Todos los días, antes de salir para su trabajo en la Fundación Valle del Lili, el doctor Francisco Uribe Buriticá siempre se despide de Clara, su mamá. Ella nunca olvida decirle: “Dios te bendiga, cuídate mucho”. Desde hace un año cuando empezó la pandemia, estas sencillas palabras alcanzaron un poderoso significado para todo el mundo, y más para un médico de urgencias, como el doctor Uribe Buriticá, que permanece 12 horas diarias en contacto con pacientes, muchos de ellos con posibles diagnósticos de Covid-19.
Los médicos, así como todos los colaboradores que trabajan en las diferentes áreas de la Fundación Valle del Lili, asumen riesgos de contagio mayores a cualquier otro ciudadano, puesto que tratan directamente con el virus, esto implica que cada uno de ellos debe cuidar de sí mismo para continuar atendiendo en perfectas condiciones a estos pacientes que continúan llegando y, al mismo tiempo, para no poner en riesgo la salud de su grupo familiar.
Respaldo institucional
Es una responsabilidad muy grande que todos ellos, los más de 7.000 ciudadanos Lili, asumieron con heroísmo, teniendo el respaldo de las directivas de la Institución que generaron los recursos necesarios para cuidar su talento humano y así cumplir con el propósito de “Servir con amor para dejar huella en el corazón”.
Así lo expresa el doctor Jorge Mario Madriñán Tascón, Subdirector Médico de la Fundación Valle del Lili, “desde el inicio de la pandemia, uno de los intereses más importantes de nuestra Institución fue pensar en cada uno de los colaboradores, porque nuestro talento humano iba a estar dedicado a responder las necesidades de esta pandemia y sabíamos que en algún momento iban a ser afectados, de tal manera que en nuestro plan estratégico para abordar la pandemia se definieron una serie de programas y actividades con los cuales podemos estar pendientes del talento humano desde sus labores en la organización, su condición física y emocional, necesidades económicas, y su vida familiar”.
El Subdirector Médico, agrega que “de esta manera la Fundación Valle del Lili se preparó muy tempranamente para apoyar a todos nuestros colaboradores de la parte médica, asistencial y administrativa, para que todos ellos sientan que su Institución está respaldándolos en todo momento ante cualquier necesidad”.
Capacidad de adaptación
Este plan estratégico implicó una adaptación en tiempo récord de todos los procesos internos, de infraestructura, modalidades de trabajo, así como la implementación de medidas para aliviar la carga física y emocional de los ciudadanos Lili.
Como explica Martha Cecilia Bermúdez Gálvez, Subdirectora de Gestión Humana de la Fundación Valle del Lili, “somos una Institución de alta complejidad y siempre debemos estar preparados para asumir grandes retos, en ese sentido, cuando llegó la pandemia tuvimos una gran capacidad de adaptación”.
Al inicio de la emergencia había, en la comunidad en general, incertidumbre, miedo y necesidad de contar con información confiable para la buena toma de decisiones, para lo cual a través del área de Comunicaciones Corporativas se fortalecieron todos los canales de comunicación internos y externos logrando sensibilizar, informar y orientar de manera oportuna cada etapa vivida durante la pandemia.
También se brindaron capacitaciones a todo el personal para el adecuado manejo de los implementos de bioseguridad (tapabocas N95, caretas, guantes y batas). “El entrenamiento para enfrentar esta pandemia ha sido permanente”, expresa la Subdirectora de Gestión Humana.
Acompañado a esto, se adecuaron los espacios comunes con acrílicos de distanciamiento, y se implementó el trabajo remoto para las actividades y servicios que mantienen sus estándares de calidad bajo esta modalidad.
Bienestar emocional
La pandemia exigió un esfuerzo mayor del talento humano de la Fundación Valle del Lili, por ello la Institución creó una serie de estrategias para brindarles bienestar emocional y acompañamiento. Se abrieron espacios para talleres virtuales, sesiones de yoga, así como terapias grupales, donde se abordan temas como el miedo, la ansiedad y la depresión, aportando herramientas psicológicas. Igualmente se estableció una línea de ayuda emocional, a través de la cual el personal médico, asistencial y administrativo, así como sus familias, pueden recibir atención psicológica.
Hay otro programa del que se están beneficiando los ciudadanos Lili, como cuenta la Subdirectora Bermúdez Gálvez, “tuvimos que hacer cambios de los turnos del personal y obviamente eso genera fatiga, por eso creamos unas áreas bioseguras, a las que denominamos Oasis Lili, para todo el personal. Allí, médicos, personal asistencial y administrativo, pueden tomar un descanso, distraerse con un juego o una actividad lúdica, tomar agua aromática, hidratar su piel, esterilizar sus implementos de protección personal, incluso recibir atención de fisioterapeutas, y después salir más recuperados a continuar su turno”.
“En el Oasis Lili pueden descansar por un momento de todos los implementos que usan para la atención a pacientes, obviamente allí también hay que mantener el distanciamiento, el uso del tapabocas, y la higiene de las manos, pero sí es un espacio donde pueden estar más tranquilos”, afirma la Subdirectora de Gestión Humana.
"Tenemos un compromiso a todos los niveles con nuestro personal, desde la parte médica, asistencial y administrativa. Cuidando de ellos nuestra organización seguirá brindando a la sociedad lo que necesita en este tiempo y cualquier otro: atención en salud de alta calidad".
Dr. Jorge Mario Madriñán Tascón
Subdirector Médico
Fundación Valle del Lili
Comportamiento bioseguro
Sumado a lo estrictos protocolos de bioseguridad para usuarios y personal, se creó el área de Covid-19 Colaboradores, para articular a nivel interno los procesos para el cuidado de la salud de todo el talento humano y reaccionar a tiempo ante síntomas de contagio, así como hacerles seguimiento durante el aislamiento y acompañarlos en el reintegro a su labor.
Igualmente, esto se acompañó con una campaña interna de prevención que en poco tiempo impactó positivamente la cultura organizacional de la Fundación Valle del Lili.
Bajo el eslogan: ‘Cuidar de mí es cuidar de ti’, se estableció un Decálogo de Comportamiento Seguro para todo el personal, son 10 puntos claves y de seguimiento para garantizar la autoprotección durante las labores, contribuyendo a que cada ciudadano Lili, a su vez, cuide a su familia.
Entre los comportamientos más importantes establecidos en el Decálogo está el cumplimiento estricto del Triángulo de vida (uso permanente de tapabocas, distanciamiento social de mínimo 2 metros y lavado de manos constante), también se encuentra el Test de vigilancia epidemiológica, que deben diligenciar a diario los médicos y todos los colaboradores, antes de empezar labores, para verificar sus condiciones físicas y mentales, y cerciorarse que no estén en riesgo de contagio.
Otro de los avances significativos para establecer una cultura biosegura entre los ciudadanos Lili, es la conformación de un grupo de visores integrado por colaboradores de diversas áreas y roles para monitorizar que todo el personal cumpla las medidas de autocuidado. “Este seguimiento no es punitivo, es una medida para generar conciencia de que no debemos bajar la guardia en ningún momento, de nuestro autocuidado depende el de los demás”, aclara la Subdirectora de Gestión Humana.
Un factor clave en los resultados obtenidos ha sido el grupo de líderes médicos, asistenciales y administrativos de la Institución que han acompañado y gestionado todas las estrategias con sus equipos de trabajo a través del ejemplo. Todo esto ha logrado determinar que más del 90% de los ciudadanos Lili cumplan con las medidas de autocuidado. Igualmente, esta información ha aportado las bases para diseñar las estrategias de bienestar y acompañamiento al personal, que continúan aplicándose, puesto que como afirma el doctor Jorge Madriñán Tascón, “aunque el Plan Nacional de Vacunación ya inició, la pandemia continúa”.
Al conocer los grandes cuidados que tiene la Fundación Valle del Lili con su personal médico, asistencial y administrativos, no sorprende cuando el doctor Francisco Uribe Buriticá, después de un año enfrentando al Covid-19, expresa con tranquilidad, “yo me siento seguro cada vez que entro a esta Institución, nunca tuve temor por mí mismo, sino por mi familia, pero gracias a toda la protección y medidas de bioseguridad que se nos brindan hemos logrado manejarlo y cumplir con nuestra responsabilidad en esta pandemia”.