Por: Anderson Zapata /Editor Orden
“A mi sobrina yo le decía risitas porque era una niña muy especial y a toda hora mantenía una sonrisa que cautivaba a cualquiera. Así fue como ella quedó grabada en mi mente”, sostiene Carlos González, tío de Michelle Dayana, la menor asesinada el 7 de diciembre en Cali.
“Cuando entramos al taller había sangre por todo lado y objetos que nos impactaron mucho. Cuando vimos eso las autoridades nos sacaron y ellos se quedaron haciendo su trabajo. Luego, fue que nos dijeron que allí estaba el cuerpo de mi sobrina”, relató Carlos, quien habló con El País y también contó cómo se enteró de la noticia.
¿Cómo recuerdo usted a Michelle de 15 años, a su sobrina?
Yo le puse una chapa (apodo) ‘risitas’, era una niña muy especial, muy tierna y a toda hora mantenía una sonrisa que cautivaba cualquiera, cuando hacía alguna travesura con esa sonrisa lo desmoronaba a uno. Esa es la foto que quedó grabada en mi mente y lastimosamente vimos una situación que nadie pensaba tener esa situación, pero llegó, no sabemos el porqué. Hay y tristeza, dolor, llanto y odio.
¿Cómo se enteró usted la noticia?
Me enteré el día 8, después de las Velitas, me llamó mi hermano que ella salió al supermercado a comprar unas papitas. Cuando él me llamó el 7 de Velitas yo había llegado cansado de trabajar y puse el celular a un lado, no sé cómo lo puse en modo avión y no me entraban las llamadas.
Al otro día yo me fui a trabajar y me di cuenta de que tenía el celular en modo avión, después vi muchas llamadas perdidas, entonces cuando lo veo y escucho los audios de mi hermano que me decía: hermano, se desapareció Dayana y toda la noche la hemos buscado.
Luego de eso yo me devolví del trabajo para acompañar a mi hermano y empezamos la búsqueda de mi sobrina, también nos dejaron razón de un barrio diferente al nuestro, fuimos allá y nada. También empezamos a mirar más cámaras y hacia donde salió ella y apuntaban a un solo lugar en el cual la niña salió del supermercado, entró a la cuadra donde vivía y en el lapso de cinco minutos se desaparece en la cuadra, entonces empezamos a enfocarnos en esa cuadra y ahí era un justo un taller de carros. Mi hermano le preguntó a uno los de allí que si han visto a la niña porque se había desaparecido y alguien le dice que no la ha visto, entonces mi hermano sigue la búsqueda.
Alguien dio la razón de que llamáramos a la Policía porque ahí pasaba algo, que había sangre por todo lado y nosotros llamamos, empezamos la búsqueda allí con la Policía y encontramos muchas cosas, pero no podíamos tocar nada porque la autoridad dijo que nadie podía manipular nada hasta que vinieran los especialistas y así pasó el día y a las cinco de la tarde y algo nos dimos cuenta de que la niña estaba allí de una forma la cual no se puede ni expresar.
¿Usted entró al taller?
Sí, nosotros entramos el taller, miramos, subimos, vimos sangre por todo lado y vimos unos objetos que realmente nos impactaron. Luego las autoridades nos sacaron y empezaron a hacer su protocolo y nos dimos cuenta de que la niña fue totalmente abusada, le quitaron la vida y le hicieron cosas muy feas.
¿La niña conocía al presunto homicida?
De eso no conozco, no conocía aquel hombre hasta que lo vi en la foto porque no vivo cerca de este lugar. Mi hermano me dice que la niña cuando iba con la otra hermana hacia el colegio pasaban por el taller, que aquel hombre las miraba y las morboseaba, pero eso no se lo dijeron ninguna de mis dos sobrinas mayores a mi hermano, porque si le hubieran dicho eso él inmediatamente se hubiera puesto alerta porque son niñas y vivimos en un mundo el cual los perversos andan haciendo deshaciendo, pero ellas callaron eso.
Solamente la mayor le dijo a mi hermano, pero cuando ya pasó todo lo que estamos viviendo, pero a él no conocía nada, ni sabía eso hasta ahora.
¿Qué consejo le da a los padres?
Las niñas, señoritas, por favor, dialoguen con sus padres. Padres, por favor escúchenlas. Tengo a una sobrina allí en un cofre, porque ella de pronto no tuvo el valor de contarle a mi hermano que había un hombre, de pronto, que la morboseaba, por motivo de que quizá ella pensaba que se iba a enojar o que iba a pelear, pero cuando callamos estamos abriéndole la puerta a las personas que vienen a destruir.
Les doy un consejo: Tengo una hija, ya adulta, tengo un hijo que cumplió los 18 años, y a veces cuando yo les pregunto tanto para donde van ellos se pueden sentir incómodos, pero la vida es muy frágil, nosotros pensamos que vivimos por vivir y no, hay un objetivo y es tener cuidado.
Cuando vayan a salir, cuéntenle a sus papás, a sus amigos, no es someterse, sino tener una comunicación, la cual puede ser de gran bendición par todos y evitar consecuencias para muchos.