El pasado 30 de junio se conoció la noticia de que los hoteles de Comfandi ubicados en Coconuco y Silvia, Cauca, cerraban sus puertas, sino definitivamente, al menos temporalmente.
La ola de violencia que sacude esta región del suroccidente colombiano, donde se han incrementado los enfrentamientos entre grupos de las disidencias del Estado Mayor Central y de las Farc, con hostigamientos y ataques a la población civil y a estaciones de Policía, patrullajes en las vías cabeceras municipales y ubicación masiva de artefactos explosivos, ha terminado por afectar el sector turístico, especialmente en el norte y centro del departamento.
Solo el pasado miércoles se presentó un hostigamiento a la Estación de Policía del corregimiento de Tunía, en el municipio de Piendamó.
De acuerdo con Juana Cabezas, investigadora de Indepaz, entre enero y el 30 de junio de este año se han presentado 52 incidentes en el norte del Cauca, 18 más que para el mismo período del año pasado cuando se reportaron 34, siendo los municipios de Toribio, Jambaló, Caldono y Santander de Quilichao, entre otros, los más afectados.
“En su mayoría son ataques a la población civil. Muchas amenazas sobre todo de movilidad y también directas a líderes, indígenas, campesinos y afros”, explica Cabezas.
Estas acciones se han incrementado tras la ruptura del cese al fuego bilateral el pasado 20 de marzo y han tenido un pico en el mes de junio, en respuesta a otros grupos como el Frente 57, (disidencia del Bloque Occidental del EMC). “Claramente esto afecta mayormente al tema del turismo y a servicios de gastronomía, al igual que a sectores económicos como el comercio”, indicó.
Los grupos con mayor accionar en esta zona son la disidencia Dagoberto Ramos y la Jaime Martínez.
Otro hecho que desestimula el turismo, es la instalación de minas antipersonal en los territorios. “Han hecho como todo un cerco de minas y el proceso de desminado está muy lento, afectando todas las vías que transita la comunidad y el acceso a zonas de escenarios que utilizan para el turismo”, señaló Cabezas.
Entre tanto, solo hasta el 30 de junio habían sido asesinados 10 líderes.
Qué dicen los operadores
Jhon Janio Álvarez Vélez, representante legal de Destino Pacífico, agencia de viajes que opera seis hoteles en los departamentos de Valle y Cauca, entre ellos Coconuco y Silvia, afirmó que el año pasado firmaron un convenio con Comfandi convencidos de que las bondades paisajísticas, el clima y sobre todo la gente del departamento del Cauca, servirían de motor para mover el turismo nacional e internacional hacia esta región.
Como se sabe, Silvia es conocida como la Suiza de Latinoamérica por sus montañas y riscos y el aire frío que llega desde los páramos.
En julio del año pasado asumieron la operación de estos hoteles, pero desde el mes de enero de este año, la situación económica del país hizo que esta actividad cayera en un 40%.
Lo anterior se sumó a los bloqueos de la vía Panamericana que, según Álvarez, aumentaron 200% este año y, por supuesto, el recrudecimiento de los enfrentamientos entre los grupos al margen de la ley.
“Al día de hoy van 47 cierres a la vía y muchos enfrentamientos, ha sido imposible hacer turismo allá, pero sobre todo sostener la nómina y gastos propios de dos hoteles de ese tamaño, que son los mejores que tiene el Cauca en los municipios más allá de Popayán”, reiteró.
La situación se agudizó al punto que entre enero y junio la ocupación en Silvia, cuya capacidad es de unas 80 o 90 personas, cayó a un 4%, mientras en Coconuco bajó a un 10%.
Además, la cancelación de las reservas tanto para Destino Pacífico como para otros proveedores se ubicó en 90 %.
“Esta problemática tan repetitiva hace inviable el turismo. Conjuntamente con Comfandi hemos buscado soluciones, pero ha sido imposible, definimos que era mejor cerrar porque no vemos que este problema pueda tener una pronta solución”, admitió Álvarez.
El cierre de los hoteles deja sin empleo directo a unas 40 personas, cerca de 10 empleados temporales, sin contar con la comunidad que ofrecía sus servicios de guía y los productos de la región como fresas, yogurt y queso, a los visitantes.
Julián Torres, director ejecutivo de Cotelco, Cauca, anotó que entre el 2023 a la fecha se estiman pérdidas por $5000 millones en los establecimientos de hospedaje.
“Pero los costos indirectos que estimamos de pérdida en el departamento del Cauca podrían superar entre el año pasado y lo que va corrido del 2024 los $20.000 millones”, confirmó.
Expresó que la ocupación hotelera en el departamento en promedio está entre el 45 al 50 %, pero cuando se presentó el atentado a la Estación de Policía, el pasado 7 de junio, en Popayán, las cifras cayeron al 5 %.
“Muchos turistas salieron de la región y otros cancelaron sus reservas directamente con los hoteleros, lo que impactó notablemente a los establecimientos de hospedaje”, dijo Torres.
Agregó que lo que más afecta el turismo de la región y a los visitantes de negocios, que es un segmento importante, es el cierre de la vía Panamericana, la disminución del pie de fuerza en el departamento y la imagen negativa que dejan los persistentes problemas de orden público, que si bien se concentran en algunas zonas terminan por lesionar a todo el departamento.
Iván Carvajal, consultor en seguridad y experto en inteligencia estratégica, precisó que, la hegemonía criminal en el norte del Cauca y sur del Valle, causa de la violencia en el suroccidente colombiano es “el polígono entre Farallones, El Naya (Jamundí), Corinto, Argelia y López de Micay que produce 1 billón de dólares al año, producto de economías ilícitas: coca, marihuana cripy, minería ilegal y demás delitos asociados (extorsión, despojo de tierras, etc.). “Ningún grupo al margen de la ley abandona ese botín, por el contrario, cada vez más estructuras delincuenciales se disputarán ese territorio”, puntualizó.
Sin ideologías
Iván Carvajal aseguró que “el paisaje demográfico caucano y valluno convive con narcos clásicos (que subcontratan delincuencia organizada como ejércitos privados: Espartanos, Shottas, La Inmaculada, etc.), disidencias Farc (Columnas Móviles Jaime Martínez, Dagoberto Ramos y Carlos Patiño), ELN (Frente de Guerra Suroccidental) y Segunda Marquetalia, pero la Fuerza Pública no tiene la capacidad para neutralizar esta amenaza”.
Estos grupos, reiteró, no tienen interés de paz, solo el control de la renta criminal.