Como hace algunos años, los ataques contra la infraestructura de petróleo y gas del país volvieron a ser el pan de cada día, al parecer otra vez por cuenta del ELN. Seis de los ocho casos reportados este año se han registrado precisamente desde que se rompió el cese al fuego con esa guerrilla, el pasado 3 de agosto de 2024.
El blanco preferido por parte de esa guerrilla ha sido el oleoducto Caño Limón-Coveñas, que recorre siete departamentos del país: Arauca, Boyacá, Norte de Santander, Cesar, Magdalena, Bolívar y Sucre. Contra el cual, según versiones preliminares, el ELN ha atacado en cuatro oportunidades. Los otros dos hechos se registraron contra el Oleoducto Bicentenario.
El más reciente ataque se presentó el jueves 29 de agosto en la vereda La Quinta, en La Gloria, ubicada en Norte de Santander, donde al parecer hombres que no han sido identificados activaron explosivos contra la infraestructura del oleoducto. Ese mismo día fue atacado el tubo a la altura de la vereda La Ceiba, municipio de Arauquita, departamento de Arauca.
Pero el ataque más grave se registró el pasado lunes 26 de agosto en la vereda La Pava de Saravena, en Arauca. Este hecho desencadenó una alerta de desabastecimiento de gas en el nororiente del país. “Dados los problemas de orden público presentados en el departamento de Arauca, que han impactado la infraestructura petrolera del Grupo Ecopetrol, se podría presentar una restricción en el abastecimiento de gas en la zona nororiental del país”, aseguró la empresa a través de un comunicado oficial.
Pero nada de esto es nuevo, sino una forma de presión por parte de ese grupo armado en la mesa de negociaciones, como lo confirmó el analista en conflicto, Jorge Mantilla. “En el caso de los oleoductos no solo le ha servido al ELN para presionar al Estado y enviar un mensaje sobre su capacidad de hacer daño, sino principalmente para reforzar la extorsión sobre las empresas petroleras y sus transportadoras de las que históricamente el ELN ha recibido importantes recursos”.
Una historia de vieja data
Según cifras del Ministerio de Defensa, 2023 fue el año de mayor número de atentados contra oleoductos en Colombia de los últimos cuatro años. Según esos datos, el año pasado se produjeron en total 37 acciones terroristas contra estas infraestructuras, lo que representó un incremento del 85 % respecto a los 20 que se produjeron durante el 2022.
Pero esa forma de ‘guerra’ data de mucho tiempo atrás. Un informe de la Fundación Ideas para la Paz, entregado a la Comisión de la Verdad en 2020, reveló que en 30 años se presentaron más de 3600 ataques que generaron cerca de 4400 afectaciones no solo a la infraestructura y bienes de la industria, sino al medio ambiente y a la población civil.
El informe detalló que esos ataques fueron cometidos por las guerrillas de las Farc y el ELN, principalmente, a través de explosivos, con armas de fuego y quemas de activos y, que el 76,8% de las acciones armadas se concentraron en cinco departamentos: Putumayo, Arauca, Norte de Santander, Nariño y Santander.
También reveló que durante los años 2000, 2001 y 2013 se llevaron a cabo el mayor número de acciones armadas contra infraestructuras petroleras; casi el 26 % del total de atentados ocurridos entre el 1 de mayo de 1986 y el 24 de noviembre de 2016.
Refuerzo de las tropas
Ante lo que está ocurriendo, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, anunció que reforzarán la seguridad en el oleoducto Caño Limón Coveñas. “Lo que se ha dispuesto desde el Comando General es el envío de más tropa que pueda ejercer vigilancia sobre el oleoducto”, explicó.
Por su parte, el comandante del Ejército, Luis Emilio Cardozo, afirmó que el Frente de Guerra Oriental y el Frente de Guerra Nororiental del ELN son los responsables de esos ataques. “Las tropas están trabajando con las empresas que hacen las reparaciones, ya tenemos avanzados esos procesos. Lógicamente, estamos ajustando dispositivos y desarrollando operaciones ofensivas contra los delincuentes”, agregó el comandante del Ejército.