Suena el timbre que anuncia el inicio de las clases para los estudiantes de la Institución Educativa Inem Jorge Isaacs, uno de los colegios públicos más grandes de la capital del Valle y a la par comienza el trabajo de la Patrulla Escolar de la Policía de Infancia y Adolescencia de Cali, la estrategia de las autoridades que busca frenar el paso a las distintas amenazas que rodean los entornos escolares de la ciudad.
Mientras los niños y algunos jóvenes se despiden con la bendición y un beso de sus padres, otros arriban solos y entran por un camino destapado para llegar a las aulas. En una de las paredes del colegio, donde se educan 6238 estudiantes, hay un grafiti que dice: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar”.
Ese es el brillo que pretenden encontrar James Caicedo y Érika García. Ambos lucen el uniforme verde aceituna con insignias en tela que los identifican como subintendente y patrullera. A su lado está Adriana Corrales, con uniforme azul navy y la presilla que la da a conocer como teniente. Los tres, portando brazaletes de la Policía de Infancia y Adolescencia, vigilan y requisan a los estudiantes con un rigor cauteloso en la puerta de esta institución que cumple 53 años este 2023.
Están allí porque el año pasado el teléfono de la teniente Corrales no paraba de sonar. La oficina que lidera recibió más de 1500 llamadas, con un promedio de 150 solicitudes mensuales, denunciando casos de bullying, violencia intrafamiliar, consumo de sustancias psicoactivas y riñas en colegios públicos y privados.
Esta problemática fue el génesis de la creación en el 2022 de la Patrulla Escolar, una propuesta para mejorar la atención de estas dificultades que desbordan las tareas de los profesores.
“Desde la Policía de Infancia y Adolescencia necesitábamos atender los casos de manera rápida y oportuna en los que se ven involucrados estudiantes dentro y fuera de las instituciones”, dijo Corrales, quien tiene como meta, a corto plazo, reducir los índices de violencia escolar.
De hecho, a solo dos meses del 2023, la Patrulla Escolar atendió un grave caso de violencia intrafamiliar que se reportó en otra institución gracias al aviso de los profesores, ya que la Patrulla Escolar opera cada día en colegios diferentes.
“Ellos se percataron de moretones y mordiscos en el cuerpo de un niño. Investigamos y la mamá no quería dar aviso por miedo a perder el sustento económico que el papá les daba. Convencimos a la madre de denunciar, trasladamos al menor al centro médico y se remitió el caso al Icbf”, contó Corrales.
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¿Qué hace la Policía en los colegios?
“Dios te bendiga y te proteja”, es la frase con la que, acompañada de un beso en la mejilla, Elizabeth despide a su hija Chelsea, de 10 años, a las afueras del Inem. Aunque la deja para que vaya a estudiar, es consciente de los riesgos que existen en especial a la salida del colegio.
“¿Pasó algo?”, preguntó con preocupación a la patrullera García. “No señora, solo estamos vigilando”, respondió con esa armonía que tranquilizó a la mamá.
“Gracias, siempre es necesario su presencia para que ellos sean conscientes y digan ‘no’ a lo malo. Esto les da seguridad a los niños y tranquilidad a nosotros”, dijo Elizabeth.
Pero la percepción de seguridad que transmiten los policías en los colegios no reemplaza el papel fundamental de los padres de familia, advirtió la teniente Corrales.
Algunos nos dicen que trabajan todo el día y que no tienen tiempo para cuidarlos, por lo que entregan su responsabilidad al colegio, añade la teniente. “Si tenemos padres ausentes en los hogares, por supuesto tendremos en el colegio estudiantes sin valores”, sentencia la uniformada.
A este panorama se suma que no hay suficientes policías para vigilar calles, parques, estaciones del MÍO, semáforos y los alrededores de los colegios, generando paraísos para los vendedores de droga, lugares que la Patrulla Escolar también debe intervenir, por lo que el subintendente Caicedo y la patrullera García deben pedir apoyo de los policías de los cuadrantes.
“Los jóvenes nos cuentan en dónde han comprado el licor o cigarrillos y se le realiza el comparendo a esos establecimientos. Incluso, nos han contado que en las ferreterías les venden sacol sin ningún problema, pues los jóvenes mienten diciendo que lo necesitan para pegar zapatos o que es un mandado de sus papás”, relató la patrullera García.
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De colegio en colegio
Cuando todos los estudiantes del Inem ya están en las aulas para el inicio de las clases, la Patrulla Escolar prende motores para cuidar otro colegio.
En el oriente de Cali, Miriam Patricia Duque, rectora de la Institución Educativa Gabriela Mistral, plasmó su preocupación en más de 20 llamadas a la Patrulla. Su angustia se generó por la presencia de vendedores y consumidores de droga a las afueras de la institución.
“Necesitamos una reacción inmediata de las autoridades porque nuestros estudiantes son sanos, pero ese expendio podría causar un riesgo al interior de la escuela”, aseveró la directiva.
Sin embargo, la llegada de la Patrulla Escolar - que atiende a todas las instituciones de Cali - no fue la más oportuna para responder a las llamadas que días atrás hizo la rectora, por lo que el caso fue asignado al cuadrante del barrio Alfonso Bonilla Aragón. “Yo sé que están ocupados, pero el problema con el expendio fue días atrás, no hoy”, les dijo la rectora.
Entonces la Patrulla siguió su recorrido hasta la Institución Educativa Politécnico Boyacá. Allí hizo una intervención formativa y educativa sobre el respeto como requisito básico para la convivencia. Se enfocaron en el grado octavo de la profesora María Yulis Torres, quien justo ese día, dedicaba su clase a la urbanidad. Mientras los policías daban la charla, la licenciada en Ciencias Sociales con especialización en Educación y Orientación Familiar, resaltaba la labor de la Patrulla.
“Es positivo que realicen estas acciones para perder el estigma que hay entre la Policía y la comunidad, los niños a veces los ven con temor y no como defensores de la sociedad. Conocer su papel dentro de la sociedad es clave”, destacó la maestra, quien lleva 29 años en ese colegio.
Entre las campañas de información y el acompañamiento de seguridad se pasan las horas de los policías de la Patrulla Escolar, que este año ha priorizado 15 colegios de la ciudad, amenazados por la inseguridad y la venta y consumo de estupefacientes.