Los perros y los gatos no solo son seres fascinantes por su comportamiento con sus amos, sino también por su inteligencia y agilidad. Uno de los datos que resulta sorprendente es la velocidad a la que pueden llegar a moverse estos animales domésticos cuando de correr se trata.
Aunque para muchos resulta evidente que el gato es más veloz que el perro, la ciencia demuestra que es necesario contemplar varios factores para determinar cuál de estos pequeños mamíferos es el mejor atleta. Gracias a sus largas patas traseras, los gatos corren a velocidades asombrosas, habilidad que los convierte en presas difíciles para los perros.
En promedio, un gato doméstico corre hasta 48 kilómetros por hora en ráfagas cortas de velocidad. A esto se suma que estos felinos tiene una gran facilidad para orientarse en el espacio y logran cambiar rápidamente de dirección, sin ser alcanzados por los caninos más veloces.
Sin embargo, los perros son más conocidos por su resistencia, pues logran mantener una velocidad constante por largos períodos de tiempo. Esto se debe a las cualidades biológicas de los perros, que cuentan con una alta concentración de mitocondrias en las fibras musculares, lo que les permite utilizar su energía de forma eficiente y correr con persistencia. Así las cosas, podría decirse que los perros son mejores corredores de fondo, mientras que los gatos tienen mejores marcas en sprint.
La velocidad de estos animales domésticos depende de diferentes factores, entre estos el tamaño, la composición muscular, la grasa y hasta el instinto de caza. Lo primero que hay que tener en cuenta es la raza del animal, pues un perro galgo y un chihuahua no tienen la misma capacidad para correr.
En el mundo de los caninos, el galgo es el más hábil y alcanza una velocidad de hasta 60 kilómetros por hora. Esto tiene que ver con el terreno que puede cubrir el perro al correr, pues los más grandes tienen la zancada más larga. Sin embargo, los gatos llegan a ser más ágiles, gracias a su tamaño, flexibilidad y peso.
Y es que, a pesar de la habilidad irrefutable de los perros, los gatos casi siempre consiguen escapar. La respuesta estaría en la estructura anatómica de los gatos, pues gracias a sus patas largas tienen mayor potencia en distancias cortas.
Además, la agilidad y garras de los gatos les permiten saltar rápidamente y trepar casi cualquier superficie. La flexibilidad, otra habilidad indiscutible de los felinos también les permite cambiar de dirección de forma sorprendente.
¿Por qué los perros persiguen a los gatos?
La relación entre perros y gatos ha sido objeto de interés y curiosidad a lo largo de los años. Uno de los comportamientos más comunes es la tendencia de los perros a perseguir a los gatos, que puede ser desconcertante e incluso peligroso para el gato.
La principal razón está relacionada con los instintos de caza y juego. Según los expertos, los perros tienen un impulso innato de perseguir a los objetos que se mueven rápidamente. Aunque para los caninos se trata de un simple juego, esto llega a estresar a los felinos.
Otro de los motivos detrás de este asedio tiene que ver con la falta de socialización entre ambos durante los primeros meses de vida del perro. Si el canino no ha socializado con gatos y otros animales durante su etapa de desarrollo, es más probable que muestre comportamientos de caza y persecución.
Finalmente, la falta de entrenamiento y obediencia básica es otra causa por la que los perros persiguen a los gatos. Los especialistas señalan que si un perro no sabe seguir órdenes, es más probable que se deje llevar por su instinto de perseguir a los gatos.