No toda la basura es basura, y menos cuando esta proviene del mar. Eso lo sabe muy bien doña Lilia Mosquera, una jaibera que encontró hace dos años en el reciclaje una posibilidad para generar ingresos y, de una vez, descontaminar el Litoral Pacífico Colombiano.
La mujer, de 45 años, vive en Las Bahamas II, un barrio ubicado en Buenaventura y conformado por cientos de casas de madera que se han edificado con estacas sobre las pantanosas aguas del Océano Pacífico, donde no solo abundan las jaibas (cangrejos), sino las basuras.
“Cuando la marea baja, estas quedan atrapadas en los esteros (construcciones en madera que actúan como redes). Lo que más saco son botellas, baldes y sillas plásticas”, cuenta Lilia.
Estos materiales, caracterizados por ser altamente contaminantes, son recogidos cada 15 días en la casa de la mujer por los Gestores Ambientales del Pacífico, Gesampa, una organización creada hace dos años, cuyo propósito es darle una segunda oportunidad a los plásticos que llegan al mar.
“Esta estrategia se llama ‘Guardianas del manglar’ y en ella trabajamos de la mano con jaiberas, piangüeras y pescadoras, quienes hacen un trabajo de reciclar en el manglar mientras realizan sus actividades. Esos desechos nos los entregan a nosotros, que nos encargamos de pesarlos, clasificarlos y, por último, hacemos un despacho final a la industria”, explica María Teresa Sinisterra, líder de Gesampa y quien añade que cada mujer gana $350.000, en promedio, por recolectar entre 200 y 300 kilos materiales reciclables del mar.
La labor ambiental de María Teresa fue conocida por Carvajal Empaques y la Fundación Carvajal, que decidieron articularla para construir la Plataforma Pacífico, una iniciativa que impacta no solo a Buenaventura, sino a cinco poblaciones del pacífico colombiano, como lo son Juanchaco, Ladrilleros, La Bocana y Guapi. Además, beneficia a 440.000 habitantes del litoral y es una alternativa de sustento económico para más de 220 familias.
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“Plataforma Pacífico es un proyecto que genera un encadenamiento de diferentes actores locales del Pacífico con el fin de lograr una cadena de valor en torno a la recolección, selección y acopio de materiales reciclables, para que estos luego puedan ser utilizados por empresas transformadoras, entre ellas Recicloplas, que está ubicada en Cali y que hace un aprovechamiento de los plásticos livianos, tales como tapas, sillas y mesas”, comenta María Isabel Tenorio, coordinadora corporativa de sostenibilidad de Carvajal Empaques.
A su vez, Recicloplas está conformada por tres asociaciones de recicladores: Arena, Redicol y Ecofuturo, integradas por son 540 exrecicladores que trabajaban en el antiguo Basuro de Navarro que existió en el oriente de la capital del Valle.
“Pasé de romper bolsas de basura en las calles a tener mi propia empresa y a generar un ingreso fijo para la sostenibilidad de mi familia, eso es algo muy grande”, relata Carlos Andrés Ramírez, administrador de Recicloplas.
La contaminación que generan las basuras en Buenaventura
De acuerdo con María Teresa Sinisterra, líder de Gesampa, esta ciudad viene con una problemática de basuras desde hace muchos años, caracterizada por una falta de aprovechamiento de los residuos sólidos, situación que hace que estos terminen no solo en el mar, sino en las playas, ríos, quemados o enterrados, lo que provoca una gran contaminación ambiental.
“En Buenaventura se producen cerca de 120 toneladas al día de basura y, de estas, no se aprovecha ni el 10 %. Además, el 30 % de la población de la ciudad vive en baja mar (palafíticas), que no tienen servicios de recolección de basuras, por lo que generalmente todas estas van a parar al océano de manera directa”, dice la líder de Gesampa.
Angustiada por esta problemática, en el 2017 María Teresa decidió fundar con Harold Yusti dicha organización que, además de la estrategia ‘Guardianas del Pacífico’, tiene otras formas para “extraer” las basuras de las playas y del mar, con un mensaje que es clave: sensibilizar y educar a los ciudadanos sobre el aprovechamiento de los residuos sólidos.
“Otra de las estrategias que ha tenido mucha acogida se llama Ecogol, que financia con reciclaje las inscripciones en torneos de fútbol infantiles que se realizan en Buenaventura”, precisa Harold Yusti, jefe comercial de Gesampa y encargado de elaborar las estrategias con las que la organización llega a las comunidades.
Entre tanto, José Abrahán Murillo entrenador de fútbol, asegura que “este es un proyecto muy bueno porque una de las mejores formas de contrarrestar la violencia que hoy vivimos en Buenaventura, es realizando intervenciones en los barrios a través de este tipo de actividades sociales en las que los niños dan a conocer sus talentos deportivos”.
Tal es el caso de Yesid Torres, de 11 años, cuyo sueño es ser un futbolista profesional. “Yo siempre a los entrenos llevo cuadernos, bolsas y botellas de agua. Con estos materiales nos sale gratis la inscripción en los torneos y, además, ayudamos a cuidar el medio ambiente”, cuenta desde la cancha del barrio Bolívar en Buenaventura, la misma que vio nacer a Duvier Riascos, delantero que actualmente milita en la Universidad Católica de Chile, y que hoy es una inspiración para esta joven promesa del balompié colombiano que desde ya está aportando su ‘granito de arena’ para el cuidado del medio ambiente.