Lo que queda de un viejo bus amarillo es el hogar de Sixto González, María Vargas y su hijo desde hace tres años. Aunque ni siquiera los protege de la lluvia, es su única opción en una crisis que dispara la pobreza en Venezuela.
Lo que queda de un viejo bus amarillo es el hogar de Sixto González, María Vargas y su hijo desde hace tres años, en el estado de Portuguesa, en Venezuela.
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Lo que queda de un viejo bus amarillo es el hogar de Sixto González, María Vargas y su hijo desde hace tres años. Aunque ni siquiera los protege de la lluvia, es su única opción en una crisis que dispara la pobreza en Venezuela.