Rotulado como el Caso 01 de la Jurisdicción Especial para la Paz
(JEP), esta semana desfilaron las víctimas de la desmovilizada guerrilla
de las Farc en el marco de la Audiencia de Reconocimiento de Verdad frente al tema de secuestro y desaparición forzada.

Frente a un grupo de representantes de las 21.396 víctimas de secuestro por parte de las Farc estaban siete de los máximos cabecillas de esa organización, incluido Rodrigo Londoño (Timochenko), Pablo Catatumbo
Torres, Rodrigo Granda y Pastor Álape, quienes hoy ostentando una curul en el Congreso de la República.

Durante tres días, las víctimas narraron a los magistrados de la JEP lo
que fueron los tratos mas crueles, las marchas forzadas o caminatas de la
muerte, los días encerrados en campos de concentración, los casos de violencia sexual, las horas encadenados a árboles y la ejecución de menores de edad por parte de los comandantes del grupo armado ilegal, entre otros abusos.

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La magistrada Julieta Lemaitre Ripoll narró como la investigación pudo
establecer los fines tras cada una de las tres modalidades de secuestro que el grupo armado ilegal estableció para tratar de mantener su lucha armada.

La primera de ellas, para lograr el control territorial privando de su libertad a la población civil; en segunda lugar, lograr el financiamiento de su actividad criminal mediante el secuestro extorsivo y, por último, la privación de la libertad de integrantes de las Fuerzas Armadas y dirigentes políticos, con el propósito de forzar un intercambio humanitario que permitiera la liberación de guerrilleros presos en las
cárceles del país. “Quisiera que la tierra se abriera y me tragara”, dijo Rodrigo Londoño (Timochenko) luego de reconocer la responsabilidad de mando por las acciones de sus subalternos y aceptar la comisión de crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad.

Estos son algunos de los apartes de las víctimas de secuestro por parte de las Farc, quienes han insistido a una sola voz que se realice la reparación económica por parte de los exjefes guerrilleros si es que se quiere un verdadero perdón y reparación, y que no todo se limite
a la reparación administrativa por parte del Estado.

Óscar Tulio Lizcano

“Perdoné y muchos hemos perdonado. Perdoné porque considero que seguir con odio es estar aún secuestrado mentalmente. Como me decía al oído y me reiteraba en esas tertulias Gabriel García Márquez, 'la primera víctima de la violencia es la verdad.

El reconocimiento, el perdón, la justicia restaurativa, todo eso es muy importante porque obtienen unos beneficios comparativos desde el acuerdo de paz que apoyamos, pero las víctimas queremos saber la verdad, ¿qué pasó con nuestros seres queridos desaparecidos? Esa es la verdad que queremos conocer.

La verdad única no existe; existen las verdades y esas verdades las tienen ustedes y los mandos medios. Y hay algo que nos llamado poderosamente la atención y son esos niños que vimos que ustedes se llevaron a la guerra y fueron asesinados. Por ejemplo, el caso particular de un niño de 14 años, 'Comidita' le decían, cuyo fusil AK-47 era más grande que él y que en su ignorancia me decía 'camarada' y el comandante lo regañaba y lo castigaba; le decían 'Comidita' porque se comía el arroz crudo y el aceite. Trató de huir y lo degollaron. ¿Qué pasó con estos tres niños milicianos que se llevaron y los fusilaron?

Una era una niña Natalia, de 14 años, que le decían que iban a fusilar a su hermano y ella les decía: 'fusílenme a mí primero porque yo no soy capaz de ver que fusilen a mi hermano.

La verdad es que la narración le da sentido al dolor y esa narración de las víctimas son las que ustedes y nosotros debemos conocer. Díganos la verdad, hemos perdonado, pero eso no quiere decir que no haya justicia y la justicia empieza por la verdad en todos los conflictos armados. La paz, como decía José Martí, es escasa porque es menos gloriosa que la guerra”.

Orlando Beltrán

“El mismo 'Mono Jojoy' me dijo que mi secuestro como parlamentario de la época era para forjar un intercambio por guerrilleros presos, pero con el paso de los días descubrí que las Farc no eran otra cosa que una empresa criminal que le causó un enorme dolor a la sociedad.

El rótulo de movimiento político no era cierto; era simplemente el querer enriquecerse con el narcotráfico, el secuestro, la violación, el terror de la humanidad... Ustedes son genocidas al igual que fue Hitler. Ustedes son una manada de asesinos, de criminales que merecen el repudio de la sociedad colombiana.

Quiero decirles que esta página del dolor hay que pasarla porque como bien dice el Presidente de la JEP, es mucho mejor la paz que una guerra prolongada, y reconozco que el Estado fue incapaz de vencerlos militarmente. Pero quiero que en esta aceptación del reconocimiento que hacen ustedes, sea primero condicionada a la verdad. Yo creo que no hay nada mejor y reconfortante para una víctima de tan inmenso dolor, que se le diga la verdad, y ustedes deben no quedarse en el simple reconocimiento de que fueron responsables sino de contribuir que la verdad se conozca plena en Colombia.

¿Quienes estuvieron detrás del delito de secuestro y desapariciones en el departamento del Huila, por decir uno solo? Pero también ocurrió en Nariño, Cauca y en todos los departamentos, donde esta empresa criminal se prestaba a la misma clase política para hacer favores; o si no, díganme por qué desaparecieron a once inocentes concejales en el municipio de Rivera?

Ustedes utilizaron como mercancía a los militares, les violaron sus derechos; ustedes asesinaron al intendente Peña. Díganos quiénes estaban detrás de los secuestros porque ustedes en la selva no podían hacerlo sin ayuda de civiles; eso tienen que contarlo porque el país no puede seguir en impunidad”.

Sigifredo López

“Quiero empezar reconociendo el componente ético que ustedes como victimarios le están dando a esta audiencia y nosotros las víctimas no podemos quedarnos atrás (…) Pero no vasta con pedir perdón, y esto para los magistrados y la necesidad de hacer ajustes al acuerdo. ¿De dónde acá, en nombre de la justicia restaurativa, estamos borrando de un brochazo el componente de la reparación económica de las víctimas? Lo digo con respeto pero no me consta, que afuera se dice que en La Habana hubo una gigantezca operación de lavado de activos. Que muchos de ustedes están llenos de plata y que tienen el dinero en paraísos fiscales. Pero resulta que en el acuerdo no quedó la reparación económica. En el acuerdo quedó solo la reparación administrativa que hace la Unidad de Víctimas. Ustedes no pueden pasar de agache con la reparación.

Sobre el tema de los diputados; en un comunicado que ustedes hicieron mentiroso, se plasmó una sombra de duda sobre Sigifredo. Y empezaron programas de televisión a llevar supuestos testigos y a decir que Sigifredo se había salvado porque pertenecía a las Farc y me pusieron preso. Si ustedes hubieran dicho la verdad en ese momento no me habrían puesto preso y eso acabó con mi vida.

Fue preferible morir en una selva, como una víctima inocente, y no tener liberta de los villanos. Esa libertad no la quería y así me jodieron la vida. Ustedes callaron y solo un guerrillero, Santiago Arbeláez, tuvo la grandeza de decir que ese no era Sigifredo sino el comandante JJ y el fiscal no le creyó y ustedes siguieron sosteniendo la mentira. Los familiares quieren saber para efectos de la verdad ¿Quienes planearon el secuestro de los diputados? ¿Quienes fueron los cómplices dentro y fuera de ala asamblea? Y si estuvo involucrado un sector de la clase política de la región”.

Raymundo Malagón

“Lo pensé mucho para venir acá pero este es un compromiso con la historia; el no asistir sería dejar esa página en blanco para los miembros de las Fuerzas Armadas... Una vez fui secuestrado, fui internado en la selva. Conocí la selva en todo el oriente del país. Inician con las famosas cuerdas de nailon, que era como primero tenían a los secuestrados, luego viene la etapa de las famosas mazmorras, los campos de concentración.

El mundo fue testigo de estos alambrados de púa en estado de hacinamiento e insalubridad. Yo me les fugué a unos meses del secuestro, me capturan de nuevo y luego me realizaron torturas, me mantenían aislado, amarrado de manos y cuello en medio de dos árboles distantes entre sí alrededor de 20 meses.

Recuerdo que para un diciembre vino uno de los comandantes de frente, alias Rogelio, y le exigí que tenía mucho tiempo aislado sin derecho a un libro ni un lapicero nos dijo que nos iban a mejorar las condiciones. La sorpresa es que llegaron las alambradas de púa y mi indignación fue total.

Vinieron las famosas cadenas y las torturas más crueles. Pensé que algún día la sociedad colombiana se enteraría de lo ocurrido tras la fuga de John Frank Pinchao, y nos hicieron creer que a Pinchao lo habían matado. Escuchamos los disparos cuando asesinaron al guardia que vigilaba a Pinchao, vimos pasar al asesino y luego cuando lo sepultaron.

El comandante nos dijo que a Pincaho se lo comió un güiro. Ahí se inician las torturas más tenaces y a los 17 días conocemos que Pinchao logró su libertad. Nos introducen en un bongo, una canoa larga de 3 metros por 15 metros, y nos llevan a los 15 que rescataron luego en la Operación Jaque. Nos pusieron una carpa de camión y se nos sentaron encima. Pero no siento rencor en mi corazón porque no quiero vivir con ese karma toda mi vida.