Uno de los delitos silenciosos que afecta a toda la sociedad es el abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes, un crimen que debido a la vulnerabilidad de sus víctimas puede ser repetitivo y traer consecuencias negativas para toda la vida, por ello, las autoridades están alerta ante estos hechos.
Como este son muchos los casos que ocurren en el departamento ya que, según Medicina Legal, entre enero y octubre de 2023 se registraron 1180 hechos en el Valle, mientras que en Cali y el área metropolitana se han presentado 651 abusos sexuales a niños, niñas y adolescentes entre el 1 de enero y el 10 de agosto de 2024 según la Policía de la ciudad.
La teniente Adriana Corrales, jefe de la Policía de Infancia y Adolescencia de Cali, afirmó que la mayoría de estos hechos son cometidos por personas allegadas a los menores de edad. “Hemos tenido casos donde los papás, los padrastros, los hermanos, los primos, tíos o amigos son los victimarios. Algo muy curioso porque hemos evidenciado que nunca son personas totalmente desconocidas”.
Lamentablemente, muchas violaciones inician antes de los diez años de edad, cuando los pequeños son más vulnerables ya que, según Corrales, “su proceso de desarrollo no se ha completado y son más sensibles y permeables, por lo que los victimarios los pueden manejar”.
¿A qué señales se debe estar alerta?
La jefe de la Policía de Infancia y Adolescencia de Cali aseguró que los padres conocen el comportamiento normal de sus hijos, por ello los cambios drásticos deben ser la primera señal de alerta.
“Si era extrovertido y comienza a tomar actitudes violentas cuando no lo era, empieza a retraerse, le gustaba salir al parque y ya no lo hace, estas son señales de alarma”, explicó la uniformada.
De la misma manera, Diana Castro, psicóloga clínica y coordinadora del Centro de Atención en Salud Mental de la Universidad de San Buenaventura, explicó que el llanto repentino, bajas inexplicables del rendimiento escolar o comportamientos sexuales inapropiados también son signos alarmantes de un posible caso de abuso sexual en el menor de edad.
Otros puntos a tener en cuenta son “el trastorno de sueño o pesadillas, dolor, inflamación o molestias en el área genital o anal, perturbaciones del sueño, infecciones urinarias o de transmisión sexual, orinarse en la cama y trastornos de alimentación”, indicó Alejandra Leudo, practicante del Centro de Atención en Salud Mental de dicha institución.
Por su parte, la teniente Adriana Corrales señaló que al crear espacios de confianza con los pequeños estos pueden, en algunos casos, comenzar a hablar sobre los delitos y a su vez es posible alertar a las autoridades como ha sucedido en varios casos donde docentes denuncian que un niño, niña o adolescente podría estar siendo afectado por este delito en su hogar.
En caso de que un ciudadano sospeche que un menor de edad está siendo objeto de violación debe propiciar un ambiente amistoso para la conversación, “es importante no tener un tono de voz serio porque puede asustarlo, sino uno mesurado, tener paciencia, evitar juzgar o culpar, escuchar y preguntar aquello que le preocupa de la situación”, sostuvo la coordinadora del Centro de Atención en Salud Mental de la Universidad de San Buenaventura.
Si persiste la sospecha, es indispensable alertar a la Policía para que inicie la ruta de atención que, de acuerdo con la jefe de Infancia y Adolescencia, se inicia con el “acompañamiento hasta las instituciones de salud donde se determina el tipo de abuso que tuvo este niño, niña o adolescente. Además, inmediatamente se debe hacer la denuncia con la Fiscalía y con Medicina Legal para que el menor sea revisado”.
Por otra lado, es importante continuar con un proceso psicológico para sanar los traumas causados por la violencia. “Las víctimas de abuso sexual suelen tener sensación de culpa, vergüenza y dolor, debido a esto el tratamiento debe ser un espacio en el que los pacientes discutan sus sentimientos y que puedan entender e integrar las experiencias que puedan ir en detrimento de su desarrollo”, explicó Alejandra Leudo.
Cabe mencionar que la línea nacional de protección a la infancia y adolescencia es la 141, disponible las 24 horas del día. De la misma manera, se pueden denunciar casos de violación y otras delitos contra los menores en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar a través del teléfono 018000 91 8080 habilitado de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.