Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, llegó el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso a la capital del país luego de casi 16 años en una cárcel de Estados Unidos. Sobre las 2:20 de la tarde de este martes, 27 de febrero, el avión de colores celeste y blanco, con el ‘expara’ y otras personas deportadas, aterrizó en suelo colombiano.
A Mancuso lo recibió Fernando García, director de Migración Colombia, quien realizó el proceso de legalización de su entrada al país. El exjefe paramilitar llegó a Bogotá con una chaqueta azul, gafas con marco negro, jean azul y tenis negros, sin cordones, con suela blanca.
Las medidas de seguridad
Fuentes del Inpec confirmaron a Colprensa que, luego de su llegada al país, Mancuso será trasladado, en medio de un amplio dispositivo de seguridad que lo vigilará por tierra y por aire, hacia la cárcel La Picota, ubicada al sur de Bogotá.
En ese lugar ya están desplegados más uniformados para proteger la seguridad del exjefe paramilitar, mientras se define su futuro jurídico como gestor de paz y como compareciente de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Según trascendió, Mancuso permanecerá recluido en una celda especial de La Picota en el pabellón de extraditables, uno de los más seguros del centro penitenciario. Allí, estará custodiado por dragoneantes del Inpec y un grupo de guardias de seguridad que recibieron capacitación de la embajada de Estados Unidos.
“Va a estar ubicado en el pabellón de extraditables, que se encuentra en (la prisión) La Picota, en una celda independiente, aislado, no va a tener comunicación con otros internos y tampoco con funcionarios de la guardia”, dijo el director de la autoridad carcelaria Inpec.
Entre otras medidas, se conoció que la celda de Mancuso tendrá vigilancia con cámaras de seguridad durante las 24 horas del día y el exparamilitar tampoco estará en contacto con ningún otro recluso de esa cárcel.
Mancuso tiene en su contra procesos por delitos como homicidio, desaparición forzada, desplazamiento forzado, violencia basada en género y reclutamiento ilícito. Tiene además dos condenas pendientes en Justicia y Paz.
El exparamilitar se benefició de la determinación de Justicia y Paz que le otorgó una pena alternativa de ochos años de prisión por su desmovilización, a pesar de haber sido condenado a prisión en Colombia por más de 30 delitos.
Según la Fiscalía, Mancuso ha estado involucrado en numerosos actos atroces, como las masacres de El Aro, El Salado y Mapiripán, así como en magnicidios y desplazamientos forzados en varios departamentos del país.
Se le acusó de haber planeado la creación de una célula paramilitar en Bogotá junto con políticos y militares, con la intención de llevar a cabo una “limpieza social”. Estos hechos, documentados en sentencias judiciales de más de 120 páginas, revelan la gravedad de su participación en la violencia armada del país.
Además de los procesos ante Justicia y Paz, Mancuso enfrenta un proceso judicial por lavado de activos y concierto para delinquir, delitos que habría cometido después de su desmovilización de las AUC. De ser encontrado culpable, perdería los beneficios obtenidos por Justicia y Paz y tendría que responder ante la justicia penal ordinaria.
A pesar de haber sido designado como gestor de paz en 2023, lo que le permitiría obtener la libertad tras cumplir su condena en Estados Unidos, Mancuso no está exento de enfrentar los procesos judiciales pendientes en Colombia, teniendo en cuenta que en su contra se encuentran emitidas más de 40 órdenes de captura.
*Con información de Colprensa.