Entre 2014 y 2015 los cultivos de coca en Colombia aumentaron de 69.000 a 96.000 hectáreas, lo cual representa un aumento del 39 % y el doble de la superficie cultivada en 2013.

Así lo indica el más reciente informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, Jife, que cada año publica la ONU. 

Francisco Thoumi, miembro de la junta de la Jife y experto en políticas antidrogas, explica que  "las expectativas generadas en torno a las negociaciones del proceso de paz podrían haber contribuido a que los agricultores tuvieran mayores esperanzas de beneficiarse de los posibles programas de desarrollo alternativo".

Uno de los aspectos más relevante señalados en el informe Jife 2016 fue la cesación de las actividades de erradicación mediante la aspersión de glifosato por las autoridades en 2015, lo que explicaría por qué el cultivo de arbusto de coca casi llegó a duplicarse en el país.

Datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Unodc, revelan que en el periodo 2001-2014 se deforestó un promedio anual de 22.400 hectáreas para el cultivo del arbusto de coca en Colombia.

La Unodc informó además que mediante imágenes satelitales se habían descubierto concentraciones persistentes de cultivo de arbusto de coca en algunos de los parques nacionales de los tres países productores de coca: Bolivia, Colombia y Perú.

Sin embargo, la Jife señaló que tras la puesta en marcha en julio 2016 del piloto para la sustitución de cultivos ilícitos por parte del Gobierno y las Farc en Antioquia, la situación podría mejorar y se generaría un descenso en las cifras de cultivos ilícitos.

En ese sentido, la junta también se mostró expectante que el acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc tenga un efecto positivo sobre la situación de la fiscalización de drogas en el país.

Francisco Thoumi dijo que el documento mostró que América del Sur sigue siendo, prácticamente, el único proveedor de cocaína, por lo que allí se siguió concentrando la mayor parte de la incautación mundial de la droga.

Uno de los aspectos que más llamó la atención del informe Jife 2016 fue el aumento de los niveles de consumo de drogas sintéticas, pues se hallaron elevadas tasas de uso indebido de estimulantes de tipo anfetamínico entre los jóvenes de la región.

El tratamiento de la drogodependencia en América del Sur va dirigido sobre todo al consumo de cocaína, que afecta casi a la mitad de las personas que se inscriben en programas de tratamiento de la drogodependencia en la región, aunque en el uso indebido y tratamiento el cannabis sigue siendo la droga que más se consume en la Latinoamérica.

Asimismo, el documento señala que las tasas de consumo de cocaína entre los estudiantes de enseñanza secundaria eran más altas en América del Sur que en las demás zonas de América.

En mayo de 2015, un informe de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca ya había alertado del aumento de cultivos de coca en el país. 

El pasado 27 de enero el Gobierno y las Farc dieron a conocer cómo será la implementación del programa de sustitución de cultivos ilícitos que fue acordado en el punto cuatro del acuerdo de paz logrado con el grupo guerrillero en La Habana, Cuba.

El Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito, Pnis, será liderado por la Presidencia, en cabeza de la Alta Consejería para el Postconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, y contará con la participación de miembros de las Farc.