Los nuevos habitantes de la Urbanización Manzanares, un proyecto de construcción recién entregado en el corregimiento de El Carmelo, en el municipio de Candelaria, en el kilómetro 5 de la vía Cali- Cabaza, se encuentran preocupados ante el crecimiento de los actos de inseguridad en esta zona, pues más de 15 robos han ocurrido en los últimos tres meses, lo que ha generado zozobra en los propietarios.
Una de las afectadas es Vivian Otero, quien adquirió una de las casas junto con su esposo con la ilusión de tener un hogar para compartir con su hija pequeña. Como muchas otras familias colombianas su sueño era tener una vivienda propia, pero un hurto del que fue víctima recientemente la desconcertó.
“El 22 de diciembre fui a revisarla y me encontré con que ladrones entraron por el patio, ya que la parte de atrás eran unas mallas que colocó la constructora y también se robaron. Cuando llegué vi que dañaron la puerta del primer piso, se llevaron el cableado eléctrico del primer y segundo piso, así como parte de la estufa y el lavaplatos quedó destruido”, explicó Otero a El País.
Ella y su familia hacen parte de los propietarios que a pesar de que ya les entregaron la vivienda no la han habitado, lo que es aprovechado por los delincuentes para cometer los hurtos. “Gracias a Dios yo no estaba habitando allí porque habría sido mucho más grave”, aseguró.
Tras estos hechos, Vivian denunció el hurto en la Policía y la Fiscalía de manera virtual, pero la respuesta no ha sido la que esperaba. “La Policía no me ha contestado, de la Fiscalía sí me llegó un correo indicando que tenía que dar información como el nombre de las personas que robaron, pero yo no tengo esos datos”, aseguró Vivian.
Luego del hurto siente miedo de llegar a vivir en la zona, pues no es la única que ha sido víctima de estos hechos delictivos. “La sensación es de inseguridad porque no sabemos si nos pueda volver a pasar”, reconoció.
Una situación similar es la que vive a diario Jennifer Bustamante, a quien la constructora Bolívar le entregó su casa en junio de 2024.
A diferencia de Vivian, ella está viviendo allí con su hija menor de edad y, a pesar de que pensó que viviría en tranquilidad, no ha sido así debido a los múltiples hechos de inseguridad que se han presentado en este lugar, ubicado muy cerca de Poblado Campestre.
“Han ocurrido más de 15 casos de robo en las viviendas porque las puertas son muy fáciles de doblar, tanto las de entrada como las que van hacia el patio, los delincuentes aprovechan para doblarlas en los momentos en que los constructores o maestros de obra están haciendo sus trabajos porque disimulan el ruido”, dijo Bustamante.
Según relató, los delincuentes se llevan el cableado eléctrico, las baterías sanitarias y cualquier elemento que encuentren al interior de las mismas.
Además, las casas cuentan con un patio que también puede ser usado como área de expansión, el cual tiene un enrejado metálico parecido al que usan en las mallas de los parques, lo que facilita a los delincuentes el ingreso, como en la residencia de Vivan.
La constructora no se hace responsable por este tipo de hechos una vez entregan los inmuebles, por lo que cada propietario debe realizar los refuerzos necesarios para evitar hurtos, algo que es complejo económicamente porque también deben destinar dinero para las adecuaciones urgentes, pues las casas las entregan en obra gris.
“Todos los propietarios hemos tenido que invertir para encerrar más la casa y que tenga seguridad. Además yo le puse un piso muy sencillo que no fue en baldosa, le coloqué frescasa al techo para amortiguar un poco el calor, cambié el baño, puse unos protectores en las ventanas y solo en eso se me fueron $10 millones, sin tener nada de lujos. Ahora imagínese lo que debe costar reforzar columnas o levantar paredes para tener protección”, dijo Jennifer.
Por su parte, Vivian ha tenido que invertir más de $3,5 millones para evitar que la vuelvan a robar. “Me tocó cambiar de puerta y coloqué rejas en las ventanas, no he hecho más porque no he tenido el dinero. Lo demás lo tenemos como lo dejaron después del robo. No tengo cableado ni estufa”.
Un frente comunitario de seguridad
Ante los llamados de la comunidad, el secretario de Gobierno de Candelaria, Eberto Riveros, acudió a una reunión con los vecinos y las autoridades para plantear estrategias que ayuden a mejorar la seguridad en Manzanares.
“Al parecer hay unas casas que están sin habitar y personas que no son del sector aprovechan para hurtar algunos elementos. Tras la reunión todos los propietarios quedaron con el número del cuadrante del sector y se habló de constituir unos frentes de seguridad, incluso están interesados en adquirir algunas cámaras”, dijo Riveros.
La propuesta tiene que ver con la organización de grupos de vecinos para estar atentos a la seguridad y alertar a la Policía en caso de que ocurra algún hecho sospechoso, sin embargo, algunos habitantes tienen temor de hacer parte de los mismos.
“Nos sentimos desprotegidos y lamentablemente no hay ningún tipo de acompañamiento. En el caso del frente de seguridad hay muchas personas que se sienten intimidadas porque no se quieren meter en problemas pensando en que los delincuentes tomen represalias porque hablamos o denunciamos, entonces muchas personas se quedan calladas”, aseguró Jennifer.
Además, Vivan dijo que aunque se ha conversado de la posibilidad de colocar cámaras de seguridad en puntos estratégicos de las cuadras, no se ha concretado nada por falta de los recursos económicos por parte de algunos propietarios. “No hemos concretado nada todavía, pero lo que yo sí haría cuando me vaya a vivir allí es colocar una cámara adentro o afuera de la casa para que cuando estemos trabajando podamos ver desde el celular si alguien entra”.
Las habitantes de la Urbanización Manzanares solicitaron apoyo de las autoridades con patrullajes permanentes y mejor iluminación para evitar nuevos hurtos. “Pedimos más seguridad de la Policía, ahora que la noticia ha salido en medios ellos están haciendo patrullajes, pero antes no se veía ni un uniformado”, concluyó Vivian.