En una carta, escrita a puño y letra, el jefe de la banda criminal ‘los Rastrojos Costeños’, Ober Ricardo Martínez Gutiérrez, alias Negro Ober, le solicitó al Instituto Penitenciario y Carcelario, Inpec, reducir los estrictos controles de seguridad a cambio de su buen comportamiento.
“(...) La verdad ya aburrido, mi mayor, de vivir así, como animal encerrado, solo, aislado de todos y de todo”, se lee en un principio en la misiva.
Seguido a ello, el delincuente manifiesta haber aprendido la lección tras ser recluido: “Ya estos 14 meses me han enseñado a valorar la vida, actualmente decidí apartarme y retirarme de esa vida como se lo dije en la reunión que tuvimos”, haciendo alusión a que habría sostenido un encuentro con su abogado y el Subdirector del Inpec, Mayor César Valero, en el que hubo compromisos de por medio.
Entretanto, aseguró: “Me comprometo a que no va a tener quejas mías de ninguna especie y se lo prometo ante los ojos de Dios, hoy 26 de septiembre, ya llevo 16 días viviendo así aislado y ese no fue el compromiso que se hizo en la reunión”
Y concluyó en la misiva: “A la espera de su pronta respuesta. Muchas gracias, que Dios lo bendiga y lo proteja”.
El escrito data desde el pasado 26 de septiembre, cuando estaba recluido en la cárcel de Cómbita, Boyacá, sin embargo, no fue hasta el pasado 20 de diciembre que llegó a la Subdirección del Inpec, luego de que el detenido fuera trasladado a La Picota, en Bogotá.
Este traslado se hizo en el marco del Plan Dominó, que, de acuerdo con el Inpec, es la estrategia para “desestabilizar” a los privados de la libertad, por tanto, el ‘Negro Ober’ podría ser enviado a otra cárcel el próximo mes.
Se hace necesario recordar que el cabecilla de esta banda delincuencial, la cual tiene injerencia en Barranquilla y su área metropolitana, es señalado de tráfico, porte de arma de fuego, porte de estupefacientes, concierto por delinquir agravado por darse para extorsión, amenazas y homicidio.
Además, es recordado porque el pasado marzo grabó un video, filmado desde la cárcel de Girón, Santander, en el cual hace graves amenazas a las autoridades para vengar la captura de su esposa.