Después de varios años de relativa calma, luego de la firma de los Acuerdos de Paz entre las Farc–Ep y el Estado colombiano en 2016, el departamento del Cauca vuelve a estar en llamas.
Un conflicto histórico que ha persistido durante décadas, y que en los últimos meses se ha recrudecido luego del anuncio del Gobierno Nacional de recuperar el Cañón del Micay, (zona estratégica para el narcotráfico, donde se cultiva más del 70 % de la coca del Cauca), a sangre y fuego.
Expertos consultados por El País coinciden en que algunos factores como las economías ilegales: narcotráfico, minería ilegal y también la extorsión, sumado a un total abandono estatal, han sido el caldo de cultivo para la disputa por este territorio entre disidencias del Estado Mayor Central, EMC, de las Farc, la Segunda Marquetalia (también disidentes de esta antigua guerrilla), el ELN y grupos narcoparamilitares como el Clan del Golfo.
“El incremento del conflicto en el Cauca, se atribuye a la necesidad de controlar el territorio para el desarrollo de economías ilegales. En ese sentido, es importante mencionar que, pese a contar con estatus políticos, ninguna de las estructuras en este momento se encuentra desarrollando acciones de ese tipo”, subraya León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, Pares.
León Valencia dijo también que “las reiteradas afectaciones y falta de respeto a las autoridades étnicas lo evidencian. Muestra de ello es lo sucedido con la mayora Carmelina en Toribío y los menores de edad Nasa reclutados en el norte del Cauca”.
Por su parte, Iván Carvajal, consultor en seguridad, explicó que el suroccidente del país: Cauca, Valle y Nariño, son tres puntos críticos donde se concentra el conflicto y que coincide con la actividad del narcotráfico.
Un punto crucial es la Cordillera Central, entre los municipios de Corinto, Toribío, Caloto y los corregimientos de El Palo y Tacueyó (parte oriental del norte del Cauca), donde delinque la Dagoberto Ramos, disidencia de las Farc, y donde se produce la marihuana creepy. Hacia el otro lado, después del Valle Geográfico del río Cauca, en la Cordillera Occidental, en el Pacífico colombiano, hay dos áreas de producción de coca: una es la frontera entre Cauca y Valle del Cauca, es decir el Naya, zona rural de Jamundí; y la otra, el Valle del río Micay, después del municipio de Argelia, hacia López de Micay, en la costa del Pacífico.
“Este sector del Naya, los Farallones, Buenos Aires, Suárez, Argelia y Santander de Quilichao, zona occidental, es controlado por la disidencia Jaime Martínez, que también controla la minería ilegal”, expresó Carvajal.
Si bien el ELN es más fuerte en Nariño y Chocó, también en Valle y Cauca hace presencia. “Estos grupos delincuenciales, el ELN, el EMC, y la Segunda Marquetalia, se enfrentan por el control del territorio para tener las rutas de toda la cadena del narcotráfico. Todo esto se junta con delincuencia común y narcos, que controlan en el Valle, Cauca y Nariño”, precisó Carvajal.
Juana Cabezas, investigadora de Indepaz, recalcó que la situación del Cauca no puede tener una mirada unificada, porque es muy distinto lo que sucede en el Pacífico, a lo que pasa en el sur o el norte del departamento.
Respecto a la presencia del Clan del Golfo en la región, dijo que no hay una estructura armada como tal, como sí se ve en otros departamentos. “Solo hay acciones que se dan por medio de panfletos en los que amenazan a distintas personas y hacen llamados de atención”.
Cabezas explicó que el ELN hace presencia en el sur, en una presunta alianza con la Segunda Marquetalia, mientras en Corinto se ha venido presentando una nueva estructura, el Frente 57, disidencia de la compañía Adán Izquierdo, que ha tenido disputas con el Bloque Occidental del EMC.
“En el sur, en Argelia, el Estado busca lograr el control territorial sobre todo el Cañón del Micay, donde hay siembra de plantas ilegales, pero también minería, un corredor estratégico para las disidencias porque les funciona como una ruta de salida hacia el océano Pacífico, por Guapi, Timbiquí y López de Micay”, enfatizó.
Mónica Castillo, investigadora de la Fundación Pares, afirmó que el EMC tiene una presencia del 98% en el Cauca, lo que reduce el control territorial del ELN y el Clan del Golfo.
Recordó que desde la suspensión del cese al fuego persisten los enfrentamientos, los cuales se vienen dando más con la Fuerza Pública que con otros actores armados, justamente por la ofensiva del Gobierno en contra del EMC, dado que la Carlos Patiño y la Jacobo Arenas no han querido negociar. “Quién sabe si en algún momento, la Fuerza Pública vaya a poder retomar ese territorio, creo que ese es uno de los retos que tiene ahora el Gobierno y la Paz Total”, manifestó Castillo.
En esa línea, el senador Ariel Ávila, enfatizó que en el Cauca hay distintas realidades en materia de seguridad dependiendo de cada zona del departamento. “En el sur está la disputa histórica por los corredores del narcotráfico, entre la Carlos Patiño, el ELN y otros grupos del narcotráfico”.
En el norte, expuso, hay estructuras más grandes como la Dagoberto Ramos y la Jaime Martínez protegiendo corredores de movilidad, pero “sobre todo en una lógica de confrontación al Estado. Este bloque no está en las negociaciones de paz y está disparado”.
La tercera realidad, añadió, es la seguridad en el oriente caucano, en Tierradentro, sobre todo en Páez, que para el congresista “es ahora el municipio de mayor reforzamiento forzado y que se ha trasladado a La Plata, Huila”. Y la cuarta es el Pacífico, donde es eterno este conflicto, aunque con una violencia no tan visible.
“Todo esto para resumirle que la situación de este departamento es una gran complejidad de cosas: economías ilícitas, corredores de movilidad, grupos armados estructurados, alto reclutamiento, minería ilegal, no es un solo problema y esto explica lo que está pasando en el Cauca”, enfatizó Ávila.
Las rutas del narcotráfico
Según León Valencia, director de la Fundación Pares, en el Cauca se han identificado cinco rutas que facilitan el tránsito de las economías ilegales, hombres y reclutamiento de menores. Todas estas llevan a la zona occidente (Costa) del departamento.
Ruta 1 Norte: La disputa del corredor estratégico que articula Toribio, Jambaló, Caldono, Santander de Quilichao, Buenos Aires y Suárez, para llegar al sur y Pacífico, a su vez, con Corinto y Miranda, para llegar al Valle del Cauca. Es decir, esta disputa se debe agrupar con las de la zona oriente y centro (Silvia, Morales, Cajibio, y El Tambo), para conectar en el sur con Argelia y Pacífico con López de Micay.
Ruta 2 Oriente: Se mantiene la confrontación armada de la alianza del ELN y la Segunda Marquetalia, con la Dagoberto Ramos (EMC) en Páez e Inzá, por el control de los cultivos cocaleros, la minería de oro y el corredor de movilidad que da salida al Huila (La Plata, Garzón) y el oriente del país. A su vez, desplegándose hacia la zona centro por Silvia, donde en el último semestre se han presentado intensos enfrentamientos, además por contar con una ruta de conexión con el Municipio de Caldono, clave por su ubicación geoestratégica.
Ruta 3 Costa Pacífica: Disputa en las cuencas de ríos Naya, Micay, Saija, Timbiquí y Guapi, entre el ELN, en alianza con la Segunda Marquetalia, y la Columna Jaime Martínez y el Frente 30 del EMC, por las rutas de narcotráfico y minería de oro. Asimismo, la disputa por el corredor cocalero del cañón del Micay entre el Frente Carlos Patiño (EMC) y la alianza del ELN y la Segunda Marquetalia.
Ruta 4 Sur: La segunda zona con mayor conflictividad dada la disputa territorial permanente, por parte de los grupos armados, ELN, EMC y la SM, como estrategia de posicionamiento territorial. Además, de la presencia del narcotráfico en Argelia; actividad ilícita que si bien afronta problemas en su producción y comercialización, también está llevando a numerosas poblaciones campesinas que viven del cultivo de la hoja de coca, a migrar hacia otras actividades ilegales, lo que viene escalando el conflicto. En Argelia convergen las tres estructuras armadas y se viven intensos enfrentamientos. Es un centro de control en el Cañón del Micay utilizado para el tránsito de drogas y cultivos ilícitos. Su ubicación lo hace una área estratégica que facilita la movilidad de grupos armados y otros territorios clave para el tráfico de drogas y cultivos ilícitos.
Ruta 5 Macizo: El ELN, Frente Manuel Vásquez Castaño, históricamente arraigado en el macizo colombiano, abarca La Vega, Almaguer, y La Sierra, para el corredor con el Sur del departamento. Sin embargo, se han presentado disputas intermitentes por posicionamiento territorial con el EMC-Carlos Patiño.