El cambio climático se ha convertido en una preocupación creciente para la comunidad científica y la sociedad en general. A medida que la Tierra experimenta alteraciones en su clima, surgen interrogantes sobre cómo estos cambios afectarán la salud y el bienestar de los seres humanos. Uno de los debates más relevantes en este contexto es si el calor extremo o el frío representan un mayor peligro para las personas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las olas de calor son eventos climáticos extremos que pueden tener graves consecuencias para la salud humana. Las altas temperaturas pueden provocar insolación, golpes de calor, deshidratación y agravar condiciones médicas preexistentes. Además, el calor extremo puede aumentar la mortalidad, especialmente en personas vulnerables como los ancianos y aquellos con enfermedades crónicas.

La Organización Meteorológica Mundial advierte que las temperaturas podrían subir más en los próximos años por cuenta del cambio climático. (Imagen de referencia) | Foto: El País

Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) señala que las olas de calor representan una amenaza significativa para la salud pública, y se estima que, en las próximas décadas, su frecuencia e intensidad aumentarán debido al cambio climático. Esto plantea la necesidad de adoptar medidas de adaptación y mitigación para proteger a la población de los riesgos asociados con el calor extremo.

Por otro lado, las bajas temperaturas también tienen efectos adversos en la salud humana. La exposición prolongada al frío puede conducir a hipotermia, congelación de tejidos y aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias. Los climas más fríos pueden afectar el sistema cardiovascular y aumentar la incidencia de enfermedades como la gripe.

Un informe de la revista Environmental Health Perspectives, respaldado por el Instituto Nacional de Salud Ambiental de Estados Unidos (NIEHS), destaca que el frío extremo está relacionado con un mayor número de muertes en comparación con el calor extremo, especialmente en regiones donde las temperaturas bajas son más comunes.

La respuesta a la pregunta sobre cuál de estos extremos climáticos es más peligroso para los seres humanos puede variar según la ubicación geográfica y las condiciones de cada región. Es esencial considerar que ambas situaciones presentan riesgos para la salud y requieren una planificación y preparación adecuadas para enfrentar los impactos del cambio climático.

La impresionante ola de frío extremo que ha azotado a países del cono norte del planeta ha generado preocupaciones por los constantes cambios de clima. (Imagen de referencia)

Los expertos enfatizan la importancia de implementar estrategias de adaptación y mitigación para reducir los riesgos asociados con el calor extremo y el frío, incluyendo la mejora de la infraestructura para proteger a la población vulnerable, la promoción de medidas de salud pública y la concienciación sobre los efectos del cambio climático en la salud humana.

Cuidados ante cambios bruscos de temperatura

Los cambios bruscos de temperatura pueden representar un desafío para la salud humana, especialmente para aquellos con sistemas inmunológicos sensibles o condiciones médicas preexistentes. Ante estas fluctuaciones climáticas, los expertos en salud pública brindan recomendaciones para protegerse y cuidar su bienestar.

  • Mantenerse hidratado: Tanto en épocas de calor extremo como en climas fríos, es esencial mantenerse bien hidratado. Beber suficiente agua ayuda a regular la temperatura corporal y evita la deshidratación.
  • Vestirse adecuadamente: Ante cambios de temperatura, es recomendable vestirse en capas. Esto permite agregar o quitar prendas según las condiciones climáticas y mantener el cuerpo a una temperatura cómoda.
  • Protegerse del sol: Durante épocas de calor, es fundamental protegerse del sol utilizando protector solar, sombreros y gafas de sol para prevenir daños en la piel y golpes de calor.
  • Evitar cambios de temperatura: Trate de evitar cambios bruscos de temperatura, como entrar rápidamente a ambientes con calefacción o aire acondicionado después de estar en el exterior. Permita que su cuerpo se adapte gradualmente a las nuevas condiciones.
  • Fortalecer el sistema inmunológico: Una dieta equilibrada y rica en nutrientes, así como la práctica regular de ejercicio físico, pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la resistencia frente a los cambios climáticos.
  • Consultar a un profesional de la salud: Si tiene alguna condición médica preexistente o es susceptible a los cambios bruscos de temperatura, es aconsejable consultar a un profesional de la salud para recibir orientación personalizada y recomendaciones adicionales.
El cambio climático es un fenómeno que, en las últimas décadas, ha tenido un desenfrenado proceso. Los polos se están derritiendo. (Imagen de referencia) | Foto: Arctic-Images