haciendo proselitismo y Ernesto Samper sigue cargando sobre su espalda el peso de un proceso que dejó muchas dudas.