Hay una serie de cosas que los gatos no soportan de sus amos. Por eso, es muy importante saberlas para no seguir haciéndolas. Lo que usted puede interpretar como una muestra de cariño para él puede ser una amenaza. Aquí le damos algunos consejos de lo que no debe hacer para que su gato no se sienta mal.
Ruidos fuertes.
Los gatos tienen un sentido del odio muy desarrollado. Por esta razón, los ruidos fuertes pueden molestarlos y asustarlos. Los gritos, los fuegos artificiales, la música a alto volumen, las aspiradoras, las tormentas, las bocinas y otros sonidos pueden causarles miedo, estrés y ansiedad e incluso hasta convulsiones.
Caricias.
Los gatos son animales muy independientes y poco sociales. Por eso, evite acariciarlos en la barriga, las patas traseras y la cola. Mejor optar por darles cariño en la cabeza, orejas, barbilla, cuello y cerca de la cola.
Olores.
Los felinos tienen un sentido del olfato muy desarrollado. Debido a esto, pueden llegar a sentir repulsión e incluso miedo a los olores fuertes como el vinagre, la cebolla, la gasolina, las bebidas alcohólicas, entre otros. Si los llega a oler, rápidamente se alejará.
Personas desconocidas.
El miedo hacia las personas desconocidas es muy habitual en los gatos. Algunos felinos actúan de forma arisca o prefieren mantenerse alejados cuando llega la visita a la casa. Pero, si esa persona permanece algunos días en el hogar, lo más seguro es que se le acerque poco a poco hasta sentirse en confianza.
Cambios.
A nadie le gustan los cambios y mucho menos a ellos. Detestan que se metan con su alimentación, arenero y hasta su casa.
Puertas cerradas.
A los gatos no les gustan los espacios cerrados. Son animales muy curiosos e inteligentes, por eso deben saber qué hay detrás de una puerta, si no, pueden desesperarse.
Alzarlos.
Si toman a sus felinos en brazos y notan que no están cómodos, pues intentan bajarse por todos los medios, no los retengan.
Suciedad.
Los gatos son animales limpios por naturaleza. Limpie constantemente su arenero para que no se sientan incómodos, si no lo hace, puede que busquen un nuevo sitio para hacer sus necesidades.
Viajes.
No son amantes de los guacales o morrales, porque se sienten raros y expuestos al peligro. Por eso, desde pequeños es fundamental que los enseñen a transportarse en carro, a salir de la casa e interactuar con más animales.
Veterinario.
Y aunque odian ir al veterinario por todo el trajín que implica, es necesario hacerlo para asegurarnos de que estén bien. No les gustan los medicamentos, que les abran la boca a la fuerza para tomar una pastilla y las inyecciones.
Miradas.
A ningún animal le gustan las miradas penetrantes y duraderas, y los gatos no son la excepción. Es posible que algunos felinos no muestran ningún tipo de temor o reacción cuando sus dueños los miran fijamente a los ojos; pero, con personas desconocidas pueden sentirse amenazados.
Razones para no maullar de un gato
1. Estrés y ansiedad: en efecto, al igual que ocurre con los humanos, los gatos pueden dejar de maullar cuando están pasando por periodos de estrés, ansiedad o depresión.
2. Ronquera: en ocasiones, por ejemplo, durante los periodos de celo o las peleas, los gatos suelen maullar durante un tiempo muy prolongado con una intensidad más alta de lo normal.
4. Gripe y resfriados: si un gato se expone a un ambiente extremadamente frío o si está en un lugar con fuertes corrientes de aire, puede resfriarse, y si el catarro no se cura bien, puede desembocar en infecciones como el calicivirus o la rinotraqueitis.
5. Bronquitis felina: a raíz del frío o de un maullido excesivo, los gatos también pueden desarrollar esta enfermedad respiratoria denominada como bronquitis felina.