El hallazgo de un cuerpo sin vida repartido en tres costales que fue colgado de un puente en Andalucía, Valle del Cauca, dejó en evidencia la difícil situación de orden público que enfrentan los municipios del centro y norte del departamento por cuenta de grupos delincuenciales que buscan controlar sus economías ilícitas.
Según las autoridades, el cadáver apareció la madrugada de ayer en la vía Andalucía-Tuluá.
“A través de la Policía Judicial se remitieron estos restos a Medicina Legal para adelantar el procedimiento correspondiente y determinar la identidad de la víctima”, aseguró el subcomandante del Departamento de Policía Valle, coronel Santiago Garavito.
De acuerdo con el oficial, se destinaron equipos de investigación de la Policía y la Fiscalía para que, con las capacidades técnicas y humanas, se puedan establecer los responsables materiales de este repudiable hecho.
“La principal hipótesis es una retaliación entre bandas criminales que están ubicadas en esta jurisdicción”, precisó el coronel Garavito.
Estos hechos alarmaron a los habitantes de esta localidad del centro del Valle, pues el crimen fue atroz y fue exhibido en la vía pública, lo que, según el coronel (r) Carlos Soler, abogado asesor en seguridad y defensa nacional, tiene el objetivo de aterrorizar a los civiles y enviar un mensaje de poder a las bandas contrarias, tendencia que inició en México y se ha extendido a otros países.
“Cuando había confrontación entre grupos armados narcotraficantes en México y capturaban a uno de los contradictores o lo herían en uno de sus combates, lo picaban y lo colgaban de un puente o lo lanzaban para que se muriera y lo filmaban. Esos son mensajes de terror”, indicó.
De la misma manera, Felipe Fernández, consultor en seguridad y paz, afirmó que hechos tan violentos como el desmembramiento y exhibición de un cuerpo se pueden relacionar con la intimidación y la “la degradación moral de ciertos actores dentro del crimen organizado”. Agregó que “este tipo de violencia envía un mensaje de intimidación a la población, quieren mostrar un dominio y esta es una forma de reafirmar su autoridad”.
Los especialistas coincidieron en que estas acciones buscan reafirmar la idea de que una banda delincuencial tiene el control de la zona.
Otros casos
En días recientes han ocurrido otros delitos en Andalucía, ya que el miércoles fue asesinado un ciudadano identificado como Héctor Morales y el domingo hubo una masacre en la vía que conecta a dicho municipio con Bugalagrande, en la que murieron José Jesús Aristizábal Peñaranda, Jesús Alejandro Bravo Polanía y Luis Alejandro Pérez Aguilar.
Sobre estos hechos, Carlos Soler sostuvo que no es una situación nueva, pues la violencia ha perseguido durante décadas al centro y norte del Valle, ya que su riqueza natural y localización geográfica han sido utilizadas por diferentes grupos al margen de la ley para dinamizar su economías.
“Hace más de 30 años esta zona ha sido tema de disputa. Es una tierra hermosa con límites hacia el Chocó, Risaralda, Quindío, pero esta ubicación geográfica, entre otros factores, permitió que por años el narcotráfico estuviese creando un cartel, el del Norte del Valle, que en su momento fue socio del cartel de Cali, con el que compartían poder y cada cual se dedicaba a su oficio”, indicó.
Cuenta que el dinero que estas personas ganaban en la actividad delictiva fue invertido en terrenos, ganado y cultivos en este punto del departamento, pero posteriormente las Farc comenzaron a llegar a la zona y los grupos paramilitares iniciaron la disputa del territorio.
“Estas estructuras narcotraficantes han variado, pero allí siguen algunas cabezas visibles que tuvieron el control de Palmira, Buga, Tuluá, y en este último convergen estas bandas que se convirtieron en oficinas de sicarios. Además, empezó a llegar gente extraditada a EE.UU. hace más de quince años y que ya pagaron condena, para reclamar tierras que les pertenecían, lo que provoca tensiones”, agrega.
De esta manera se crearon bandas delincuenciales como ‘La Inmaculada’, ‘Los Flacos’ y ‘La nueva Generación’, las cuales se adueñaron de la zona y dinamizan la extorsión, los ‘gota a gota’ y el sicariato, afectando a la población civil del centro del departamento.
Se necesitan acciones contundentes
A pesar de que la Fuerza Pública ha realizado operativos en los municipios afectados por la violencia, no ceden las agresiones, por lo que los expertos afirmaron que se deben llevar a cabo acciones contundentes y evaluar en qué se está fallando.
Según ellos, la dificultad para que la Fuerza Pública detenga las actividades ilícitas de bandas criminales, especialmente las asociadas al narcotráfico, se debe a varios factores estructurales, operativos, sociales y políticos, por la diversidad de actores que delinquen en la zona.
“Estas estructuras operan en diferentes contextos y niveles de criminalidad y esto hace que trabajar y desarticular en red sea más complejo. En algunos casos tenemos geografías difíciles, debido a la diversidad de las zonas urbanas y rurales de los contextos de operación de estas organizaciones”, dijo Felipe Fernández.
El consultor en seguridad y paz añadió que la sensación de impunidad y de corrupción hace que sea más complejo acabar con estos grupos delictivos, así como la falta de confianza en las instituciones.
Por su parte, Carlos Soler manifestó que, debido a hechos como los ocurridos en Andalucía, las personas tienen miedo a denunciar y por ello se retrasan las investigaciones y que, ante este panorama, las autoridades deben mostrar más fortaleza.
“Las personas están recibiendo un mensaje de los grupos delincuenciales, por lo que se necesita una respuesta contundente de las autoridades, de la Fiscalía, de toda la institucionalidad y también obliga a hacer una revisión permanente de las fuerzas policiales y militares que están en el sector”, agregó el experto.
Además, el abogado explicó que, si se quieren resultados operacionales positivos de la Fuerza Pública en el centro y norte del Valle, se tiene que hacer una inversión en elementos tecnológicos, vehículos y otras herramientas que necesitan para realizar su labor. “Si no tienen motos y están andando a pie, mientras los delincuentes tienen camionetas, pues qué le vamos a exigir a un policía o a un soldado”, concluyó.